Escalada
Esta semana Trump anunció el ataque de una nueva supuesta barcaza venezolana narco -sería la tercera- sin precisar dónde ni cuándo.
Anteriormente, tuvo retenido durante horas un barco pesquero venezolano, en aguas de ese país. El gobierno de Maduro presume que intentaban ‘plantarle’ droga, lo que fue abortado por la rapidez con que la tripulación dio aviso a las autoridades. El lunes pasado, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana había detenido un barco cargado con droga, proveniente de Colombia. Entre la tripulación, todos con documentos venezolanos, se encontraba, según las autoridades, un funcionario de la DEA, Levi Enrique López Bati. Se presume que Trump intentaba armar un escenario para que la flota norteamericana “detuviera” a un barco venezolano cargado de droga.
Al mismo tiempo, los aviones norteamericanos violan con mayor frecuencia -desde septiembre, diariamente- el espacio aéreo de Venezuela, sin dar aviso de ningún tipo.
El ministro de Defensa venezolano dijo que se detectó el sobrevuelo de aviones RC-135 (capaces de recopilar inteligencia en tiempo real hasta 200 millas dentro del territorio venezolano), KC-135 (naves cisterna que suministran combustible en pleno vuelo y permiten misiones prolongadas) y E-3 Sentry AWACS (puestos de comando aéreo con radar de largo alcance), lo que implica que no son simples patrullajes rutinarios: son piezas de un despliegue táctico que encaja perfectamente en la definición amplia de “uso de la fuerza”, esto es, presencia disuasiva, recolección de inteligencia estratégica, preparación logística y búsqueda de incidentes que justifiquen una escalada.
En otro frente de menor intensidad, el gobierno norteamericano le quitó a Colombia el certificado que “pondera”, de manera unilateral, a los países por su cooperación en la lucha contra el narcotráfico. El memorando firmado por Trump señala que Afganistán, Bolivia, Birmania, Colombia y Venezuela “han incumplido de manera demostrable durante los últimos 12 meses con sus obligaciones bajo los acuerdos internacionales contra el narcotráfico”.
La descertificación tendrá efectos para Colombia en cuanto a mayores presiones y restricciones por cuenta de Estados Unidos y los organismos internacionales.
UNITAS 2025 y la “guerra en zona gris”
En paralelo, Estados Unidos lidera los ejercicios navales UNITAS 2025 frente a Florida con la participación de 25 países, 8.000 efectivos y decenas de buques. Oficialmente se trata de un ejercicio rutinario de la OTAN y aliados, pero para las autoridades de Venezuela constituye un ensayo de bloqueo marítimo.
El escenario que se configura es el de una “guerra en zona gris”: un conflicto híbrido sin declaración formal, donde predominan las operaciones psicológicas, los ciberataques, los sabotajes económicos y los despliegues militares intimidatorios.
Posibilidades
Mientras tanto, Richard Grenell, un enviado especial de Trump, juega al policía bueno y plantea la necesidad de una salida negociada. Insistió con esta línea en el último encuentro de la CPAC -el juntadero de ultraderechistas- que se llevó a cabo en Paraguay.
Un informe filtrado al Washington Post revela que el propio Pentágono advirtió a la Casa Blanca sobre los riesgos de una intervención directa: “Sería una operación imposible de sostener en el tiempo y con un costo humano y financiero intolerable”. Analistas comparan el escenario con una posible reedición Vietnam. En la actualidad, Trump solo cuenta con cuatro títeres gubernamentales: Nayib Bukele en El Salvador, Daniel Noboa en Ecuador, Santiago Peña en Paraguay y Javier Milei en Argentina. Todos con una situación política, social y económica inestable.
Para tener idea de la proporción, la invasión a Vietnam, a fines de los años sesenta, requirió 450 mil efectivos para un territorio de 332 mil kilómetros cuadrados. La invasión de 1989 de Panamá -un país sin grandes pertrechos armamentísticos-, necesitó 30 mil milicos para 75 mil kilómetros cuadrados. Para Venezuela, con más de 900 mil kilómetros cuadrados, necesitaría, por la proporción del territorio, más de los 160 mil soldados que requirió Estados Unidos para invadir Irak. El diario Financial Times advierte de un giro (“pivot”) de Trump de Asia hacia América Latina, en cuanto a la prioridad geopolítica (21.9).
Es posible que Trump planifique asesinatos quirúrgicos, de altos mandos, -incluso del propio Nicolas Maduro- con el propósito de producir un cambio de régimen. El repudio a Trump, por el contrario, crece a ritmo creciente como resultado del despliegue militar en el Caribe, la deportación de los migrantes y la ofensiva contra Brasil.
Los asesinatos selectivos han sido una práctica frecuente, por parte del imperialismo norteamericano (lo mismo en el caso del autócrata Putin). que Israel ha desarrollado, como método de guerra, a extremos no vistos con anterioridad. El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, así informes de la prensa norteamericana, coinciden en que los trabajos de inteligencia estadounidenses se han incrementado de manera exponencial en los últimos meses.
La respuesta de Maduro: “guerra de todo el pueblo”
Ante la amenaza, Nicolás Maduro ordenó activar la doctrina de “Guerra de todo el pueblo”, que combinaría a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) con 4 millones de milicianos civiles.
En el marco de las maniobras “Caribe Soberano 200”, se movilizaron pescadores, tropas de élite, blindados, buques artillados y aviones de combate Sukhoi. El propósito es elevar los costos de cualquier operación extranjera. El régimen pseudo chavista intenta que la lucha nacional le devuelva un grado de autoridad ante las masas, que ha perdido irrevocablemente como consecuencia de los ‘ajustes’ de la economía, entre ellos la “dolarización endógena”. La inflación en bolívares, por el contrario, no cesa.
Frente a esto, se producen realineamientos. En la última semana, la Asamblea Nacional de Venezuela aprobó el Tratado de Asociación Estratégica y Cooperación con la Federación Rusa, que aumentará una colaboración militar que ya ha permitido la apertura de la primera fábrica de Kaláshnikov, en la región de Maracay, para la producción de 70 millones de cartuchos anuales para los fusiles de asalto AK 103 y el desarrollo conjunto de los sistemas alternativos de navegación satelital (GPS), autónomos respecto de los manipulados por Estados Unidos. China, hasta ahora de palabra, aseguró colaboración militar para la seguridad del sur global, al mismo tiempo que cuestionó la escalada militar en el Caribe por parte de los Estados Unidos. Mientras, se limita a invertir en telecomunicaciones e infraestructura. A diferencia de lo que ocurre en Ucrania, esta asistencia militar contribuye a la causa de la independencia nacional de Venezuela y el Caribe todo. Con una reserva: los gobiernos de China y Rusia negocian con Trump, a espaldas, no sólo de Venezuela, un reparto de zonas de influencia a nivel mundial.
Aunque Maduro anunció que los puentes de comunicación con Washington están deshechos, también dijo que Caracas mantiene “comunicación mínima con el señor (John) Mc Namara por la liberación de nuestros migrantes”. Trump, por el contrario, insiste en reclamar que Venezuela reciba a los migrantes expulsados, con la amenaza a aumentar las agresiones.
América Latina ha pasado de la supuesta marginalidad política para el imperialismo al centro de la guerra imperialista mundial.
Aldana González
23/09/2025
No hay comentarios.:
Publicar un comentario