jueves, marzo 06, 2008

¿Entiende ahora el mundo por qué las FARC solicitan el despeje de Pradera y Florida?


El asesinato del comandante del Secretariado Nacional de las FARC, Raúl Reyes, en una masacre adelantada por el gobierno colombiano en territorio ecuatoriano, pone de presente el por qué las FARC han solicitado –yo diría que exigido- un territorio despejado como Pradera y Florida para acordar la entrega de prisioneros de parte y parte –gobierno y guerrilla-, que se ha dado en llamar en Colombia como ‘Intercambio Humanitario’.

Allende La Paz

Porque una oligarquía sanguinaria como la colombiana carece de toda credibilidad. Primero porque es mentirosa. Segundo porque es perversa. Tercero porque siempre trata de ir con ventaja en cualquier circunstancia. Cuatro por sus mañas mafiosas. Quinto porque es la responsable del Terrorismo de Estado en Colombia.
Por ello, cuánta razón le cabía –y le cabe, porque lo que dijo quedará grabado para la posteridad- el comandante guerrillero Raúl Reyes cuando fustigaba al narco-paramilitar presidente Álvaro Uribe Vélez y decía el 31 de octubre de 2004: “Las FARC no aceptan ningún otro tipo de conversación con el gobierno del señor (Álvaro) Uribe Vélez. Fuera de la zona desmilitarizada no acepta conversación con el gobierno del señor Uribe Vélez, porque no confiamos en él ni en sus funcionarios, porque es un gobierno que está comprometido con la guerra y no tiene ningún interés distinto a ese".
Es precisamente el por qué de esta falta de confianza la que ha evidenciado el régimen narco-paramilitar colombiano de Uribe Vélez al adelantar su asesinato violando la soberanía nacional de un país hermano. Acción que ha dejado perpleja a la comunidad internacional toda vez que ha internacionalizado el conflicto interno colombiano con los países hermanos de Ecuador y Venezuela. Acción que igualmente ha conducido a la condena enérgica por parte de Argentina, Chile, Italia y Nicaragua. Y ha producido pronunciamientos de Francia.
El mundo está consternado por el hecho criminal de Uribe Vélez. Precisamente en momentos en que la comunidad internacional estaba adelantando sus buenos oficios en búsqueda de acuerdos que permitieran el Intercambio Humanitario.
El asesinato de Raúl Reyes ha producido una crisis nunca vista en las relaciones de Colombia con los países hermanos Venezuela y Ecuador. El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, ordenó desocupar toda la embajada en Bogotá y la movilización de 10 batallones hacia la zona de frontera, en tanto el presidente de Ecuador, Rafael Correa, expulsaba al embajador colombiano en Venezuela y ordenaba militarizar la frontera.
Así las cosas, cualquier pretexto podrá ser esgrimido por el gobierno colombiano para desatar una guerra con los países hermanos que le permita alcanzar la solución de los problemas internos que tiene Colombia. Escándalos de narco-para-política de los partidos uribistas, del liberal y del conservador, que ponen en evidencia la total connivencia de la llamada ‘clase política’ con el narco-paramilitarismo, verdadero engendro oligárquico que le ha permitido adelantar el Terrorismo de Estado con que ha masacrado casi 100 mil colombianos.
Que le permiten a las Fuerzas Militares y de Policía ‘lavarse’ la cara tras los recientes escándalos. Masacres de Guaitairilla y Jamundí, en donde se dieron plomo entre ellos para proteger a capos del narco-paramilitarismo y negocios de drogas. Torturas y prácticas sodomitas en el entrenamiento de los soldados. Asesinatos llevados a cabo por los militares a nombre de los narco-paramilitares, y las crecientes denuncias del comprometimiento de los militares y policías con los narco-paramilitares y los alijos de cocaína enviados a otros países del orbe.
Los amantes de la Paz en el mundo estamos advertidos de los intentos de los gobiernos de Colombia y Estados Unidos para desatar una guerra en la subregión. Para evitarlo tenemos que adelantar acciones tendientes a:
1.Reconocimiento de beligerancia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo, toda vez que es la única que cuenta con la suficiente credibilidad ante la comunidad internacional y con la suficiente vocación de paz para parar la guerra con los países hermanos y en su propio país.
2. Apertura de legaciones de las FARC-EP en los países que han mostrado su preocupación por la situación colombiana, Venezuela, Ecuador, Cuba, Brasil, Argentina, Nicaragua, Francia, Suiza, Suecia.
3. Concretar el Intercambio Humanitario exigiéndole al gobierno de Uribe Vélez el despeje de los municipios del departamento del Valle del Cauca, Pradera y Florida. En este momento no es posible hablar de entregas unilaterales ya que las FARC hizo gestos de entregas unilaterales que fueron respondidas con la guerra mediante el masacramiento de 20 de sus unidades, entre ellos el Comandante Raúl Reyes y el canta-autor guerrillero Julián Conrado.
4. Solicitarle a las FARC-EP que continúe y haga evidente nuevamente su plena disposición para diálogos para el Intercambio y posteriormente para lograr la Paz en Colombia.
5. Iniciar de inmediato la conformación del bloque de países amigos que adelantarán tareas tendientes a lograr que en el plazo más cercano posible se produzcan Diálogos de Paz entre Colombia, Ecuador y Venezuela a lo externo, los cuales deben conllevar a Diálogos de Paz en Colombia para alcanzar la solución política definitiva de las causas que han originado el Conflicto armado, político, económico y social que vive Colombia.
Estos cinco puntos son fundamentales para el avance de una solución pacífica no solamente con los países hermanos de Ecuador y Venezuela, sino para parar la guerra fratricida en Colombia.

Raúl Reyes Un muerto costoso

El asesinato del comandante del Secretariado Nacional de las FARC, Raúl Reyes, fue una victoria que casi al instante se le evaporó al régimen narco-paramilitar colombiano. La sonrisa de felicidad se les congeló en los labios. Nunca esperaron que un muerto –en una evidente muestra que los revolucionarios no mueren-, les amargara su, de ellos, felicidad.
Pero así son las cosas. La crisis en que desembocó el violento irrespeto de la soberanía de Ecuador y el masacramiento de los guerrilleros, con bombas racimo que siembran minas antipersona-, nunca fue contemplada por el régimen. Creyeron que los países latinoamericanos son de su calaña. Creyeron que los pueblos latinoamericanos no tienen dignidad.
Vergonzantes lacayos, cipayos, que por la absolución de sus pecados de narco-paramilitarismo se arrodillan a los dictados del imperio estadounidense, que es quien está detrás de todo el operativo. Es el gobierno Bush el responsable en últimas del operativo militar. Lo cual no exime de culpabilidad al régimen narco-paramilitar colombiano. No. Uribe Vélez y su camarilla narco-paramilitar es responsable de la masacre de 21 guerrilleros que estaban en territorio que no era el colombiano, en Ecuador, y por tanto es una violación a los derechos humanos de los guerrilleros con el agravante que dicha violación además de premeditada, se realizó en territorio extranjero. Y también será responsable de la guerra que pretende el imperio se prenda en la subregión.
Uribe Vélez tendrá que responder ante los diferentes organismos que juzgan a los violadores de los Derechos Humanos. Sería interesante que fuera el propio Uribe Vélez el que permitiera que la Corte Penal Internacional (CPI) ejerciera su injerencia en el caso. Allí quedaría evidenciado quién es el de reconocidas relaciones con narcotraficantes, con narco-paramilitares, y de seguridad sería ‘el cazador’ el cazado. Pero no. Uribe lo que está haciendo es una baladronada, una cortina de humo como tiene acostumbrados a los colombianos, para tratar de acallar las voces que en el concierto internacional están condenado su gobierno por el execrable hecho, y de paso hacer que el país lo rodeé y pasar de agache en la crisis que en lo interno está viviendo El gobierno de Álvaro Uribe Vélez vive una profunda crisis institucional derivada de la narco-para-política uribista, que compromete a los partidos que son su sustento, es decir, los partidos uribistas basados en el accionar narco-paramilitar. El Congreso de la República está seriamente cuestionado y su credibilidad es la más baja en la historia de Colombia.
Por su parte, las fuerzas militares están seriamente cuestionadas por sus relaciones íntimas e impúdicas con capos del narco-paramilitarismo. La reciente condena de los militares implicados en el caso Jamundí es una evidencia (asesinaron a 10 miembros de la policía para proteger a un narcotraficante). Guaitairilla está en la impunidad. Las torturas y sodomía a los soldados en entrenamiento es pan de cada día. Las bajas interinstituciones por el llamado ‘fuego amigo’ son reiterativas. Amén de la presentación de ‘falsos positivos’ de campesinos asesinados y presentados como ‘guerrilleros dados de baja en combate’ y la persistente y consuetudinaria violación de los derechos humanos que durante sus primeros cuatro años produjo 11.282 colombianos asesinados ‘fuera de combate’.
Así las cosas, el gobierno de Uribhitler está viviendo la peor de las crisis. Crisis en lo interno. Crisis a lo externo con los países de la OEA condenando la violación de la soberanía de Ecuador, pero no poniéndose de acuerdo en la forma de la resolución. Es más, los países limítrofes con Colombia, todos, condenan de manera unánime el accionar colombiano, a lo que se suman las voces de Cristina, de Evo, de Bachelet.
El régimen narco-paramilitar colombiano ha pretendido ganar indulgencias plegándose a los Estados Unidos, quién está alentando la guerra con Ecuador y Venezuela porque tiene ‘sangre en el ojo’. Con Ecuador para frustrar la expulsión de la Base de Manta. Con Venezuela para derrocar a Chávez y apoderarse nuevamente del petróleo venezolano. Sin embargo, Uribhitler olvida que los ‘archivos’ con que lo tienen chantajeado y el número ochenta y dos con que lo tienen marcado, nunca serán borrados. Manuel Antonio Noriega está de ejemplo.
Los revolucionarios luchan y mueren. Es la ley de la vida. Pero los que mueren, los que entregan su vida por el pueblo, vivirán eternamente en la mente de los pueblos. Hay algunos, como Raúl Reyes, que a pocas de haber sido asesinado, su estela sideral comienza a erosionar al régimen que en vida combatió.
El 6 de marzo se adelantará una jornada mundial en memoria de las víctimas de crímenes de Estado. Allí estaremos encendiendo una luz, recitando un poema, cantando una canción, en memoria de los 100.000 colombianos asesinados por el Terrorismo de Estado y apoyando los más de 5,4 millones de desplazados internos.
Con seguridad allí estaremos recordando al comandante guerrillero. Al lado de nuestros muertos. Porque todos son hijos del pueblo que él tanto amó y por el que dio su vida.

Gloria eterna a las víctimas.

Gloria eterna a los luchadores populares asesinados por Estado.

Su ejemplo será el faro que guíe nuestra vida.


ANNCOL

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