Blog marxista destinado a la lucha por una nueva sociedad fraterna y solidaria, sin ningún tipo de opresión social o nacional. Integrante del Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo de Argentina.
jueves, abril 10, 2008
La revolución española de 1931-1937. Lecciones para la revolución venezolana hoy.
Yonie Moreno
Los años 30 en España marcan una época de convulsión social y crisis revolucionaria muy similar a la que atraviesa Venezuela hoy. Esa situación llevó a la guerra civil del 36-39 que terminó con la victoria del general Franco y condujo a 40 años de dictadura fascista en España. Este es el aspecto más conocido en Venezuela. La guerra civil resultado del alzamiento de los generales fascistas encabezados por Franco buscó y desgraciadamente logró el aplastamiento del movimiento revolucionario de campesinos y trabajadores que se inicio en 1931 con la caída de la monarquía. Ese movimiento revolucionario que duró hasta el año 37 contiene innumerables lecciones para el movimiento revolucionario venezolano, con el que tiene muchas semejanzas. En Venezuela tenemos que aprender de los errores en los que incurrió la dirigencia de la revolución española y que permitió en primer lugar que los escuálidos españoles de los años 30 se pudieran alzar contra los obreros y los campesinos y que en segundo lugar garantizó la victoria de los ejércitos fascistas sobre la inmensa mayoría de los pobres y trabajadores españoles.
La caída de la monarquía española y la llegada de Chávez al poder.
Al igual que la llegada al poder de Chávez en 1998 despertó enormes expectativas de cambio en Venezuela, la caída del odiado rey Alfonso XII en abril de 1931 y la llegada de la república española marcó el despertar a la política de millones de campesinos y trabajadores. La burguesía y los terratenientes españoles permitieron la caída del rey en la medida en que no podía seguir manteniendo su dominación del mismo modo ante el colapso y caos y miseria que el régimen burgués había sumido el país. España en los años 30 era uno de los países más atrasados de Europa. Hacía falta un cambio profundo de la sociedad para terminar con las lacras que el capitalismo y el latifundismo había generado. Para millones de personas la llegada de la república significaba que esos cambios se iban a dar. La mayor parte de la tierra estaba en manos de los terratenientes y de la iglesia católica, mientras millones de obreros agrícolas y pequeños campesinos vivían míseramente con hambrunas periódicas. El pueblo español despertó de siglos de opresión y miseria.
El papel reaccionario de la iglesia católica en la revolución española y en la venezolana.
Particularmente el odio se concentraba contra la iglesia católica que al igual que en Venezuela estaba cuadrada con los reaccionarios y además era poseedora de buena parte de la tierra. Por ejemplo a comienzos de los años 30, la Compañía de Jesus era poseedora de casi un tercio del total de la tierra. Además la iglesia tenía el monopolio de la educación, pues la educación pública y laica era prácticamente inexistente. Con ello es comprensible que la ira de las masas de obreros y campesinos explotados y empobrecidos se lanzara en buena parte contra los religiosos. Mientras los obispos y curas vivían en la abundancia y arengaban en pulpitos y escuelas contra toda reforma social que socavara sus privilegios, los pobres respondían con la quema de iglesias y conventos, la toma de tierras de la iglesia y el ajusticiamiento de los religiosos reaccionarios. La iglesia católica al igual que en Venezuela era un baluarte de la reacción.
La decadencia histórica del capitalismo española y de su monarquía.
Los pobres, trabajadores y campesinos españoles también tenían otros enemigos. Eran los terratenientes y los capitalistas. Dialécticamente la existencia del imperio colonial español fue la causa de la ruina de las clases productoras españolas. El oro y la plata de América conseguida con la sangre y el sudor de los indígenas y los esclavos llevaban dentro de sí el germen de la destrucción del imperio español. La llegada masiva de riquezas de ultramar fortaleció a nobleza y a la monarquía que la sostenía. La burguesía fue aplastada por el oro y la condeno a ser una clase débil incapaz de jugar el papel progresista en el desarrollo de una industria moderna. Al igual que sucede hoy en Venezuela, España era un país en el siglo XVI y XVII que importaba todo y no producía prácticamente nada. Eso condujo al lento declive del feudalismo y de la monarquía que arrastro al país y lo condujo al colapso y la decadencia parecida en muchos aspectos, a la decadencia que el capitalismo y la IV república llevó a Venezuela en el siglo XX y al papel parasitario de la burguesía venezolana subordinada a la renta petrolera y al saqueo del país. Hasta bien entrado el siglo XX la burguesía española, débil y complemente ligada a la nobleza y a los terratenientes no jugaba ningún papel progresista y al mismo tiempo mantenía en España todas las lacras del latifundismo y el atraso en la agricultura. Era muy débil para luchar en el mercado mundial siquiera para defender su mercado interno. La oligarquía española estaba ligada sobre todo al capitalismo ingles y francés que en aquella época eran los más poderosos. Por su parasitismo y dependencia del imperialismo, la burguesía española tenía muchos parecidos con la burguesía Venezolana.
El primer gobierno de república española.
La caída del rey en abril de 1931 y la victoria de la coalición de los partidos republicanos y el partido socialista en las elecciones pusieron en prueba al mayor partido de los trabajadores y los campesinos españoles, el PSOE, el Partido Socialista Obrero Español. Desafortunadamente la dirección del PSOE defendía una política reformista que fue particularmente perniciosa para el desarrollo de la revolución española. Los dirigentes del PSOE durante su primer mandato del 31 al 33 llevaron una política de conciliación de clases, de no satisfacer las necesidades fundamentales de la población: la ampliación de los derechos democráticos, el problema de la tierra, la cuestión de la religión, la situación de la clase trabajadora, la libertad para el pueblo marroquí que por aquel entonces era colonia española, una autentico autogobierno y la defensa del derecho de autodeterminación para las nacionalidades históricas de Cataluña, país vasco y Galicia. En fin la república fue incapaz de resolver todos esos problemas mas allá de poner pequeños parches, que irritaban a la oligarquía y desmoralizaban a la base revolucionaria de obreros y campesinos. Al igual que en la revolución Venezolana el mayor peligro de la revolución española fue el reformismo y el burocratismo que van agarrados de la mano. Los burócratas reformistas de las organizaciones obreras no querían romper con el capitalismo. En primer lugar para justificar el no ir más lejos del capitalismo y llevar a cabo la revolución socialista forman una coalición con el partido republicano, un partido burgués. Los dirigentes reformistas del PSOE justificaban esa coalición con un argumento similar al de los reformistas y burócratas hoy en Venezuela. Que existía un sector de la burguesía progresista o como se dice en Venezuela “patriota” que está interesado en desarrollar el país y es democrático, en las perspectiva de que el socialismo se desarrollaría en la a través de décadas tras un periodo de desarrollo. La política de esta coalición condujo a la desmoralización de la base revolucionaria y a la victoria de los partidos de la derecha en las elecciones de octubre de 1933.
La coalición con los partidos republicanos llevó a tal extremo que el gobierno republicano-socialista prosiguió con la represión que los gobierno de la monarquía había llevado contra los trabajadores y los campesinos en el año 33 se formo un enorme escándalo cuando en enero la guardia civil (parecida a la guardia nacional venezolana) desalojó una invasión de tierras de campesinos pobres en el municipio de Casas Viejas en la provincia de Cádiz. La guardia civil asesinó a una veintena de campesinos masacrándolos. El escándalo que se formó permitió a la derecha agitar demagógicamente en el parlamento contra la represión del gobierno republicano socialista.
Desmoralización de la base revolucionaria y victoria electoral de la derecha en 1933.
Esta represión de los campesinos fue un muestra de cómo el problema agrario no se resolvió en España por el gobierno reformista así como el resto de reclamos. Todo esto condujo a que en las elecciones de noviembre del 33 ganara la derecha reaccionaria. Parecía increíble pero los políticos que habían hecho carrera bajo el rey, toda la vieja guardia realista, los banqueros y los terratenientes volvieron al gobierno y empezaron a llevar una política contra los trabajadores y los pobres. Con la caída de la monarquía la idea de “no volverán” que está presente en Venezuela también ganó la cabeza de los pobres españoles. Sin embargo, ¡Volvieron¡ y los responsables fueron los dirigentes reformistas que no terminaron con el capitalismo y defraudaron a las bases. La victoria electoral de la derecha no fue el fin de la revolución española, la reacción creía que podía desmantelar el movimiento revolucionario estando en el gobierno.
La crisis del capitalismo internacional, la lucha de clases y su influencia en la revolución española.
La situación internacional ayudó a polarizar la situación en España: al igual que en Venezuela, la guerra en Iraq, Afganistán, la revolución en Bolivia y otros grandes acontecimientos ha radicalizado la revolución bolivariana. Junto al auge del movimiento huelguístico entre los trabajadores españoles, la llegada al poder de los nazis en Alemania y Austria, la crisis económica tras el crack del 29, condujo a una polarización en el seno de todo el movimiento obrero en todos los países de Europa. La política de la socialdemocracia y de los partidos comunistas garantizó la victoria de Hitler en Alemania. Esto hizo encender las luces de alarma a todos los obreros y generó una enorme sacudida en toda la socialdemocracia. España no quedo al margen de todo esto. El peligro de la llegada al poder de los fascistas en España era real, lo que estaba descartado es que los fascistas llegaron a España, sin lucha, sin que se disparara una bala como sucedió en Alemania. El peligro de que en octubre de 1934 el gobierno de la derecha diera entrada a ministros fascistas del partido CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), recordaba peligrosamente a lo que sucedió en Alemania al proletariado español.
¿Qué es el centrismo?. La política de Largo Caballero
Ante la presión de la base, el dirigente del PSOE Largo Caballero amenazó con la insurrección armada y la dictadura del proletariado. Largo Caballero fue un dirigente obrero que presionado por la base hacía declaraciones revolucionarias y que de posiciones reformistas fue girando hacia la izquierda. El había sido ministro del trabajo durante el gobierno republicano socialista que había llevado una política reformista. Pero fruto de los acontecimientos y de la posibilidad de una victoria fascista giró verbalmente a la izquierda hasta posiciones próximas al marxismo. Por sus declaraciones fue llamado el Lenin español. En un discurso en noviembre del 33 antes de las elecciones que darían la victoria a la derecha señalaba: “Se dirá: ¡Ah, ésa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es que vivimos en una democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: ‘Como en Rusia´). No nos asusta eso. Vamos, repito, hacía la revolución social… mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad. Y en tal caso, camaradas, habrá que obtenerlo por la violencia… nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente (gran ovación). Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil… Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil… No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aun los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar. El 19 vamos a las urnas… Mas no olvidéis que los hechos nos llevarán a actos en que hemos de necesitar más energía y más decisión que para ir a las urnas. ¿Excitación al motín? No, simplemente decirle a la clase obrera que debe preparase… Tenemos que luchar, como sea, hasta que en la torres y en los edificios oficiales ondee, no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista”.
Sin embargo sus palabras no concordaban con lo que luego serían sus acciones. A este tipo de dirigentes que oscilan entre el marxismo y el reformismo los denominó Trotsky “centristas”. Los centristas suelen vacilar en los momentos decisivos cuando hay que tomar medidas decisivas contra los capitalistas y los burócratas. La contradicción entre las palabras y los hechos se manifestó rápidamente. El gobierno burgués a un año de su victoria en las urnas dio entrada en octubre del 34 a ministros fascistas de la CEDA y el PSOE llamó a la insurrección armada. Nada preparó la dirección del PSOE con Caballero al frente para garantizar la victoria, ni repartieron armas, ni hicieron planes. Esperaban que con la amenaza de la desatar la revolución la burguesía se asustara y daría pasos atrás. Pero se equivocaron gravemente.
La comuna de Asturias.
La insurrección se convirtió en todo el país en una huelga general mal organizada, con los trabajadores buscando a la dirección socialista y está desaparecida. Sin dirección y desorientados la burguesía pudo recomponer la situación. Sin embargo la clase trabajadora intento ir más lejos. En Asturias los obreros tomaron el llamado a la insurrección con las dos manos y pese a la dirección del PSOE tomaron el poder durante 15 días. Asturias es una zona donde se concentra la clase trabajadora minera y de gran tradición del movimiento obrero. La comuna de Asturias puedo resistir heroicamente al ataque del ejército que comandado por el General Franco aplastó la insurrección con miles de muertos debido a la feroz resistencia de los mineros armados en la mayor parte de las veces sólo con dinamita.
Pese a la derrota de la insurrección Asturiana y la retirada vergonzosa de los dirigentes socialistas, esto no significo la victoria de la reacción fascista. Pero fue un preludio y una advertencia para los acontecimientos que acontecerían en el 36. Los años de gobierno de la derecha del 33 al 36 se conocieron como el bienio negro donde la represión y los ataques contra los trabajadores y campesinos se recrudecieron. En esta época hubo más de 15.000 presos políticos. Aún así la revolución no estaba gastada y un nuevo movimiento de masas se preparaba.
La victoria del Frente Popular en febrero de 1936. De nuevo un gobierno reformista al frente de la revolución.
Fruto de la presión del movimiento revolucionario y de la crisis interna del gobierno de derechas hundido en escándalos de corrupción se convocan de nuevo elecciones en Febrero de 1936. En estas elecciones concurre la mayor parte de los partidos de la izquierda bajo el bloque electoral del Frente Popular. El Frente popular no era sino una repetición a gran escala del intento fracasado del gobierno republicano-socialista del 31 pero a un nivel superior.El programa del frente popular no tocaba ni la nacionalización de la banca ni la expropiación de los capitalistas y terratenientes para terminar con el latifundio, dejaba intacto el aparato estatal, el ejercito la policía y la judicatura heredados de la monarquía, no resolvía la independencia de marruecos, ni reconocía los derechos de la nacionalidades históricas de Cataluña, país vasco y Galicia. En fin era un programa que repetía el programa que llevó a la derrota del 33. Lo peor de todo es que los partidos de la izquierda se sumaron en esa coalición electoral con los republicanos, el PSOE, el PCE, la CNT anarquista, y el POUM partido obrero de unificación marxista. En aras de la unidad contra la derecha y el fascismo todos los partidos obreros rebajaron su programa al de la defensa de la democracia burguesa representativa y se comprometieron a no tocar la propiedad privada y el latifundio. El socialismo al igual que plantean muchos sectores ahora mismo en Venezuela era una cuestión de décadas, había que favorecer que el sector más progresista de la burguesía española se desarrollara sobre la base de una democracia representativa.
La base desborda a la dirigencia tras la victoria electoral de febrero del 36
La victoria del Frente Popular fue aplastante. Sin embargo pese al intento de poner freno a las reivindicaciones de los obreros y campesinos por parte de los reformistas, las masas tomaron la revolución en sus manos y no esperaron a que el gobierno del Frente Popular llevara las reformas necesarias poco a poco, si no que intentaron implementar el socialismo desde la base. De febrero de 1936, época de la victoria electoral del Frente Popular hasta julio de 1936 se dio una movilización masiva de campesinos ocupando tierras que superaba todo el periodo anterior. Al mismo tiempo el movimiento huelguístico amenazaba con desbordar todos los cauces. El pueblo ante la tardanza de los tribunales abría las cárceles y liberaba a los presos políticos. La revolución desbordaba el carácter burgués y reformista que le querían imponer los dirigentes de las organizaciones obreras y tomaba un carácter socialista.
El golpe de estado del 18 de julio de 1936 en España y el 11 de abril del 2002 en Venezuela.
Toda esta situación fue vista con alarma por la oligarquía burgués-terrateniente española que se preparó para aplastar a la clase trabajadora española, a los campesinos y jornaleros en un golpe de estado para masacrar y dar una lección a las masas. Al igual que el 11 de abril de 2002 en Venezuela fue dentro del propio aparato estatal que no había sido depurado por el gobierno del Frente Popular el que intento aplastar la revolución. Varios generales fascistas encabezados por el general Franco que estaba en marruecos al mando de tropas y que había participado al frente de la represión contra los obreros asturianos en 1934 encabezaron el golpe de estado. Este general no fue destituido y en general el aparato del estado no fue purgado. Así la burguesía fue preparando el golpe que dio el 18 de julio día en que varios generales que aparentemente eran leales a la república según el gobierno se alzaron en varias provincias contra el gobierno del Frente Popular. El gobierno en un principio trato de tranquilizar y decir que no pasaba nada. Sin embargo las tropas fueron tomando posiciones.
Todo 18 de julio tiene su 19
Lo que no esperaban los generales fascistas es el impresionante movimiento de masas que al igual que el 13 de abril de 2002 en Venezuela se echó a la calle para echar frenar a los golpistas. En Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Málaga, etc y las principales capitales y ciudades del país y las masas de obreros, campesinos y pobres lucharon y derrotaron la conspiración fascista. Los golpistas sólo triunfaron en Marruecos, Sevilla, Galicia y provincias de Castilla-león. Este movimiento de las masas condujo a que el estado burgués desapareciera en el lado república: la policía y la guardia civil se pasaron en bloque a los fascistas. Se formaron comités obreros en todas las empresas en los que trabajadores de los dos sindicatos más importantes la UGT socialista y la CNT anarquista se coordinaban. Se ocuparon tierras y se formaron milicias obreras y campesinas para luchar contra los fascistas. La contrarrevolución se encontró con la respuesta de las masas armadas. Los golpistas parecían aislados y derrotados. Sin embargo. ¿Cómo es posible que la república que tenía unas condiciones tan favorables para ganar fuera derrotada por las tropas fascistas comandadas por Franco, que estaban en un comienzo aisladas, que no poseían las ciudades industriales, pudiera ganar la guerra civil tres años después?
¿Era inevitable la victoria del General Franco y de la oligarquía en la guerra civil?
Existe la idea de que la ayuda militar alemana e italiana, países ambos en manos de gobiernos fascistas, fue decisiva para la victoria de Franco. Sin embargo ese argumento no se sostiene porque es un argumento general contra cualquier lucha de los oprimidos contra los opresores: esto es que estos últimos siempre tienen una superioridad militar aplastante contra los oprimidos. En general este un argumento reformista sobre la imposibilidad de la victoria de cualquier revolución. De ser así la revolución rusa nunca habría vencido a la intervención imperialista y a la superioridad material de los reaccionarios. Los bolcheviques vencieron por el programa del ejército revolucionario. Los obreros sabían que luchaban por las fábricas que les habían dado la revolución y los campesinos por la tierra que la revolución había arrebatado a los terratenientes. Sabían por que luchaban y por que morían. Por ello fueron capaces de derrotar la intervención de 23 ejércitos imperialistas y los ejércitos fascistas a favor del Zar armados hasta los dientes con el material y las balas sobrantes de la I guerra mundial. El programa revolucionario del bolchevismo fue la clave de la victoria en la guerra civil y en la agresión imperialista.
Las dirigencia de los partidos revolucionarios en manos de burócratas reformistas conducen a la derrota de la revolución española.
En España sucedió todo lo contrario que en la revolución rusa de 1917. Los partidos de la izquierda no lucharon por la revolución socialista, la destrucción del aparato del estado burgués, la expropiación de los capitalistas y la ocupación de tierras y la creación de un autentico estado revolucionario como hicieron los marxistas rusos si no que lucharon contra las masas por la recomposición del aparato del estado democrático burgués en el bando republicano y la desaparición de todo elemento de control obrero ,de milicia obrera , la restauración de un ejercito burgués, y la defensa de la propiedad privada. En las empresas colectivizadas instauraron el control burocrático del estado frente al control obrero. Ni unos sólo de los partidos de la izquierda española llevaron a cabo una política revolucionaria. Pese a que su base era revolucionaria, la dirigencia quedó en manos de burócratas reformistas.
Bajo la consigna primero ganar la guerra y luego hacer la revolución, los socialistas reformistas del PSOE continuaron su política de colaboración de clases con los republicanos. El PCE, partido comunista de España fue apéndice de la burocracia estalinista en la Unión soviética que no quería revolución socialista en España en aras de la alianza diplomática con los imperialistas británicos y franceses contra la Alemania nazi. Los anarquistas que desdeñaron tomar el poder obrero en Cataluña bastión de la revolución española se lo entregaron al gobierno burgués catalán para posteriormente entrar raudos como ministros anarquistas y generales anarquistas en el gobierno del frente popular. El POUM desdeñando los consejos de Trotsky hizo seguidismo de la política reformista de los anarquistas de la CNT.
Las bases revolucionarias luchan contra la política de la burocracia reformista. Mayo del 37.
Así los obreros y campesinos, luchaban no por la tierra y las fábricas, si no por una república democrática que no les había dado nada en 6 años más que palabras bonitas y pocos hechos. Al mismo tiempo ese gobierno de la república con los dirigentes reformistas de los partidos de la izquierda al frente había quitado el control y la dirigencia de la lucha contra Franco a los obreros y campesinos y se lo había dado a toda una burocracia que fue levantada rápidamente de nuevo. Todo el que disentía de esa burocracia era acusado de contrarrevolucionario y de ser una quinta columna de Franco y del fascismo.
Evidentemente esta política de las direcciones obreras reformistas contó con la resistencia de la base de todos los partidos revolucionarios que ante la amenaza de la contrarrevolución burocrática y reformista se alzó en contra esa política en Barcelona en mayo de 1937. Sin embargo una vez más, fueron los obreros fueron abandonados por los dirigentes de la CNT y el POUM que tenían la mayoría entre el proletariado catalán. Así los trabajadores catalanes vanguardia de la clase obrera española fueron desarmados y reprimidos por los reformistas al frente de los cuales estaban los dirigentes del partido comunista de España.
Tras la derrota de las jornadas de mayo de 37 en Barcelona la desmoralización de los trabajadores y campesinos fue a mayor y la moral de los fascistas a más. El ejército fascista que en sus comienzos era básicamente un ejército de mercenarios marroquíes reclutados entre los campesinos pobres del norte de áfrica fue creciendo entre los campesinos españoles. Ni siquiera el gobierno del Frente Popular concedió la independencia a Marruecos y con ello regalo a franco las tropas marroquíes que masacraron a los campesinos y obreros españolas. Sin una política revolucionaria y con el lado republicano completamente controlado por la burocracia, la victoria de Franco se aseguraba cada día más.
La revolución española es derrotada por la política reformista que allana la victoria fascista.
En abril del 39 termina la guerra con la caída de la capital, Madrid y la victoria aplastante de los ejércitos fascistas. Más de 1 millón de muertos en tres años de guerra, centenares de miles de refugiados, represión y fusilamientos de centenares de miles tras el fin de la guerra, y 40 años de dictadura fascista del general franco fue el resultado de la política del reformismo en España. Las lecciones para la revolución venezolana son claras. El socialismo no se puede dejar para las generaciones futuras, es una tarea de ahora. Al igual que en Venezuela no existe una burguesía progresista con la que se pudiera pactar, el bloque central de los capitalistas era y es contrarrevolucionario. Al igual que en España si se acaba imponiendo la política de los reformistas en Venezuela, si no se mejoran las condiciones de vida de los trabajadores, si las fabricas no están bajo control de los trabajadores y las tierras de los campesinos si no se destruye el aparato del estado burgués la desmoralización fruto de la política reformista se apoderara de las masas, del pueblo revolucionario que antes era revolucionario perderá su espíritu de lucha. El escepticismo y el desengaño será lo que imperara entre las mismas.
Los resultados del referéndum del 2-D son un ejemplo de lo que puede pasar si no se toman medidas decisivas contra los capitalistas y contra la burocracia, si no se desmantela el aparato del estado burgués. Para ello es necesario que la revolución bolivariana continúe por el camino de las nacionalizaciones y expropiaciones, como ha sido estos días en el caso de Sidor y el cemento en Venezuela, y que las tierras y las fabricas estén bajo control de los obreros y los campesinos y que se genere un autentico estado revolucionario de los trabajadores, las comunidades y los campesinos. De ser así el pueblo estará dispuesto a luchar contra el imperialismo y la burguesía para mantener viva la llama de la revolución. Al mismo tiempo es necesario reclutar a los cuadros marxistas dentro del movimiento revolucionario, del PSUV y la UNT entorno a la CMR para dar la batalla burócratas y que las direcciones de las organizaciones revolucionarias no caigan en manos de reformistas, oportunistas o sectarios, y no se conviertan en Venezuela en el obstáculo insalvable que significaron para los trabajadores, campesinos y pobres españoles en los años 30 en su lucha por el socialismo.
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