domingo, abril 13, 2008

Tumaco… desarrollo militar y atraso social


Alonso Corrales

La ciudad de Tumaco, puerto pesquero y pronto a convertirse en distrito turístico por ley de la república, es el destino de una de las bases militares más importantes en la geoestrategía intervencionista de los Estados unidos en América Latina, la Base de Manta, que se ubica actualmente en Ecuador y que por los cambios políticos de democracia, autodeterminación y soberanía nacional que hoy se desarrollan debe salir del país ecuatoriano.
Esta base militar estadounidense esta establecida en territorio ecuatoriano con base en un convenio que vencerá en noviembre del 2009 y señala que el Gobierno ecuatoriano debe notificar al norteamericano su decisión un año antes del plazo, es decir, en el 2008, frente a lo cual el Presidente Correa ya se ha notificado publica y oficialmente de su decisión de no mantenerla en su territorio, mas aún cuando una comisión de la Asamblea Constituyente de Ecuador aprobó el capítulo sobre soberanía territorial de la futura carta magna, donde afirman que "Ecuador es un territorio de paz. No se permite el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares. No se puede ceder bases militares nacionales a fuerzas de seguridad extranjeras" En la base actualmente funciona el Puesto de Operaciones Avanzadas FOL (por sus siglas en inglés) manejado por militares estadounidenses, pero supervisado por la Fuerza Aérea Ecuatoriana, lo que de hecho antes del gobierno de Correa era una mera formalidad.
Existen 7.200 militares en la frontera con Colombia, la mayor parte en bases fijas que cumplen trabajos de patrullaje y “limpieza” en los 600 kilómetros. La presencia Yanqui en estos territorios no es nueva, desde el inicio de los años 90 ya se pueden observar presencia de unidades militares estadounidenses en misión de exploración y reconocimiento en terreno, así como la proyección logística encaminados a preparar las condiciones para el establecimiento de bases claves para los planes geoestratégicos militares y de control social y económico de la región.
La terminación y no renovación del convenio sobre la base de Manta, nos remite irremediablemente a la pregunta ¿Hacia donde entonces se trasladará dicha base militar? Los cambios políticos ocurridos en América Latina en la ultima década, no deja muchos territorio para donde moverse a los norteamericanos. La repuesta es clara: Tumaco se convertirá en el centro de operaciones avanzadas de la estrategia geomilitar de los EE.UU, la nueva Manta en América Latina y el departamento de Nariño utilizado como puntal de la guerra contrainsurgente en Colombia.
Antes de los cambios en Venezuela, Ecuador, Bolivia y toda América Latina, los EE.UU venían implementando la táctica contenida en el Plan Colombia y que algunos militares patriotas ecuatorianos denunciaron como “maniobras de líneas exteriores, que consisten en colocar núcleos de poder estratégico en posición exterior para, desde allí, operar en contra del adversario que se encuentra en posición interior”. El viraje en América Latina hacia la izquierda y centro izquierda, obliga al Pentágono a cambiar radicalmente su táctica y gran parte de su estrategia. Al menos por ahora no puede hacer uso de sus líneas exteriores por que las ha perdido, le queda entonces fortalecer sus líneas interiores, reorganizar y potenciar su relación con el único aliado firme en la región latinoamericana, Colombia.
En este escenario, Tumaco en Nariño, Puerto Asís en el Putumayo, Tres Esquinas en el Caquetá y San Andrés y Providencia son los puntos interiores a fortalecer y adecuar a la nueva situación. La reciente violación de la soberanía ecuatoriana por parte de Colombia, bombardeando un campamento de la guerrilla y asesinando a Raúl reyes, haría parte de esta nueva táctica.
Retomando el asunto, en marco del traslado de la Base de Manta al puerto nariñense de Tumaco, es necesario prever las consecuencia y los efectos que dicha decisión, ya tomada por lo demás, produciría en un departamento con una evidente y profunda crisis humanitaria, 87 mil desplazados en el año 2007, 81 victimas por minas antipersonal, una clara reorganización amenazante del paramilitarismo denominados nueva generación, incremento de cultivos de uso ilícito y economías locales golpeadas por la fumigaciones indiscriminadas a cultivos lícitos.
Según el Plan de Desarrollo Departamental de Nariño, El bajo nivel de empleo de calidad y de ingresos, se refleja en mayores índices de pobreza, indigencia y necesidades básicas insatisfechas de la población de Nariño con relación a la del resto del país. Mientras Colombia registra en el 2005 un 27.6% de N.B.I; 50% de pobreza y 15.4% de indigencia, los índices de Nariño son del 43.8%, 64.4% y 23.7% respectivamente. En contraposición mientras el índice de condiciones de vida del país en el 2005 fue de 78.77%; el de Nariño fue de 69.25%. El Departamento se ubica en el puesto 21 entre 32 Departamentos y el distrito especial de Bogotá en cuanto a nivel de N.B.I. y está lejos de alcanzar las propuestas por los Estados del mundo en la Cumbre del Milenio, en cuanto a los niveles de pobreza e indigencia para el 2015 pactados en 28..5% y 8.8% respectivamente A nivel de subregiones, el mayor porcentaje con población en NBI se registra en la pacífica con un 63% seguida por la del norte con un 57% y Centro Occidente con 56%.
En Tumaco el análisis de las consecuencias deben partir del contexto actual: una ciudad excluida históricamente de los beneficios sociales y económicos del precario desarrollo que ha tenido Nariño. Rodeada de agua pero sin acueducto, rodeada de riquezas marinas pero con economía marítima rudimentaria y una bahía fuertemente contaminad por basuras y desechos urbanos. La tasa de homicidios en Nariño es del 49.9%, lo cual lo ubica en 13.7 puntos por encima de la tasa nacional, que en el año pasado fue del 36.2% y en este marco, Tumaco junto a otros municipios aporta una tasa entre el 215,68 y el 112,4 por cien mil habitantes. Fuente: Plan de Desarrollo Departamental Adelante Nariño “2008-2011. De hecho, cientos de militares norteamericanos se hospedan por temporadas en los hoteles y balnearios de la ciudad de Tumaco, recogiendo información, planificando la construcción de la base militar y desarrollando un trabajo dirigido a anular todas las resistencias posibles de la población, los gremios económicos locales y regionales.
El establecimiento y la imposición de la base de Manta en Tumaco es un hecho. A la expropiación violenta de territorios encéntrales, que han hecho las empresas transnacionales palmicultoras, a la ya histórica pobreza de la subregión pacifica, a la presencia flagrante y actuante de los paramilitares, debemos agregar ahora, la militarización y agudización del conflicto que traerá consigo Manta y toda la política militar intervencionista de los EE.UU.

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