Cada vez que el PSUV comienza a refundarse, termina siendo nuevamente un partido electoral. Más que el Partido de bases que es tan urgente, no solo para apuntalar las victorias electorales, sino para crear el verdadero concepto de un partido revolucionario: ser la expresión popular y el instrumento de su organización.
Todos los que hemos militado en el Partido Comunista sabemos del orgullo que significa el ser aceptados dentro de esta organización, sabemos de la disciplina, de la necesidad del estudio y la preparación, del respeto a los mandos y del verdadero trabajo en la calle, en los barrios, las fábricas, los liceos, universidades y en los campos. Para crecer dentro del Partido es necesaria la entrega a las luchas, al estudio y a la discusión.
Venezuela no termina de tener ese Partido tan indispensable, hay que lucharlo, pelearlo desde adentro, quería expresar mis consideraciones mientras se desarrolla el Primer Congreso del PSUV.
Cada vez que tenemos que enfrentar una contienda electoral todos vemos como se forman nuevas estrategias para buscar el triunfo, pero muchos también vemos como las tendencias y las mafias nos infiltran. Hay poderes económicos que se han enquistado en las regiones, estos poderes, para sobrevivir y permanecer, logran a través del amiguismo tener sus “delegados” en este congreso, son las fuerzas del pasado que tratan de permanecer, son focos de corrupción, son parcelas de poder y eso es un terrible error que estamos cometiendo. El Partido debe comenzar y terminar en el pueblo, y es el pueblo en su formación y discusión quien debe contar con el Partido como su arma para depurar y denunciar a las mafias económicas y políticas que pretenden apoderarse de los mandos. Ahora, para el 26 de Septiembre, tendremos que ir a ganar otra batalla indispensable, las elecciones parlamentarias. Creo que de nuevo no será la base quien decida los candidatos por quienes votaremos. ¿Esta la base en capacidad de proponer liderazgos? ¿Estaremos tan contaminados por estos “poderes económicos regionales” que serían ellos quienes saldrían electos como candidatos? ¿Existe, en el PSUV, verdadero poder popular?
¿Son mayoría las mafias regionales? Son preguntas que creo que es un deber hacer.
Probablemente entonces, al final, de nuevo tendremos al PSUV sin Principios redactados y aprobados, sin normas, sin estructura y habrá que empezar de nuevo. Un gimnasio electoral que no termina de cristalizar un partido tan necesario.
Un Partido, a estas alturas de la revolución, debe ser un partido no de cuadros sino de cuadras. Una célula, o patrulla, o regimiento, o escuadra, o el nuevo nombre que se le quiera poner, en cada cuadra. Como un CDR, Comité de defensa de la Revolución, que en fin de cuentas es una de las más importantes metas de un Partido revolucionario, antes que ser el trampolín político que tanto olor a la cuarta tiene. Un Partido de cuadras, no de cuadros, un partido donde el poder lo ejerzan los colectivos y no los “cuadros” que son personalidades, individuos, un Partido “socialista”, señores.
¿Dónde está el seguimiento que el partido le hace a la gestión de los Gobernadores, que este mismo Partido propuso y llevó a la victoria? En muchos medios comunitarios de comunicación se ven a diario las denuncias en Mérida, por ejemplo, de corruptelas y asociaciones del gobernador con “empresarios socialistas”, ¿Dónde el Partido toma cartas en el asunto? En el Zulia, donde las mafias, los “cobra vacunas”, hacen billete parejo de la mano con nuestros Ministerios, otro ejemplo, ¿Qué hace el Partido y sus Alcaldes electos, para que en Municipios donde no ganamos, llegue la fuerza de la revolución desde las Alcaldías triunfadoras y se garanticen triunfos en los próximos comicios?
A los jóvenes militantes de PSUV: en sus manos está de nuevo, la posibilidad de crear un Partido Revolucionario, que sea la expresión de las fuerzas vivas del pueblo, de ustedes dependerá que no se lo dejen arrebatar, que tengan la fuerza y el coraje para denunciar a los infiltrados y a las roscas, en sus manos está la responsabilidad de formar la verdaderas ética revolucionaria.
Quiero terminar con dos apreciaciones que recuerdo toda mi vida con orgullo de la Juventud Comunista, la puntualidad en las reuniones y el respeto al derecho a la palabra de los camaradas, que abría paso a la verdadera discusión, cosa que no he visto para nada en las reuniones del Congreso nuestro. La mística enorme con que se regresaba a los liceos a implementar las líneas que decidía nuestro Partido Comunista. Un Partido Revolucionario no es un trampolín para los arribistas que pretenden cargos o privilegios, un partido no es una estructura para hacerse rico o famoso sino un lugar del que se debe sentir honrado un combatiente para ser útil y para hacer la revolución.
Si queremos un Partido, hagámoslo desde ya, cuadra a cuadra, más que cuadro a cuadro, cada militante en su calle debe tomar y asumir el mando de la revolución, estudiar, estudiar y estudiar!!
Venceremos!!!
Raul Bracho
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