El París de los obreros, con su Comuna, será eternamente ensalzado como heraldo glorioso de una nueva sociedad. Sus mártires tienen su santuario en el gran corazón de la clase obrera.
Carlos Marx, La Guerra Civil en Francia
La Comuna de París (1871) fue una experiencia revolucionaria breve, al sucumbir a los setenta y dos días, a manos de la contrarrevolución y “las atrocidades de las clases superiores”; pero esta experiencia fue lo suficientemente instructiva como para constituir un hito esencial en la formación de la teoría marxista del Estado. En el Manifiesto Comunista (1847), Carlos Marx y Federico Engels habían formulado: a), el fundamento objetivo de la revolución social proletaria, en términos generales, referido a la contradicción creciente entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción capitalistas ; b), la materialización de este factor determinante (en última instancia) en la lucha de clases y razón por la que ésta era motor de la historia de las sociedades (clasistas), y c), el principio metodológico fundamental por el que se afirma que las teorías de los comunistas no son inventos ni fantasías, “sino la expresión del conjunto de las condiciones reales de la lucha de clases existente, del movimiento histórico que está desarrollándose ante nuestros ojos”. Y precisamente atendiendo a este principio metodológico fundamental, Marx espera el momento práctico de la Comuna, en la que halla “la fórmula al fin descubierta” de llevar a cabo la destrucción de “la máquina burocrática-militar del Estado” y la forma concreta que adopta el poder político de la clase obrera.
El análisis de la Comuna lo realiza Marx desde el Consejo General de la Asociación Internacional de Trabajadores, la Primera Internacional, que había contribuido a fundar en 1864. De suerte que los dos manifiestos o comunicados de la AIT, en los que Marx analiza la coyuntura bélica de la guerra franco-prusiana (1870), junto al análisis de la insurrección comunal de París, y que integran su obra La Guerra Civil en Francia, hermanan la penetración del análisis con el superior conocimiento de la la historia revolucionaria de Francia que tenía Marx; y, en particular, del régimen bonapartista, que es el que se derrumba en esa coyuntura bélica, y del que ya había dado una buena muestra en su libro El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1852). Eso explica, además, que el texto de la Comuna lo leyera Marx, en el Consejo General de la AIT, tan sólo dos días después de haber sucumbido la revolución comunal. Veinte años después (1891), Engels, al escribir el prólogo a La Guerra Civil en Francia, dirá que en su alocución, Marx “esboza la significación histórica de la Comuna de París en trazos breves y enérgicos, pero tan precisos y sobre todo tan exactos que no han sido nunca igualados en toda la enorme masa de escritos publicados sobre este tema”. Por nuestra parte, se tratará de pormenorizar los episodios del movimiento histórico de la Comuna de París, exponente de la lucha de clases, en sucesivos epígrafes, para ultimar con las aportaciones que suponen a la doctrina marxista del Estado.
Encarna Ruiz Galacho
texto completo en
http://www.correntroig.org/spip.php?article1414
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