¿Están realmente respaldados los insurgentes por Estados Unidos y la OTAN? Si es así, ¿cómo se puede conciliar la presencia entre ellos de grupos fundamentalistas islámicos ligados a Al Qaeda, con un mando militar asignado estrechamente a un disidente histórico libio?
A finales de marzo pasado, durante una audiencia en el Senado estadounidense, el almirante James Stavridis, comandante de las fuerzas de Estados Unidos en Europa a la cabeza de la sede europea de las fuerzas de la OTAN (SHAPE), dijo que había “huellas” (traces) de la presencia de Al Qaeda entre los insurgentes anti-Gadafi, aunque, en su opinión, no eran significativas.
Las huellas partirían del mensaje vídeo de 13 de marzo, en el que el libio Abu Yahya al Libi, un importante líder de Al Qaeda, instaba a sus compatriotas a continuar e intensificar la lucha contra Gadafi: "Los libios han soportado sufrimientos de todo tipo durante más de cuarenta años a manos de Gadafi, que los ha utilizado para poner a prueba sus rancias ideas, sus excentricidades y sus políticas de locos."
Las huellas continuaban con las noticias publicadas el 22 de marzo por el diario italiano Il Sole-24 Ore sobre la presencia de Al Qaeda en el frente de Adjabiya de veteranos libios regresados de Iraq y Afganistán. En primer lugar, Abdul-Hakim al-Hasidi, capturado por las fuerzas de EE.UU. en Afganistán en 2002 y ahora al mando de los rebeldes de Derna, quien declaró que los miembros de Al Qaeda son “patriotas y buenos musulmanes”.
''No hay duda de que la rama libia de Al Qaeda, el Grupo Combatiente Islámico de Libia (LIFG, por sus siglas en inglés), forma parte de las fuerzas opuestas a Gadafi. Lo que no sabemos es qué peso tiene'', manifestó (…) a la prensa india Bruce Riedel, ex analista de la CIA experto en terrorismo, durante años asesor militar de la Casa Blanca y miembro destacado del Consejo de Relaciones Exteriores y The Brookings Institution, de EE.UU.
El LIFG fue creado en 1995 por muyahidin libios veteranos de la guerra contra los soviéticos en Afganistán, con el objetivo de derrocar el régimen de Gadafi, contra el cual realizaron un atentado fallido, en Sirte en marzo de 1996, con el apoyo logístico y financiero (100.000 libras) de la inteligencia británica MI6. De resultas de ello, Gadafi pidió, por primera vez en el mundo, una orden internacional de detención de Osama bin Laden, pero Londres y Washington bloquearon el procedimiento.
A la cabeza de la rama libia de Al Qaeda (desde 2001 en la lista negra del terrorismo internacional islámico) se hallaban Anas al Libi, que huyó de Libia y obtuvo asilo político en Gran Bretaña (donde vivió hasta 2000, y al que luego se perdió la pista), y Mohammed Benhammedi, que hasta 2006 (luego también desaparecido) apoyó las actividades del LIFG con el producto del tráfico de drogas dirigido por el narcotraficante británico Curtis Warren.
El otro símbolo histórico de la oposición al régimen libio, de nuevo de actualidad en estos días, es el Frente Nacional de Salvación de Libia (NFSL, por sus siglas en inglés), movimiento laico fundado en los años 80 por disidentes exiliados en Estados Unidos y apoyado abiertamente por la CIA . También el NFSL intentó matar a Gadafi en abril de 1984, con una auténtica acción militar contra el cuartel general del coronel en Bab al Aziziya (ochenta personas murieron, entre libios, cubanos y alemanes del este).
El representante más conocido del NFSL es Khalifa Belqasim Haft, ex coronel del ejército que huyó de Libia en 1988 después de la derrota de Libia en la guerra de Chad. Desde entonces ha vivido en Fairfax, Virginia (a 10 km de la sede de la CIA), donde durante años dirigió las actividades del brazo armado del NFSL, el Ejército de Liberación de Libia. Ahora, ha reaparecido en Bengasi para tomar el mando militar de los rebeldes, hecho público formalmente el 24 de marzo.
Bien mirado, la coexistencia de hombres de Al Qaeda y de los servicios de inteligencia anglo-estadounidenses en las filas de los rebeldes libios es una contradicción sólo aparente. Afganistán docet.
Enrico Piovesana
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