domingo, junio 08, 2014

El hombre ilustrado



Hace dos años fallecía Ray Bradbury, uno de los más reconocidos escritores de ciencia ficción del siglo XX, crítico con el imperialismo estadounidense
Ray Douglas Bradbury nació en Waukegan, Illinois, un 22 de agosto de 1920. Después de vivir en varias ciudades de EEUU, su familia acaba instalándose en Los Ángeles en 1934. Su padre era un obrero temporal que apenas lograba conseguir trabajos para sobrevivir. Vivían en una zona degradada cuatro manzanas atrás de uno de los teatros más grandes de Los Ángeles, donde Bradbury, que se colaba siempre que podía, aprendió lo que significaban las diferencias de clase.
Fanático lector de fantasía y ciencia ficción en su adolescencia, ante la imposibilidad de asistir a la universidad por la pobreza familiar Ray emprendió una formación de autodidacta mientras se ganaba la vida en diversos empleos. A principios de los años 40 comenzó a publicar sus primeros cuentos en periódicos y revistas, que luego fueron compilados en el volumen 'Dark Carnival' (1947).
Entre sus mayores influencias literarias figuran dos grandes escritores. El norteamericano John Steinbeck, comunista y autor de obras maestras como 'La Perla'. Y el inglés pacifista, en un tiempo de guerras permanentes del imperialismo británico, Aldous Huxley. Autor de 'Un mundo feliz', otra sátira sobre el gobierno oligárquico inglés y la influencia de los grandes medios en la gente común. Un tema que también Bradbury criticó muchas veces
El reconocimiento definitivo como referente de la ciencia ficción vendría con la publicación de 'Fahrenheith 451', en 1943, una novela autiutópica situada en un futuro totalitario en el que se prohíben los libros (451 es la temperatura en grados Fahrenheith a la que arde el papel). Según varios analistas, Bradbury estaba criticando la enorme censura impuesta en EEUU a todo lo que sonara como apoyo a la Unión Soviética, precedente inmediato del macarthismo imperante unos pocos años después.
A pesar que muchos críticos han intentado trazar paralelos entre este libro y lo que ocurría en la Alemania nazi, o inclusive con los comienzos del estalinismo, los intelectuales amigos de Ray veían la quema de libros como una referencia a que en esos momentos, al igual que ahora, era imposible publicar cualquier texto crítico con la política guerrerista del régimen de EEUU.
Con 'Crónicas marcianas' (1950), maravilloso volumen de relatos sobre la colonización humana del planeta Marte, con historias que van desde 1999 ('El verano del cohete') hasta 2026 ('El picnic de un millón de años'), en el que incide en los aspectos más deshumanizados del que empezaba a ser imperialismo dominante, el de EEUU. También forma parte del libro el relato 'Vendrán lluvias suaves', en el que se basa la animación soviética que compartimos más abajo.
Después del éxito de sus 'Crónicas', Bradbury cimentaría su prestigio con algunos maravillosos volúmenes de relatos como 'El hombre ilustrado' (1951), 'Las doradas manzanas del sol' (1953), 'El país de octubre' (1955), 'Remedio para melancólicos' (1960) y 'Las maquinarias de la alegría' (1964).
A pesar del rótulo de escritor de CF, el mismo Bradbury prefería definirse como un autor realista: “En mis obras no he tratado de hacer predicciones acerca del futuro, sino avisos. Es curioso, en mi país cada vez que surgía un problema de censura salía a relucir como paradigma de la libertad 'Farenheit 451'. Los intelectuales, ya sean de derechas o de izquierdas, siempre tienen miedo a lo fantástico porque les parece tan real ese mundo que creen que estás intentando engañar y, evidentemente, así es. Vivimos en un mundo que nos absorbe con sus normas, con sus reglas y la burocracia, que no sirve para nada."
Los medios se empeñaban en calificarlo como autor de fantasía, para desviar sus referencias elípticas a la política del régimen estadounidense, pero Ray tenía siempre a mano una frase que refleja su visión: "La ciencia ficción es el arte de lo posible."
Aunque al parecer nunca militó en ningún partido, su ideología socialdemócrata se vería claramente en sus numerosas entrevistas y ensayos. Fue un ferviente crítico de las privatizaciones de bienes públicos, que iban minando el apenas naciente estado de bienestar.
Bradbury colaboró con numerosos guiones cinematográficos y televisivos (entre ellos la adaptación de 'Moby Dick' en colaboración con el director John Huston, otro socialdemócrata crítico con el capitalismo hollywodense).
Sus relatos no están centrados en supuestas maravillas tecnológicas (que, como suele pasar con la CF más “dura”, quedan perimidas en pocos años) si no que expresan preocupaciones filosóficas acerca de la ambición de unos pocos que nos lleva siempre a guerras y represiones no queridas por la gente común (como el bombero quemalibros de 'Farenheit 451'). Y además con una prosa poética, bella y amorosa, que sustenta eficazmente la renovada apuesta a reunir a la tribu junto al fuego y contar historias, cuentos que tratan de oponerse a la visión del mundo que nos ofrecen los grandes medios.

La Haine

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