«Los datos de inteligencia y los hechos están ajustados a la política». Todo el mundo recuerda el Memorando de Downing Street, que reveló la «política» de Bush/Blair en el período que llevó al bombardeo / invasión / ocupación de Irak en 2003. La «política» era deshacerse de Saddam Hussein a través de una guerra relámpago. La justificación era el «terrorismo» y (las inexistentes) armas de destrucción masiva (ADM), que han «desaparecido», montadas en camiones, profundamente en Siria. Olvidemos los datos de inteligencia y los hechos.
La tragedia de MH17 -convertida incidentalmente en un ADM- puede ser vista como una retorcida repetición deformada de la política imperial en Irak. Esta vez no hay necesidad de un memo. La «política» del Imperio del Caos es clara, y multifacética; diversificar el «pivote hacia Asia», estableciendo una cabeza de playa en Ucrania para sabotear el comercio entre Europa y Rusia; expandir la Organización del Tratado del Atlántico Norte a Ucrania; romper la asociación estratégica entre Rusia y China; evitar por todos los medios la integración económica y comercial de Eurasia, desde la asociación entre Rusia y Alemania para la Nueva Ruta de la Seda convergiendo desde China hasta (la cuenca del) Ruhr; mantener a Europa bajo la hegemonía de EE.UU.
La razón clave por la que el presidente ruso, Vladimir Putin no «invadió» el Este de Ucrania -tanto como él fue tentado por Washington / OTAN- para detener un facilitado asesoramiento militar de EE.UU. que va hacia la matanza de civiles es que él no quiere antagonizar con la Unión Europea, el principal socio comercial de Rusia.
De manera crucial la intervención de Washington en Kosovo invocando R2P -Responsabilidad de Proteger- se justificaba en su momento exactamente por las mismas razones que una intervención rusa en Donetsk y Lugansk pueden justificarse totalmente ahora. Salvo que Moscú no va a hacerlo -ya que el Kremlin está jugando un juego de muy largo alcance.
La tragedia MH17 quizás ha sido un error terrible. Pero puede también haber sido una maniobra desesperada de los esbirros de Kiev al servicio del Imperio del Caos. Por ahora, los datos de inteligencia rusos ya han quizás dominado los hechos claves. El predecible modus operandi de Washington era disparar desde la cadera, encendiendo y en teoría ganando la guerra de cómo presentar los hechos, y doblando la apuesta mediante la presentación del proverbial ejército de «altos funcionarios» rebosantes de pruebas de los medios sociales. Moscú tomará su tiempo para constituir un meticuloso expediente, y sólo entonces lo presentará en detalles.
La hegemonía perdida
La «gran imagen» nos muestra a las elites del Imperio del Caos como extremadamente incómodas. Tomemos al Dr. Zbigniew «El Gran Tablero de Ajedrez» Brzezinski, quien como ex mentor de la política exterior tiene los oídos del cada vez más abatido repartidor de periódicos de la Casa Blanca. Este domingo el Dr. Zbig estaba en CNN desafiando a los líderes europeos para que «hagan frente a Putin». Se preguntó si «Europa quiere convertirse en un satélite» y se preocupa por «el momento de importancia decisiva para el futuro del sistema -del sistema mundial».
Y todo es culpa de Putin, por supuesto:... «No estamos comenzando la Guerra Fría. Él [Putin] la ha comenzado. Pero él mismo se ha metido en un atasco terrible. Yo tengo la firme sospecha de que una gran cantidad de personas en Rusia, incluso cercanas a él están preocupadas de que el estatus de Rusia en el mundo está siendo socavado de manera dramática, que desde el punto de vista económico está comenzando a caer, que Rusia está amenazada por la perspectiva de convertirse en un satélite de China, que Rusia está aislándose y desacreditándose».
Obviamente el Dr. Zbig es dichosamente ignorante de los puntos más finos de la asociación estratégica entre Rusia y China, así como de sus voces concertadas dentro de los BRICS, el G-20 y una miríada de otros mecanismos. Al final su conocida rusofobia siempre saca lo mejor de él. ¡Y pensar que en su último libro, Strategic Vision (2012), el Dr. Zbig estaba a favor de un «Occidente» ampliado que anexaría Turquía y Rusia, con el Imperio del Caos actuando como «promotor» y «garante» de la unidad más amplia en el Occidente, y actuando como «equilibrador» y «conciliador» entre las grandes potencias en el Este. Una mirada rápida en el registro desde 2012 -Libia, Siria, Ucrania, el encerclamiento de China- revela el Imperio del Caos sólo como fomentador de, qué otra cosa, el caos.
Ahora comparemos el temeroso Dr. Zbig con Immanuel Wallerstein -quien fue de una gran influencia en mi combado libro de viaje geopolítico Globalistan, en el 2007. En esta obra (en español) Wallerstein sostiene que el Imperio del Caos simplemente no puede aceptar su decadencia geopolítica -y que es por eso que se ha vuelto tan peligroso. Restaurar su hegemonía en el sistema-mundo se ha convertido en la obsesión suprema; y ahí es donde toda la «política» que es el trasfondo esencial para la tragedia MH17 revela a Ucrania como el campo de batalla definitivo.
En Europa, todo gira en torno a Alemania. Sobre todo después de que el escándalo de la Agencia de Seguridad Nacional y sus ramificaciones, el debate clave que hace estragos en Berlín es cómo posicionarse geopolíticamente pasando por alto a EE.UU. Y la respuesta, como presionan amplios sectores del gran capital alemán, se encuentra en una asociación estratégica con Rusia.
Muéstrame el misil
Poco a poco, sin exageraciones y sin sesgar, los militares rusos están empezando a entregar las mercancías. Aquí, por cortesía del blog Vineyard of The Saker, es su presentación clave hasta este momento. Como lo pone The Saker, Rusia tenía -y tiene- una «visión radar 20/20», o vigilancia de espectro completo, sobre todo lo que sucede en Ucrania. Y así, sin duda, lo hace la OTAN. Lo que el Ministerio de Defensa ruso está diciendo es tan importante como las pistas que está presentando para que las sigan los expertos.
El dañado motor a reacción de estribor del MH17 sugiere deformaciones por la explosión de un misil aire-aire -y no un Buk; eso es consistente con la presentación gráfica del Ministerio de Defensa de Rusia, que destacó un SU-25 ucraniano siguiendo el vuelo MH17. Cada vez más, el escenario Buk -histéricamente pregonado por el Imperio del Caos- está siendo descartado. Por no hablar, de nuevo, que ni un solo testigo ocular vio el muy gráfico grueso trazo de un misil, que habría sido claramente visible de haberse utilizado un Buk.
Mucho más allá del hecho establecido de un SU-25 ucraniano seguía el MH17, hay un montón de preguntas sin respuesta, algunas sobre un turbio procedimiento de seguridad en el aeropuerto de Ámsterdam Schiphol -donde la seguridad es operada por ICTS, una empresa israelí con sede en los Países Bajos y fundada por ex oficiales de la agencia de inteligencia israelí Shin Bet. Y luego está la presencia inexplicable de asesores «extranjeros» en la torre de control de Kiev.
Por mucho que Bashar al-Assad en Siria no tenía absolutamente ningún motivo para «gasear a su propio pueblo» -como afirmaba la histérica narrativa del momento- los federalistas del Este de Ucrania no tienen motivo alguno para derribar un avión civil. Y de la misma manera que a Washington le importa un comino la masacre actual de civiles en Gaza, también le importa un comino las muertes de civiles del MH17; la única y sola obsesión es forzar a los europeos a sancionar a Rusia a la muerte. Traducción: romper la integración comercial y geopolítica de Europa y Rusia.
Una semana antes de la tragedia MH17, el Instituto Ruso de Estudios Estratégicos ya estaba sonando la alarma en relación con la «política» del Imperio del Caos y su negativa a «adherirse a los principios y normas del derecho internacional y a las normas y el espíritu del sistema existente de las relaciones internacionales».
Moscú, al constituir su caso sobre la tragedia del MH17, aguardará el momento propicio para desacreditar las afirmaciones de Kiev y maximizar su propia credibilidad. El juego ahora se traslada a las cajas negras y el registrador de voz de cabina. Pero Ucrania seguirá siendo el campo de batalla de vida o muerte -un tablero de ajedrez empapado en sangre.
Pepe Escobar
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