Leí este libro en su primera edición y lo volví a leer para tratar de la adaptación que efectuó en su día Fernando Fernán-Gómez en una película apasionante con un presupuesto irrisorio.
He visto de refilón la portada de la reedición de Aurora de sangre, del periodista anarquista Eduardo Guzmán, y al momento he pensado en La Linterna Sorda como un reflejo acondicionado. No me he equivocado, por lo que la edición está garantizada en sus más mínimos detalles. Leí este libro en su primera edición y lo volví a leer para tratar de la adaptación que efectuó en su día Fernando Fernán-Gómez en una película apasionante con un presupuesto irrisorio.
La obra de Eduardo fue escrita en su momento, cuando el caso deHildegart Rodríguez (Madrid-1914-1933). Ocupó la portada de los diarios en tiempos en los que la CNT o el PSOE tenían uno o dos en las principales capitales.
Su historia es la de una “niña prodigio” muy alejada de lo que en la España franquista llegó a ser toda una moda que todavía colea en las cajas tontas. Su drama estaba conectado con las ideas del socialismo y del feminismo español producto «consciente» de su madreAurora Rodríguez Carballeira(El Ferrol, 1879-Madrid, 1955), que acabó trágicamente con su vida cuando su Pigmalión se le iba de las manos. Aurora era hija de una madre disoluta y de un padre liberal avanzado que encauzó a través de ella sus inquietudes, Aurora fue paras su madre y hermana «Rebeldía» y para su padre «Ilusión». Junto a este vivió intensamente (de lejos) las luchas independentistas de Cuba y Filipinas, admirando fervientemente a sus cabecillas Maceo y Rizal, y se sumergió en su biblioteca plena de autores «malditos», entre ellos el inmenso Charles Fourier que influyó poderosamente sobre esta singular mujer que adoptó a un hijo no querido de su hermana y lo convirtió en el célebre, Pepíto Arriola, un niño que tocaba el piano y consiguió por ello fama internacional.
La inquieta Aurora frustrada por no poder proyectar sus capacidades, cuando había cumplido treinta y tres años planea tener «no una hija, sino una mujer modelo», con un hombre que sería su «colaborador fisiológico», y con el que cumpliría su objetivo: «La revolución que yo pretendo —dice— debía de ser iniciada por una mujer, porque a ella corresponde el papel de la procreación, y se trataba de acabar para siempre con las trampas se la naturaleza y convertir a la mujer de borrega paridera en auténtica creadora de seres sanos y rebeldes. Mi hija tenía que ser la propagandista de estas ideas».
La carrera política y cultural de Hildegart sería meteórica. A los 13 años ya había terminado con sobresalientes el bachillerato y, mediante un permiso especial, se matriculo en la Facultad de Derecho, concluyendo la carrera de abogado a los 17 años. Cuando tenía 14, el 1 de enero de 1929, ingresó en las JJSS, y en la UGT. En muy poco tiempo Hildegart (nombre que quiere decir «jardín de la sabiduría»), comenzó a ser famosa nacional e internacionalmente. HG. Wells y Havelok Ellisv y otros célebres personajes de ideas avanzadas de la época le ofrecieron su ayuda para estudiar en Gran Bretaña. Convertida en una «estrella» a la que tanto partidos como cátedras intentaban atraerse. Hilfdegart rompió con el PSOE y la UGT y escribió un libro,¿Se equivocó Marx?, en el que explicaba ampliamente los motivos de su ruptura.
Detrás de este gesto se creyó ver la sombra alargada de la madre que repudiaba los «politiqueros» de izquierdas y soñaba con un anarquismo bien entendido. Entonces, Hildegart se afilió al pequeño Partido Federal y escribió en la prensa cenetista. Cuando estaba en la cima de su popularidad, y era piedra de escándalo por sus conferencias y militancia en la Liga Mundial de la Reforma Sexual, Aurora la mató de cuatro disparos. Tras un proceso que la condenó, ofreció la siguiente explicación del luctuoso hecho: «Dentro de las normas espirituales al uso, considero lógica la sentencia. Lo que más celebro de ella es que se me haya reconocido la lucidez, la responsabilidad de mis actos. Yo no soy ni esa mujer perversa y desnaturalizada de la que hablaba el fiscal, ni esa paranoica a la se refirió el defensor. Me considero al modo de Hipólito Taine, un espíritu superior, no tanto por mi grandeza intrínseca y positiva, como por la pequeñez y ruindad de los seres que me rodean» (Cf. Guillermo Rendueles,Manuscrito encontrado en Cienpozuelos. Análisis de la historia clínica de Aurora Rodríguez, La Piqueta, Madrid, 1989).
El caso Hildegart ha producido una cierta literatura comenzando por la mejor, la más clásica, el trabajo de investigación al pie de los hechos de Eduardo GuzmánMi hija Hildegart que en su día publicó Plaza&Janés en edición de bolsillo, obra que más tarde sirvió de base para una película del mismo título bajo la atenta dirección de Fernando Fernán-Gómez, e interpretada por Amparo Soler Leal y Carmen Roldán; Joan Llarch,Hildegart, la virgen roja(Antalbe, BCN), también el famoso inclasificable (e incalificable) autor teatral seudoácrata, Fernando Arrabal le ha dedicado una de sus obras,La Virgen Rojaalgunos de los textos de Hildegart fueron reeditados como: La rebeldía sexual de la juventud(Anagrama, BCN, 1977),Medios para evitar el embarazo(Guara, Madrid).
Estamos ante una obra importante, de un retrato de época, del sueño de una mujer que luchó por la emancipación en su perturbación, de una muchacha ávida de conocimiento y de vida, de una historia hermosa y terrible escrita por uno de los mayores testimonialistas sobre el holocausto español, un maestro del periodismo libre y al servicio del pueblo.
Pepe Gutiérrez-Álvarez
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