lunes, abril 27, 2015

Racismo, xenofobia e islamofobia: la extrema derecha nauseabunda sube la apuesta



El año pasado, más de 4 mil hombres, mujeres y niños, murieron tratando de atravesar el mar Mediterráneo. Querían inmigrar a Europa desde África y medio oriente.
Estos últimos días, al menos 1300 inmigrantes, empujados por la miseria o las guerras, alimentadas o provocadas por los imperialistas, se ahogaron en el Mediterráneo.
Mientras que los asesinatos premeditados por los gobernantes continúan, los diarios publican editoriales cada vez más nauseabundas o con falsas propuestas de izquierda.
La xenofobia más virulenta y reaccionaria viene de la prensa inglesa. En su editorial del 17 de abril, Katie Hopkins de The Sun -diario de mayor tirada- no dudó en calificar de “cucarachas” a los inmigrantes. Y luego no tiene ningún problema para sugerir que se utilicen “barcos de guerra para detener a los clandestinos”.
Este tipo de editoriales no tienen otro objetivo que vender un diario, dejando la vía libre para que la extrema derecha exprese libremente sus ideas racistas. Uno de los que se ha aprovechado es Eric Zemmour, un escritor y periodista de extrema derecha muy en boga el último año.
En su crónica radial del 23 de abril dijo que, ’’en última instancia, de lo que se trata es de “derechos humanos que matan”. ¿Por qué?, porque son los “derechos humanos” los que nos obligan a rescatarlos, recibirlos, adoptarlos e integrarlos, pero del otro lado, nosotros no tenemos derecho a seleccionarlos”. De estas ideas a llamarlos cucarachas, hay un solo paso.
Para Yvan Rioufol, en su editorial de Le Figaro del 23 de abril, la urgencia no está en socorrer a los inmigrantes, sino en “disuadir a quienes quieren forzar la entrada”. Esta masacre de inmigrantes, en vez de conmover, significa “un nuevo debate sobre la inmigración en Europa”. El editorialista define esta inmigración como una “amenaza para Europa”, se apoya en todos los argumentos más usados por la extrema derecha.
Así, estaríamos ante la “invasión de un millón de desfavorecidos (…) dispuestos a todo ahora mismo” quienes evidentemente serían todos “musulmanes”. Un despertar de la ideología racista e islamófoba digna de Eric Zemmour

“Primero rescatar, luego acompañar y reformar para terminar”

En su crónica en video del 20 de abril, Christophe Barbier, editorialista de L’express, sintetiza como nadie el pensamiento de las clases dominantes. Ya no se trata de defenderse contra una “invasión”, sino primero de “salvar” esos inmigrantes para no ser acusados “de no asistencia a personas en peligro” y así “salvar el honor de Europa”. El objetivo del gobierno francés es reaccionar ante la urgencia mediática, incluso si esto implica una dosis de humanitarismo.
Una vez rescatados los inmigrantes, el acompañamiento consiste en separar la paja del grano. Habría que “acompañar” a sus países de origen a los inmigrantes “que dejan un país o una situación económica y social que no les da suficiente esperanza” y excepcionalmente “acoger” a quienes “escapan de una guerra civil”. Esto para evitar atraer más inmigración. Para los felices elegidos para la vuelta al país de origen, se trata en realidad de “acompañarlos y ayudarlos a quedarse en su país” para que “desarrollen su proyecto de esplendor personal”.
Esta es la táctica habitual de la burguesía. Luego de haber separado al inmigrante “legal” del “ilegal”, hay que hacer lo mismo entre los “ilegales”: estarían quienes arriesgan su vida en una “guerra civil”, definición cambiante según el criterio de los distintos gobiernos, y quienes lo hacen de otra forma, viviendo en el hambre y la miseria.
Para lograr una respuesta de largo plazo “a la tragedia de los inmigrantes que atraviesan el Mediterráneo” habría que "reformar los lazos existentes entre el norte y el sur del Mediterráneo”. Dicho de otra forma “ayudar al continente africano a salir del caos y de marchar hacia la prosperidad”. Además habría que "modificar las acciones diplomáticas y militares hacia o contra los países del norte de África que se encuentran en una vía directa al caos o en manos de traficantes como Libia”. También "habría que manejar el futuro de Siria”
El muerto se ríe del degollado. Son las políticas imperialistas, en colaboración con las dictaduras y las pseudo democracias locales, las responsables de mantener el subdesarrollo, la miseria, el hambre, el desempleo y la sobreexplotación en las semicolonias africanas. Y son las intervenciones imperialistas las que crean el caos y las guerras civiles (así como a los monstruos reaccionarios) que obligan a los inmigrantes a huir. Esta “reforma de las acciones diplomáticas y militares” que pide Christophe Barbier, no es otra cosa que una forma de pensar nuevas intervenciones imperialistas en Libia y en Siria.

Hollande, Sarkozy y Marine Le Pen se tiran la pelota

“Dramático”, “espantoso”, “tristeza”. Con estas palabras de emoción se expresaron, pocas horas después del naufragio en las costas de Libia de 800 inmigrantes, algunos de los responsables de estas masacres, especialmente el gobierno francés
Luego de las lágrimas de cocodrilo, viene la instrumentalización. Cécile Cornudet, en su editorial del diario económico Les Echos del 23 de abril, describe el enfrentamiento político entre el UMP de Sarkozy, el PS y el FN de Le Pen. Nos dice que los tres partidos se “remiten la responsabilidad de la situación […] para ocultar la impotencia” de unos y otros. Sarkozy ataca a Hollande en el terreno del “problema de la inmigración” ya que este último “se había negado a enfrentarlo”. Hollande, apoyado en este punto por el FN, replica sobre la necesidad de “reparar los errores del pasado en Libia” reprochándole a Sarkozy no haber tenido “ninguna reflexión sobre lo que debía pasar después” de la intervención militar que implementó antes de la caída de Kadafi.
Contrariamente a las conclusiones de la editorialista de Les Echos, este diálogo de sordos no demuestra la impotencia de estos gobiernos, sino su responsabilidad completa en estos asesinatos. Como prueba, luego de haber denunciado una “catástrofe” y haber calificado a los “pasadores” de “terroristas”, François Hollande no dudó en pedir a la Unión Europea más recursos para luchar contra el tráfico de seres humanos. Es decir, más recursos para rechazar a los inmigrantes y bombardear a los pasadores. Estamos ante un nuevo pretexto para una intervención militar contra los nuevos “terroristas” en Libia, más aún si el gobierno anterior, el de Sarkozy, no habría terminado correctamente el trabajo.
Las respuestas de los gobiernos imperialistas son claras: triplicar el presupuesto para la vigilancia del Mediterráneo y preparar las nuevas intervenciones en Libia y en Siria.

“Legalización de la inmigración” y “venta de visas a los trabajadores inmigrantes”

Libération, el 21 de abril, y Le Monde un día antes, le dieron la palabra a Emmanuelle Auriol, investigadora de la Escuela de Economía de Toulouse y a su colega Alice Mesnard de la City University de Londres, coautoras de un trabajo sobre la “legalización de la inmigración”
Ellas constatan que “la inmigración económica no desaparecerá mientras existan semejantes diferencias económicas entre el Norte y el Sur […] y la necesidad de inmigrantes” en Europa. Ante esta situación, las investigadoras proponen "legalizar la inmigración económica mediante la venta de visas a quienes desean venir a trabajar en nuestros países”. Según el estudio, esta legalización, sumada a una política represiva hacia los pasadores y a las empresas que continúen empleando trabajadores “clandestinos” permitiría poner fin a estas catástrofes.
La “legalización de la inmigración” está lejos de representar el punto de vista dominante en los países imperialistas y se ubica en el terreno burgués de la lucha contra los pasadores. Hoy los estados europeos entregan “visas con cuentagotas, haciéndoles juegos a los pasadores”. Sin embargo esta “legalización de la inmigración” tiene como base el mantenimiento de las fronteras y como objetivo proporcionar una mano de obra legal, abundante y poco calificada a las empresas capitalistas, tomando como ejemplo a Israel o a Jordania que “otorgan permisos de trabajo temporarios para empleos poco calificados”
Esta variante de la inmigración burguesa, que Le Monde y Libération presentan como una alternativa a la respuesta de “más seguridad”, sólo le sirve a los empresarios. Estos no tienen inconvenientes en utilizar a los trabajadores “ilegales” que sobreviven a las rutas migratorias más peligrosas, en la construcción, en la agricultura o en otras actividades, logrando así una mayor división de nuestra clase.

La única solución es la libertad para instalarse y circular para todos los trabajadores

“Legalizar la inmigración a través de la venta de visas a los trabajadores inmigrantes” sólo le sirve a quienes nos explotan en los talleres, en las oficinas y en las empresas. A quienes ya ayudan a los gobiernos que asesinan en masa y luego derraman lágrimas de cocodrilo. Debemos exigir el fin de las agresiones imperialistas y de las operaciones de represión en las fronteras europeas. El derecho a la circulación para todos los que huyen de su país, la regularización de todos los sin papeles y sus familias. Esta es la única forma de responder al grito de auxilio de nuestros hermanos y hermanas de clase.

La Izquierda Diario

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