domingo, abril 26, 2015

Turquía sigue negando el genocidio armenio, con el guiño de Obama



A 100 años del genocidio armenio, Turquía sigue aferrándose al negacionismo, rechazando reconocerlo como “genocidio”. Obama también rehusó hablar de “genocidio” y se refirió a “masacres”, para no tensionar la relación con Turquía, aliado estratégico en la OTAN.

Desde hace varias semanas, Turquía está desplegando una intensa actividad diplomática para evitar que el centenario del genocidio Armenio se convierta en el centro de la atención mundial este 24 de abril. Todo indica que no lo ha logrado.
La tensión con el Vaticano, después de las palabras del papa Francisco hablando de “genocidio” llegó a cotas muy altas. Ankara dijo que el papa decía “estupideces”, que eran palabras “inaceptables” y que "la historia ha sido instrumentalizada con fines políticos".
Esta semana se repitió la escena, después de que el parlamento austriaco condenara de forma conjunta el genocidio armenio. El ministerio de exteriores turco llamó a consultas a su embajador en Viena y denunció lo que llamó “calumnias”.
"Turquía y la nación turca nunca olvidarán esta calumnia en contra de su historia", afirma un comunicado del Ministerio. "Está claro que esta declaración tendrá efectos negativos permanentes en las relaciones entre Turquía y Austria", señala la nota.

El negacionismo turco y la complicidad de los aliados de occidente

"¿Quién se acuerda de los armenios?", dijo Hitler para justificar el holocausto. Al día de hoy, 100 años después, Turquía sigue negando su existencia.
Numerosos historiadores han demostrado que el aniquilamiento de más de 1.500.000 armenios, junto a cientos de miles de sirios, griegos y otras minorías, fue parte de un plan sistemático del gobierno de los jóvenes turcos, con el objetivo de “homogeneizar” el nuevo Estado turco. Documentos del propio ejército otomano, con órdenes precisas, así lo prueban.
Sin embargo, hace un siglo que Turquía se aferra al negacionismo, rechazando que se pueda llamar genocidio a estas masacres. El relato “oficial” turco sostiene que las muertes y matanzas se produjeron como parte de una guerra, donde murieron armenios, griegos y también turcos.
En 2005 fue incorporado al código penal turco el artículo 301, que establecía penas de prisión de seis meses a tres años, por actos de “agravio” a la “identidad nacional turca”, al gobierno o a las instituciones como las fuerzas armadas.
La negativa de Turquía a reconocer el genocidio tiene motivaciones ideológicas (la preservación de la “identidad turca”), políticas, jurídicas y también económicas, para evitar masivos pedidos de indemnizaciones y restitución de propiedades.
Durante todo el siglo XX Turquía logró imponer que el genocidio armenio fuera un “genocidio olvidado”. Algo que solo fue posible con la complicidad de la mayoría de los Estados imperialistas.
Si bien en los últimos años una veintena de países han reconocido el genocidio, Estados Unidos sigue manteniendo una ambigüedad calculada sobre el tema.
La mayoría de los estados federales fueron reconociendo el genocidio, pero en el año 2010 la Casa Blanca intervino para evitar que un comité del Congreso de EE.UU. definiera los hechos con ese término. Este martes, el Ejecutivo de Obama, que necesita a Turquía como aliado en su política hacia Oriente Medio, omitió el término en una nota de prensa en la que informaba de una reunión con grupos armenios.
Obama había prometido en su campaña electoral del 2008 que reconocería el “genocidio”, lo que no cumplirá este viernes, generando malestar en grupos armenios norteamericanos.
Desde la Casa blanca justificaron esta cínica decisión: "Sé que hay algunos que esperaban escuchar un lenguaje diferente este año, y entendemos su perspectiva, pero creemos que el enfoque que hemos tomado en años pasados sigue siendo el correcto para reconocer el pasado y para nuestra capacidad de trabajar con nuestros aliados regionales en el presente", afirmó el portavoz adjunto de la Casa Blanca, Eric Schultz.
Israel también se niega a reconocer el genocidio armenio, en lo que históricamente influyó que Turquía fuera el primer país musulmán en reconocer el Estado de Israel, en fecha tan temprana como 1949, cuando se estaba produciendo la limpieza étnica sobre el pueblo palestino. El líder sionista Ben Gurión consideraba a Turquía parte de una “periferia estratégica”.
En las últimas décadas se retomó una relación “estratégica” entre ambos países, que a pesar de atravesar importantes tensiones diplomáticas, está sostenida en fuertes relaciones económicas. Turquía es uno de los diez socios comerciales más importantes de Israel.
A Israel le interesa, además, negar el genocidio turco para que no se hable tampoco de la limpieza étnica y ocupación en palestina, su propia “hazaña” fundadora del Estado.
Alemania hasta ahora ha omitido usar el término “genocidio”, para preservar sus relaciones con Turquía, y por el hecho de que en ese país viven más de 3 millones de personas de origen turco. Aunque este viernes el parlamento alemán aprobará finalmente una declaración de reconocimiento, 100 años después.
Turquía es un aliado estratégico para los países de la Unión Europea y Estados Unidos, por su ubicación geoestratégica en una de las” puertas de Europa”, su posición en el Mar Negro y sus fronteras con Siria, Irak e Irán. En Turquía se encuentra la base militar norteamericana de Incirlik, y desde 2012 se puso en marcha la misión de misiles Patriot en la frontera turca con Siria, donde participan fuerzas militares de países miembros de la OTAN. Actualmente se encuentran allí militares españoles.
Todo esto explica que, a pesar de algunas declaraciones cargadas de hipocresía que se pueden escuchar estos días, los países de la OTAN estén interesados en mantener en los mejores términos sus relaciones con Ankara, eludiendo la cuestión del genocidio armenio.

Jossefina L. Martínez

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