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martes, enero 21, 2020
"El robo del siglo": la banca y el Estado en ridículo
Un golpe contra los ladrones del corralito en el nuevo film protagonizado por Peretti y Francella.
El estreno del film dirigido por Ariel Winograd trae a la pantalla grande la recreación del robo a la sucursal Acassuso del Banco Río, cuya logística inteligente y contexto político supieron ganarse la simpatía popular en medio de un fuerte rechazo a la banca y a la represión policial.
Con las actuaciones estelares de Diego Peretti, en el papel de Fernando Araujo, y Guillermo Francella, como Luis Mario Vitette, el film recrea la conformación, desarrollo y caída de la banda que en enero del 2006 sustrajo exitosamente el contenido de más de 145 cajas de seguridad de la sucursal del Banco Río, a plena luz del día, en medio de un atraco y sin disparar un solo tiro.
El hecho se hizo conocido popularmente como “el robo del siglo” debido a lo ingenioso del plan y al éxito de su resultado, cosas que uno solo espera ver en las películas de ficción. El operativo consistió en simular un atraco frustrado, ganando tiempo para que la banda pudiera abrir las cajas de seguridad y luego darse a la fuga por medio de un túnel que conectaba las instalaciones de la sucursal con el desagüe fluvial, donde los ladrones habían construido un dique y los esperaban un par de lanchas para retirarse con el botín.
La producción de Winograd logra escenificar con bastante precisión los hechos, para lo cual contó con la colaboración del ideólogo del operativo, Fernando Araujo, y gran parte de sus anotaciones y planos caseros. Araujo es representado, como en los hechos, como un outsider del mundo delictivo. Artista plástico, artista marcial, lector ávido, creativo, silencioso, es todo lo contrario al otro protagonista de la historia, el uruguayo de profesión delictiva, Luis Vitette, quien pasaría a ser conocido como el “hombre del traje gris” –por su vestimenta durante el robo. Entre los dos dirigirán a la banda que se hará con el botín calculado en unos 19 millones de dólares: Araujo como el ideólogo y Vitette al frente de las negociaciones con la policía.
Ladrón que roba a ladrón
La película logra reflejar que a Fernando Araujo no le importaba tanto el dinero como dejar una marca realizando su obra maestra. Después de todo, él no tenía necesidades económicas urgentes que satisfacer.
Al planificar el robo, Araujo estima que si bien las cajas de seguridad contenían pertenencias de los clientes, y no del banco, los damnificados serían resarcidos posteriormente con montos que incluso superarían el contenido de las mismas. Cosa que al final sucedió, según estiman fuentes periodísticas.
Entre sus anotaciones previas al robo se deja leer una frase “Si tenés un arma podés robar un banco pero si tenés un banco podés robar a todo el mundo”. Lo mismo se expresa en la película cuando el protagonista, en dialogo con su terapeuta, cita la célebre frase de Bertolt Brecht "¿Qué es el robo de un banco en comparación con fundar uno?". Para Aurajo, el robo era una acción poética: vulnerar los intereses de aquellos que han saqueado los bolsillos de la población, aunque los beneficios no sean colectivizados. Para esto su plan buscaba empatizar con el principal enemigo de la banca... el pueblo.
Un aspecto que el filme se priva de desarrollar es la simpatía popular con el robo del siglo. La Argentina venía de atravesar el quebranto de su economía y un fenómeno que dejará su marca en la población: el corralito y la confiscación de los ahorros. Cuando tuvieron lugar los hechos del robo del siglo aún permanecía latente en la población el rechazo hacia las instituciones financieras que, en el peor momento del país, confiscaron las pertenencias de trabajadores, jubilados y ahorristas, liquidando el trabajo ahorrado de miles de personas y generando distintas concentraciones en las puertas de los principales bancos. No importa periodo que se revise, la banca siempre se encuentra entre los grandes beneficiados del proceso de acumulación capitalista. Lo mismo vale para el pago de las acreencias de la deuda o títulos y letras a altas tasas de interés pactados con los sucesivos gobiernos. El caso más paradigmático es el de los jubilados, sometidos a la jubilación mínima mientras sus ahorros –Fondo de Garantía de Sustentabilidad- son destinados al pago de la deuda externa, en gran medida en manos de la banca privada.
El “robo del siglo” concitó la simpatía de la población, no solo por la proeza logística de un plan impecable, sino porque fue un cachetazo al sistema financiero, dejando en ridículo a la banca confiscadora. Todas las medidas sofisticadas de seguridad habían sido franqueadas por un grupo de individuos de poca monta.
Burlando al Estado
El otro hecho trascendente es como la banda logró manipular a las fuerzas policiales que habían acudido al lugar de los hechos. En los planes de Araujo la simulación era una de las piezas fundamentales de la logística.
La película destaca alguno de los esfuerzos de los protagonistas para lograr su cometido. Las lecciones de teatro que tuvo que tomar Vitette para moverse con soltura; el estudio del manual de procedimientos del Grupo Halcón para conocer los pasos de los efectivos policiales; la convocatoria al fiscal y al abogado para ganar tiempo; etc. Pero un dato en particular es la mención al antecedente de la Masacre de Ramallo, donde los rehenes y delincuentes fueron acribillados por la policía durante el desenlace del robo a la sucursal del Banco Nación de Villa Ramallo. Peretti, personificando a Araujo, sentencia que nadie intentaría ingresar al banco con este antecedente. Araujo tenía razón, la policía estaba cuestionada y limitada por estos hechos, lo que le valió a la banda otro recurso del cual hacerse para mantener a raya a las fuerzas represivas del Estado. Para seguir sumando, la banda ingresó al banco utilizando réplicas de armas de fuego ya que no tenían previsto disparar ni un solo tiro, en contraste con la política del gatillo fácil y el accionar impune de las fuerzas represivas.
Cuando la policía finalmente ingresó, los ladrones ya se encontraban bien lejos y asegurados. A su ingreso se toparon con las armas truchas y un cartel con la leyenda "En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores".
El robo del siglo es un hecho que inspiro distintas producciones cinematográficas e incluso series como La casa de Papel. A 14 años de su ejecución, su retorno en los cines sigue generando la simpatía de la población, la misma que sigue siendo víctima de los negocios y la especulación financiera que impulsa la banca y las instituciones financieras, bajo el amparo del Estado.
En la época de la bancarrota mundial y la quiebra dela economía local, la tarea de robarle a los ladrones, o de expropiar a los expropiadores, vendrá de la mano de la acción colectiva de los trabajadores, con la nacionalización de la banca, el no pago de la deuda externa y una salida integral a las necesidades del pueblo trabajador.
Marcelo Mache
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