Han pasado 52 años de aquella gesta histórica del proletariado cordobés, y el Cordobazo se sigue conmemorando año tras año, no solo por las y los luchadores, sino por el conjunto de la clase trabajadora; incluso la burocracia sindical y hasta el parlamento burgués rinden su homenaje impostado. La importancia histórica del Cordobazo, y su actualidad, se concentra en la cuestión del poder, en la tendencia de la clase obrera a la toma del poder.
El Cordobazo se levantó contra la dictadura militar de Onganía, que tenía el apoyo de la burocracia sindical de Vandor, y fue consentida al principio por el propio Perón, que había expresado desde Madrid que recibía el golpe con una “esperanzada expectativa”. A los pocos meses de la asunción de esa dictadura, Krieger Vasena que había sido ministro de la “fusiladora” en 1955, ocupó el Ministerio de Economía. Su plan consistía en una devaluación, congelamiento salarial y facilidades al capital financiero. Y por supuesto una fuerte represión a las luchas obreras y populares que se fueron estableciendo en contra de esta política, entre las que hay que contar “la noche de los bastones largos”.
El levantamiento insurreccional no fue un acto espontáneo. Esta acción general de la clase obrera se fue anticipando por varios episodios. En la segunda parte de 1968 la huelga petrolera de Ensenada se extendió por varios meses. También se produjeron huelgas en Goodyear y en Peugeot. En agosto paró el Smata en Córdoba y los obreros de la IKA-Renault se enfrentan a la policía. A comienzos de 1969 se destacó la huelga de la gráfica Fabril Financiera, entre otras.
Una masa de 6.000 obreros del Smata colmaron el Córdoba Sport, el 14 de mayo, para enfrentar el decreto de supresión del sábado inglés, que tenía Córdoba y otras cuatro provincias, y se produce una batahola que conduce al paro del Smata del 15 y 16 de mayo. UTA y UOM también paran el 15 y 16 en solidaridad y por reivindicaciones propias. El 16 también para la CGT-A regional. Durante esos días se producen movilizaciones estudiantiles en Corrientes y Rosario, donde caen los estudiantes Cabral, Bello y Blanco. La larga preparación de la clase obrera y del estudiantado, también explica la intensidad y el carácter de la gesta cordobesa.
El movimiento lo dirigió la clase obrera. En Córdoba un plenario del Smata, que sesionó con barra, aprobó un paro para fines de mayo. Las CGTs de la época habían decretado un paro nacional para el día 30 de mayo, como producto de la presión de una serie de luchas de las bases obreras. El plenario de sindicatos cordobeses decidió que el paro seria “activo” y comenzaría un día antes, el 29 de mayo a las 11 horas.
El centro de la movilización lo ocupaba la columna masiva de obreros, especialmente los trabajadores de la IKA. En un primer enfrentamiento se produce la retirada de las fuerzas policiales, pero recrudece la lucha en las cercanías de Plaza Vélez Sarsfield, unas cuadras más adelante es asesinado el obrero Máximo Mena, que era también estudiante en la UTN.
Las batallas se extienden a varios puntos en la ciudad y ya se trata de una rebelión popular donde participan todas las clases explotadas, en primer lugar la juventud estudiantil. Se queman locales que representan la opresión económica y social, tales como comisarías, Círculo de suboficiales del ejército, oficinas de Xerox, entre otras. Los piquetes obreros se oponen a los saqueos, lo que marca el carácter político. A las 17 horas la policía derrotada se retira y los trabajadores toman el control de la ciudad. A las 22 horas los obreros de Luz y Fuerza cortan la energía para favorecer la resistencia, ante la intervención de las tropas del tercer cuerpo de ejército, las cuales van a tardar días en retomar el control.
La consigna política principal se coreaba masivamente en las calles: “luche, luche, luche, y no deje de luchar, por un gobierno obrero, obrero y popular”. El Cordobazo le propinó un golpe demoledor a la dictadura militar, y a la vez abrió paso a un ascenso obrero y revolucionario en el país, que llevaría a las fuerzas armadas, a la burguesía y sus partidos, a establecer la salida electoral y el operativo del retorno de Perón.
Con la derrota de la dictadura se ponía en peligro directamente el Estado capitalista. La vuelta de Perón fue la última carta de la burguesía (con el imperialismo supervisando), para neutralizar la situación revolucionaria que había iniciado el proletariado cordobés. Pocos años después, con el fracaso del peronismo en esa tarea, y luego de haber transcurrido el Rosariazo, el Tucumanazo, el Choconazo, el Rocazo, el Mendozazo, el Viborazo (segundo Cordobazo), y la huelga general de junio y julio de 1975, la burguesía y el imperialismo, con la participación de la iglesia, acudirán directamente al fascismo para terminar físicamente con ese ascenso obrero.
El ascenso obrero se expresó en los sindicatos con un desarrollo fenomenal del “clasismo”. En las fábricas de la Fiat, Concord y Materfer, que no habían tenido participación en el Cordobazo, se produce una verdadera revolución en marzo de 1970, cuando una asamblea del sindicato “amarillo” Sitrac (Concord) decide destituir a la conducción burocrática y elige una comisión provisoria. Ante el desconocimiento de la Secretaría de Trabajo, se ocupa la fábrica y se toma de rehenes a los jerárquicos, hasta que logran la convocatoria a elecciones. Gregorio “Goyo” Flores, que será candidato a presidente por el PO en 1983, fue uno de los dirigentes principales del Sitrac-Sitram. En 1972 se produce otro hecho histórico, cuando la Lista Marrón, encabezada por René Salamanca, obrero de la IKA y militante del PCR, gana la conducción del Smata.
La esencia del Cordobazo pasa por el ascenso revolucionario del proletariado, como queda dicho. Y entonces viene naturalmente la pregunta ¿por qué no triunfó? Para que una revolución pueda triunfar es necesario, entre otras cosas, un proletariado preparado; y la clase obrera no pudo construir un partido independiente de las masas trabajadoras. Ese debe del Cordobazo, no opaca las grandes enseñanzas y el legado que nos deja. Solo para dar un ejemplo hay que decir que los Convenios Colectivos de Trabajo conquistados en la época se siguen defendiendo en la actualidad.
En un folleto editado hace dos años por el Partido Obrero, con motivo del 50° aniversario, nuestro dirigente Néstor Pitrola, protagonista en las calles cordobesas de aquel 29 de mayo de 1969, expresa: “Política Obrera, un pequeño grupo de reciente constitución en Córdoba, tuvo su bautismo político y de fuego pasando exitosamente la prueba…”. En el haber del Cordobazo también debe contarse el templar a las y los cuadros revolucionarios que dejan y dejaron su vida por la construcción de un partido revolucionario. Nuestro mayor homenaje al “Colo” Christian Rath, a Marcelo Martin, a Silvia Amorin, al “Goyo”, y en ellos a toda la militancia socialista que sacó las conclusiones más altas del Cordobazo.
El Mayo Francés, la Primavera de Praga en 1968, la Asamblea Popular boliviana de 1971, y tantos otros procesos revolucionarios marcaron la época del Cordobazo. En la actual época de rebelión latinoamericana, de levantamientos populares en Colombia, Chile, Bolivia, Perú y otros países, resalta la vigencia del Cordobazo. La causa del Cordobazo sigue siendo la causa de la clase obrera mundial.
Jorge Navarro
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