En Colombia, las movilizaciones y piquetes continúan a casi un mes del comienzo de la rebelión popular que tumbó la reforma tributaria y puso en cuestionamiento a todo el gobierno de Iván Duque. El miércoles 26 tuvo lugar una jornada nacional convocada por el Comité Nacional de Paro, que reúne a las centrales sindicales, con manifestaciones y caravanas en todo el país.
El punto más álgido de la lucha, sin embargo, sigue siendo el valle del Cauca, donde los aguerridos bloqueos de ruta -principalmente de las organizaciones indígenas- se sostienen, pese a una intensa campaña patronal y mediática en contra. Entre los lugares sitiados se encuentra la ruta que une Cali con el puerto de Buenaventura, una pieza clave para el comercio exterior.
En esta región del país, tampoco cesan las manifestaciones. El martes 25 por la noche, fue incendiado el Palacio de Justicia ubicado en la localidad de Tuluá y fue asesinado un estudiante de Derecho en el marco de una movilización. En Cali, escenario de las principales movilizaciones en la zona, hubo una contramarcha organizada por sectores derechistas. El aire está caliente.
Este jueves 27, las madres de la primera línea, una organización que surgió para proteger a la juventud movilizada, marchaba en Medellín. Son los preparativos de una nueva irrupción callejera general, el viernes 28, cuando se cumpla el primer mes de las jornadas contra la reforma tributaria, que con el correr de los días derivaron en un levantamiento popular.
El Comité Nacional de Paro, mientras tanto, anunció el lunes 24 haber llegado a un preacuerdo con autoridades del gobierno (que aún debe ser ratificado por el Poder Ejecutivo) que supuestamente brinda “garantías” a la protesta social, y que abriría las puertas a una negociación del pliego de emergencia de las centrales sindicales, que entre otros puntos plantea una renta de emergencia para los sectores más pobres y el fin de la política de privatizaciones. El CNP se opone a luchar por la caída del gobierno reaccionario de Duque y busca un punto de aproximación.
Pero aun así, no está claro qué ocurrirá finalmente. Según el diario El Tiempo (26/5), “desde el Gobierno se va a insistir en que es necesario que antes de iniciar con la mesa de negociación se deben levantar todos los bloqueos de vías”. El planteo del “diálogo” se muestra así como un intento de desactivar el levantamiento popular y mantener a Duque en el cargo. Mientras tanto, continúa la represión, que ya dejó medio centenar de muertos.
Uno de los problemas de la demanda oficial al CNP es que éste no tiene control sobre muchas de las movilizaciones ni sobre los piquetes que se desarrollan en la costa del Pacífico. Organizaciones de esa zona han cuestionado abiertamente la política de diálogo de las conducciones sindicales.
La rebelión colombiana derribó la reforma tributaria y la privatista reforma de la salud. Logró la salida de dos ministros (un tercero, el de Defensa, sobrevivió en el parlamento a una moción de censura). Concentra la atención de América Latina. Es posible derrotar a Duque. En esa línea, se necesario un encuentro nacional de trabajadores, estudiantes, campesinos e indígenas para centralizar la lucha y desenvolver la huelga general.
Gustavo Montenegro
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