“Nadie puede detenerlos, y una acusación por alterar la paz no los disuadirá”, asegura The New York Times. Los dirigentes de Hamás, afirma, “no tienen ningún control sobre los acontecimientos”. Los ataques fascistas no lograron sofocar un levantamiento que se ha extendido a la mayor parte de las ciudades “mixtas” o las aldeas palestinas.
El NYT indica que “el conflicto forjó un momento de unidad entre los palestinos de Cisjordania, Israel y Gaza (…) También dio lugar a días de ataques violentos dentro de Israel por parte de turbas árabes y judías, y destacó décadas de frustración entre los ciudadanos árabes de Israel que representan alrededor del 20 por ciento de la población y enfrentan discriminación frecuente” (20/5).
Masacre y crisis sanitaria en Gaza
El 10 de mayo, Hamas lanzó una lluvia de cohetes contra Jerusalén en respuesta a varias redadas policiales en la mezquita de Aqsa, uno de los lugares más sagrados del Islam, y los desalojos planeados –en el marco de la política de “limpieza étnica” y colonización por parte del sionismo– de varias familias palestinas de sus hogares en la ciudad. Tras los disparos de 4.000 cohetes, Israel respondió con cientos de ataques aéreos en Gaza, que no tenía el escudo que posee el estado sionista. Murieron más de 200 personas (60 niños), todas ellas palestinas excepto 12. Recién el 20 de mayo; después del anochecer, Israel y Hamas acordaron un alto el fuego.
“Desde que el grupo islamista tomó el control de Gaza en 2007, las dos partes han librado cuatro guerras y varias batallas más pequeñas, que han costado miles de vidas (nuevamente, en su mayoría palestinos). La chispa del último brote se produjo en Jerusalén”, dice The Economist (20/5), para quien el acuerdo no durará demasiado.
La campaña aérea y de artillería israelí ha matado a más de 230 personas en Gaza, la mayoría de ellas civiles, y ha dañado gravemente la infraestructura del territorio, incluidos los sistemas de agua potable y alcantarillado, la red eléctrica, hospitales, escuelas y carreteras. Todo esto repercute sobre la crisis sanitaria, ya que a Palestina no ha llegado ni siquiera una vacuna. Sin agua potable, luz y con los hospitales colapsados en medio de la pandemia, se trata de una masacre humanitaria por partida doble sobre una población de dos millones. El objetivo principal ha sido la extensa red de túneles de Hamas para mover combatientes y municiones, e Israel también ha tratado de matar a los líderes y combatientes de Hamas (NYT, 20/5).
Pero no el único objetivo: los ataques aéreos de Israel dañaron 17 hospitales y clínicas en Gaza, destruyeron su único laboratorio de pruebas Covid-19 y cortaron el servicio de agua potable, electricidad y alcantarillado en gran parte del enclave, profundizando la crisis humanitaria en el territorio ya poblado y empobrecido. Decenas de escuelas en Gaza han sido dañadas o cerradas, y 72.000 habitantes de Gaza han abandonado sus hogares, en su mayoría refugiándose en escuelas administradas por la ONU (ídem).
Alto al fuego “unilateral”
Un alto el fuego entre Israel y Hamas entró en vigor el viernes por la mañana.
Netanyahu se reunió el jueves con su gabinete de seguridad para revisar el daño ocasionado a Hamas, incluida la destrucción de su red de túneles y su arsenal de cohetes y lanzadores. Él y otros funcionarios israelíes habían insistido en que el bombardeo de Gaza continuaría todo el tiempo que fuera necesario para salvaguardar la seguridad israelí. Israel considera a Hamás una “organización terrorista”. Sin embargo, anunció de manera unilateral el cese al fuego.
Biden “instó al Sr. Netanyahu a aceptar un alto el fuego antes de que se evaporara el apoyo internacional a Israel”, indica el NYT. Diplomáticos de Egipto, Qatar y las Naciones Unidas han mediado entre las dos partes. En un discurso transmitido desde la Casa Blanca, el presidente Biden felicitó a Netanyahu y prometió reunir recursos internacionales para reconstruir Gaza y agregó: "Haremos esto en total asociación con la Autoridad Palestina, no con Hamas, la Autoridad, de una manera que no permita a Hamas reabastecer su arsenal” (ídem).
La decisión de Israel no se basó en las consideraciones de Washington, sino en la enorme presión interna debido a la rebelión popular.
Emiliano Monge
21/05/2021
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