La noche del martes 28 de febrero, un tren que transportaba cientos de pasajeros -en su mayoría estudiantes universitarios- de regreso a la ciudad de Tesalónica, tras el inicio de la Cuaresma ortodoxa griega, chocó a la salida de un túnel con una formación de carga que iba en sentido opuesto utilizando la misma vía. El choque frontal fue bruto. Al menos 57 personas murieron. El gobierno derechista de Kyriakos Mitsotakis habló de ´error humano´ generando un repudio masivo por el estado calamitoso de la red ferroviaria. Mitsotakis acusó públicamente a un trabajador de 59 años, jefe de la estación Larisa, como único responsable del accidente. Rápidamente, la furia se esparció por todo el país.
Las propias fuentes del sistema ferroviario constataron que este jefe de estación había cumplido durante casi 10 años funciones en el Ministerio de Educación tras los recortes promovidos por la Troika (FMI-Banco Europeo y Comisión Europea) por la crisis de deuda griega. Su retorno al sistema ferroviario se había realizado en tareas administrativas hasta que recibió una capacitación de cuatro meses para ser jefe de estación; puesto que asumió en febrero de 2023. Los reportes han demostrado que este trabajador fue reubicado constantemente a otras estaciones. Su paso como jefe de estación de Larissa fue muy breve.
El abogado defensor del trabajador ha denunciado a los medios que, durante 20 minutos, una sola persona estuvo a cargo de toda la red ferroviaria del centro del país. Nikos Tsikalakis, quien dirige la Asociación de Trabajadores Ferroviarios, dijo que la red no solo tenía una escasez crónica de personal, sino que estaba irremediablemente atrasada (The Guardian, 01/03).
La masacre fue consecuencia de la completa falta de inversiones y mantenimiento que realiza la concesionaria de la red ferroviaria, Hellenic Train, la cual desde 2014 ha incumplido con diversas advertencias elevadas por la Agencia Ferroviaria Europea (ERA) sobre el calamitoso estado del servicio. La principal denuncia es la ausencia de instalación del Sistema Europeo de Control de Trenes (ETCS), ya que un sinnúmero de operaciones se realiza manualmente. La comunicación entre jefes de estación es manual, de la misma manera que el cambio de rieles. Actualmente, se desempeñan 750 trabajadores ferroviarios en toda la red nacional: una Ley del Parlamento estipula que el mínimo indispensable para el funcionamiento correcto de la red es de 2.100 empleados. El Estado griego avanzó en una furiosa privatización de toda la red tras el default de la deuda externa en 2012/3.
Huelgas y movilizaciones
Desde la mañana siguiente al accidente, el sindicato ferroviario se ha declarado en huelga por tiempo indeterminado hasta que sean resueltas las demandas de los trabajadores, tanto de personal, seguridad y salarios. Los estudiantes universitarios y de otros niveles han protagonizado diversas movilizaciones a lo largo y ancho del país. La Plaza Sintagma de Atenas han sido escenario de enfrentamientos con la policía, que ha respondido con una brutal represión a las diversas manifestaciones.
ADEDI, el sindicato de los funcionarios públicos, ha convocado a una huelga nacional para el 8 de marzo. Será secundada por los gremios del transporte marítimo y urbano, así como médicos, profesores y actores. Lo propio se discute entre los trabajadores del subte y tranvías. De esta manera, todo el transporte del país quedaría paralizado durante la jornada, que coincide con manifestaciones convocadas por el día internacional de la mujer trabajadora. Se espera una marea humana desfilando por Atenas. Las reivindicaciones centrales apuntan al cese de las privatizaciones y que “se depuren las verdaderas responsabilidades por el crimen homicida” (Infobae, 7/3).
Crisis política
La furia contra el gobierno es generalizada. La masacre ferroviaria ha desatado una crisis política a sólo semanas de las elecciones parlamentarias, convocadas para el 9 de abril próximo. Los enfrentamientos más brutales se han producido en las propias puertas del Parlamento. La oposición y el gobierno han estado durante días acusándose mutuamente por el estado de la red ferroviaria, tanto Syriza como el PASOK -principales partidos de oposición- han sido gobierno en la última década. Se debate un retraso de las elecciones hasta que se calmen las aguas.
La masacre de Tempe ha reactivado el hastío generalizado del pueblo griego. Hace solo meses otra huelga general había sido convocada contra la carestía ocasionada por la guerra de la OTAN contra Rusia. Los trabajadores griegos se incluyen así en el torrente de rebeliones populares y crisis políticas que recorren el mundo.
Joaquín Antúnez
07/03/2023
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