Un nuevo paro general sacudió a Grecia este jueves 16, a dos semanas de la catástrofe ferroviaria que dejó 57 muertos en la ruta que une Atenas y Tesalónica.
El movimiento obrero y la juventud griega reclaman justicia para las víctimas de la colisión de dos trenes. El gobierno griego lo atribuyó a un error humano, pero se trata en verdad de un resultado del vaciamiento ferroviario por parte de las sucesivas administraciones políticas (Pasok, Syriza, Nueva Democracia) y la consiguiente falta de medidas de seguridad.
La novedad de esta nueva medida de fuerza es que a la federación del sector público (Adedy) y el transporte se sumó la central de trabajadores privados (GSEE), muy cuestionada por no participar en el paro del 8 de marzo. Ese día, decenas de miles de personas coparon la Plaza Syntagma en Atenas.
Así las cosas, este 16 el cese de tareas se cumplía con gran impacto en el transporte (trenes, taxis, ferries, etc.). En los aeropuertos, la adhesión de los controladores aéreos obligó a suspender los vuelos. Los sindicatos del sector denuncian que la falta de medidas de seguridad puede provocar un desastre similar al que se vivió en el ferrocarril.
También pararon los docentes y las federaciones sindicales del turismo y la alimentación. Los periodistas cubrieron las marchas que acompañaron el paro (alrededor de 70 en todo el país), antes de plegarse a las medidas.
Se trata del proceso de paros y movilizaciones más importante desde las manifestaciones de 2015 contra el ajuste de los gobiernos y la Troika (FMI, Comisión Europea, Banco Central Europeo).
Fueron estos organismos, justamente, los que instigaron la privatización, a precio vil, del ferrocarril en Grecia. Un grupo italiano se quedó con Hellenic Train en 2017, durante el gobierno de la centroizquierdista Syriza, continuando con el deterioro del servicio.
La lucha de los obreros y la juventud (muchas de las víctimas eran estudiantes) altera el panorama griego y puede dar lugar a giros políticos. Antes del choque, el oficialismo (la derechista Nueva Democracia) daba por descontado un triunfo en las elecciones parlamentarias de este año (con fecha a definir) que ahora queda en duda. En medio de una elevada inflación y desempleo, el desastre ferroviario terminó de crear un malestar popular que se extiende a todas las fuerzas políticas tradicionales.
Que viva la lucha de los trabajadores y la juventud griega.
Gustavo Montenegro
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