Las andanzas especulativas del capital financiero internacional, la toma de los mercados internos de las naciones dependientes, el saqueo de sus materias primas, los tratados de libre comercio, en fin todas las políticas a que han recurrido las potencias imperialistas en su empresa de recolonización fueron causantes de la crisis económica mundial.
En Colombia a los efectos de esa crisis se le sumó los efectos de la aplicación a rajatabla de las políticas neoliberales provocando un verdadero desbarajuste de nuestra economía. Desempleo del 11,7%, trabajo informal del 57%, decrecimiento de la industria del 8%, caída de las exportaciones, disminución de la inversión extranjera, balanza comercial negativa, crecimiento del déficit fiscal, pérdida de la soberanía alimentaria, entre otras calamidades.
Y en la base de tan desolador panorama, están los trabajadores del campo y la ciudad que pierden sus empleos, les arrebatan sus convenciones o les destruyen sus organizaciones sindicales, como consecuencia de la actitud de patronos y gobierno de descargar sobre los hombros de los trabajadores y el pueblo los efectos de la crisis económica mundial y de la política privatizadora y de favorecimiento a las multinacionales y los grupos monopólicos que ha implementado Álvaro Uribe en sus siete años de gobierno. Las denuncias no alcanzan a ser registradas en su totalidad, la ofensiva contra el movimiento obrero y los daños causados a la producción no tiene precedentes.
Textiles Espinal, TEXPINAL SA, despidió 148 trabajadores cooperativos y entro en liquidación lo que implica el despido de 130 trabajadores convencionales, CI FATEXTOL de Ibagué, del mismo grupo económico, entró en liquidación y despidió a 450 obreros y para cerrar el negro episodio de las textileras del Tolima, Fibratolima del grupo de Fabricato, anunció trasladar su producción a Antioquia y cerrar la factoría de Ibagué votando a más de 250 trabajadores a quienes ya había obligado a renunciar a la convención y al sindicato para pasarlos a cooperativas de trabajo asociado. La Siderúrgica del Pacifico, Sidelpa, recién adquirida por Gerdau del Brasil y la única productora de aceros especiales del país ha cerrado y despedido a sus 300 trabajadores que tenían convención y sindicato con más de 40 años de existencia, para tal despropósito se apoyaron en supuestos daños al medioambiente. El ingenio San Carlos de Tulúa se aprovechó de una parada de mantenimiento y burlando la ley coaccionó a sus 360 obreros para que renunciaran a la convención y al contrato directo para trabajar por outsorcing. La Superintendencia de Servicios Públicos y el alcalde de Cali privatizaron Emsirva, acabando con la convención y el sindicato y tirando a la calle a 450 compañeros de esa empresa de aseo. Global de Pinturas, antigua Pintuco, en Guarne despidió ilegalmente a 80 obreros temporales y a 50 socios del sindicato. En la mina La Francia en Cesar, de la multinacional canadiense Coalcorp, los operadores Consorcio Minero Unido y Carbones del Cesar, despidieron 350 mineros sin permiso del ministerio y sin procedimiento legal alguno. Las empresas metalúrgicas de Boyacá han despedido en Belencito, Tuta y Sogamoso a más de medio millar de trabajadores alegando motivaciones de orden económico y caída de los pedidos. La industria del calzado en el Valle ha cerrado varias de sus factorías y por implementación de la mecanización del corte de la caña por los ingenios, se esta prescindiendo de 80 corteros de caña por cada cortadora y se calcula que adquirieron más de 30 de estas maquinas. La Occidental despidió en el segundo semestre del 2008 a más de 500 trabajadores de sus proyectos de ensanche en Arauca pretextando la caída en los precios del crudo. El alcalde de Barranquilla Alex Char hizo una reestructuración del Distrito y despidió a más de 3.000 trabajadores.
Son cientos de empresas grandes y medianas que sucumben ante las importaciones, el contrabando y el lavado de dólares, se trata de la destrucción del aparato productivo nacional como consecuencia de políticas oficiales que favorecen a las multinacionales y al capital financiero.
Ante semejante ofensiva los trabajadores debemos movilizarnos en unión con el resto de afectados por las políticas imperialistas para lograr un cambio de gobierno que restablezca la soberanía nacional, cambie radicalmente el modelo económico y devuelva los derechos económicos y las libertades democráticas a la población. La causa de nuestros males radica en el saqueo que las multinacionales hacen de nuestros recursos y trabajo, la perdida y achicamiento del mercado interno y en el autoritarismo y la exclusión con que gobierna la oligarquía lacaya. Por un país decente unámonos para lograr un verdadero cambio.
Gustavo Rubén Triana Suárez, segundo vicepresidente de la CUT.
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