viernes, enero 22, 2010

Kabul y Port-au-Prince


Ahora que la mayor parte de medios de comunicación están centrando su atención en Haití, el pueblo estadounidense, fuertemente sensibilizado por esta crisis humanitaria, no presta atención a las noticias dramáticas de Afganistán. Y es que mientras miles de tropas estadounidenses aterrizaban en Puerto Príncipe, militantes de la resistencia afgana llevaban a cabo un ataque coordinado en el corazón del Kabul ocupado, la capital afgana, alcanzando objetivos cercanos al Banco Central, los ministerios de finanzas, justicia y minas, la entrada al palacio presidencial o el hotel de lujo Serena, que aloja a los representantes de los países de la OTAN. Además, la resistencia tomó el control del centro comercial Ferushgah.
La edición del Wall Street Journal de 18 de enero informó que los militantes de la resistencia habían pedido a vendedores y clientes que abandonaran el centro comercial Ferushgah "en lo que parecería un intento en una tentativa evidente de reducir al mínimo víctimas civiles". Refiriéndose al asalto, el parlamentario afgano Daud Sultanzoi dijo "Que hayan sido capaces de infiltrarse hasta tal punto, en el centro neurálgico del poder aquí, es un logro asombroso" para la resistencia. Algunos luchadores murieron haciéndose explotar durante el ataque al gobierno títere. Todos ellos estaban listos a morir si fuera necesario.
Todo esto dice mucho sobre la resistencia afgana, cuida su relación con la población afgana, incluso en el centro de Kabul. Cuando los talibanes estaban en el poder 2001 era una organización oscura con un programa impopular para la mayor parte de la población afgana. Ahora, tras nueve años de ocupación de EE.UU y de la OTAN, parece haberse transformado en un fuerza anti-imperialista seria.
Independientemente de lo que sientan hacia los talibanes, la mayor parte del pueblo afgano considera que la resistencia está de su lado. Las tropas de EE UU y de la OTAN son invasores extranjeros, que amenazan su cultura, su religión, sus vidas y las de sus familias. Cada vez más afganos están dispuestos a hacer cualquier sacrificio para expulsar a las fuerzas de extranjeras de ocupación.
Los afganos no creen que EE UU esté allí para ayudarles. Las mujeres afganas no creen que las tropas que Occidentales estén allí para defender los derechos de la mujer – uno de los pretextos "humanitarios" para la invasión 2001. No creen que EE UU esté allí para erradicar el comercio de heroína – cuando lo más probable es que los bancos estadounidenses sean el lugar donde acaba la mayor parte de los beneficios de la venta de heroína. Sospechan incluso que Washington realmente no busca la eliminación de Al--Qaida.
En realidad, la causa más probable de la ocupación estadounidense - en continua escalada - es que la intención de instalar bases militares permanentes en la región con el objetivo de mantener y aumentar el control de las corporaciones estadounidenses sobre los recursos energéticos Asia Central y Occidental. Esta explicación está en la línea del papel mundial del Pentágono - en Afganistán, en Iraq, desde África hasta América Latina. La función primordial de las Fuerzas armadas estadounidenses es defender y extender el poder estadounidense y con él los beneficios de sus bancos y corporaciones.
Centrémonos ahora en Puerto Príncipe. La necesidad de ayudar Haití para recuperarse del terremoto que supuesto semejante horror a sus víctimas y sobrevivientes supone lograr un objetivo oculto: es un pretexto para renovar e incrementar la intervención militar estadounidense.
Más allá de las actuaciones "humanitarias" llevadas a cabo por Marines y la Infantería aerotransportada, encontramos el objetivo de restablecer el aparato represivo que en Haití se había desintegrado con el terremoto. La policía haitiana ha desaparecido. La fuerza de MINUSTAH - el ejército de ocupación de Naciones Unidas durante los últimos cinco años, que jugó el papel de estado represivo contra la población haitiana - fue fuertemente golpeado por el terremoto.
Washington no tuvo ningún problema en retrasar unos días el envío de alimentos y agua. Sin embargo, EE UU sí se ha dado mucha prisa en enviar tropas. En realidad, EE UU quiere controlar Haití de forma directa, sin contar ya con intermediarios como Naciones Unidas o Brasil.
Los presidentes de Venezuela y Nicaragua, perfectamente conscientes de la amenaza que supone el ejército de los Estados Unidos para América Latina, hacen muy bien en unir sus voces a la de aquellos que advierten del papel desempeñado por las tropas estadounidenses en Haití.
El discurso de los medios de comunicación oficiales en relación con las noticias procedentes de Haití responde también los verdaderos objetivos por lograr alimentos para ellos y sus familias como "saqueo". En vez de hacer llegar a los supervivientes alimentos y agua tan pronto como sea posible, EE.UU utiliza el presunto "caos" como excusa para enviar más tropas. Lo que Washington más teme es que los haitianos, organizándose para su supervivencia, lleguen a establecer una estructura que combata al estado represivo.
Es muy importante que las personas que en EE.UU se solidarizan con el pueblo de Haití tengan presente que el objetivo del Pentágono no es ayudar a Haití sino ocupar el país y reprimir a la población. Nuestra exigencia debería ser la misma que en Afganistán: SÍ a la ayuda y la reparación, NO a la ocupación.

Workers World

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