viernes, enero 22, 2010

A ti‏


Llamado

Puerto Príncipe, capital haitiana, tarde del 12 de enero del 2010. Tiembla la tierra y la ciudad queda sepultada, -viva-, entre las grietas de un pretérito colonizador y un presente por renacer.
Pocos sobrevivientes a un sismo de 7,3 grados, que en menos de un minuto y medio se llevó consigo a más de 70 mil haitianos y dejó al país sin ministerios, bancos, fábricas, comercios, plantaciones, e incluso desarticuló al gobierno.
Sangre emanada de los cuerpos putrefactos de los edificios sin arquitectura, hediondez, calles levantadas, autos aplastados, objetos sin forma, ropas sin dueños, dolor, llanto y desesperación fueron las primeras imágenes captadas por periodistas improvisados y comunicadores sin oficio.
Deambulantes identificando cadáveres, socorristas sanando heridas, alimentos en las bolsas, bocas hambrientas, familias incompletas, niños huérfanos, saqueadores por instintos, camas a la intemperie, parques convertidos en viviendas de lonas, hospitales en carpas, hacinamientos de pacientes, víctimas sin cura, quejidos sin auxilio .
Es Haití, país sufrido del mundo; con una economía saqueada y una administración política sin alternativas posibles en su gestión; una población negra y discriminada, analfabeta, subescolarizada y culturalmente invadida. Sin infraestructura laboral para el desarrollo del país; agotados por las enfermedades y sin protección ante las catástrofes naturales y el robo de sus riquezas.
Ahora ocupado por un ejército extranjero, rodeado y bloqueado por la 82 División Aerotransportada de Estados Unidos que, con la bala en el gatillo, niegan la sobrevivencia a los pobladores y convierten su territorio en una base militar apuntando hacia los demás países latinoamericanos.
¡Resucita!, Haití, de las cenizas.
Toma el soplo radiante inyectado por los médicos cubanos y las manos solidarias.
Abre los ojos y respira con tus pulmones, escucha los latidos para que la sangre circule en tus venas abiertas.
Te necesitamos vivo, porque el tiempo se acaba y la esperanza de vida está en la luz del ALBA.
Nuestra lucha está pariendo, y, desgarra de tanto dolor y sufrimiento.
Deja que el impacto de descargas eléctricas en tu corazón movilice al continente y el levantamiento sea unánime, arrollador y triunfante.
Haití, por tu futuro y el mío, ¡camina y anda!

Nuria Barbosa León
Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba

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