Blog marxista destinado a la lucha por una nueva sociedad fraterna y solidaria, sin ningún tipo de opresión social o nacional. Integrante del Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo de Argentina.
viernes, noviembre 19, 2010
La crueldad e impunidad del Mossad
El mes pasado apareció muerto Mahmud Al Mabhouh, el líder de Hamás –la organización político-militar palestina, cuyo nombre oficial es Movimiento de Resistencia Islámico y su objetivo establecer un estado islámico en la región histórica de Palestina- que fue acribillado en un hotel de Dubai. Los asesinos cumplieron su objetivo con limpieza y frialdad y escaparon. Pero algunos días más tarde, las autoridades de los Emiratos Árabes difundieron imágenes en las que se veía a tres agentes encubiertos, presuntamente vinculados con el Mossad, dejar el aeropuerto del país árabe. Habrían utilizado identidades de ciudadanos británicos y el conflicto entre Israel y Gran Bretaña no tardó en estallar.
Permanentemente, las noticias internacionales de los medios hacen referencia al interminable conflicto, de características religiosas, geo-políticas y económicas, que ocurren en Medio Oriente, que involucra a judíos, palestinos, sirios, agrupaciones terroristas como Hamás o la libanesa proiraní Hezbollah, etc. Pero esas informaciones poco a nada dicen sobre las actividades de los servicios secretos. Sobre sus operaciones encubiertas y asesinatos. Sobre su eficiencia y frialdad para eliminar a enemigos como si fueran, apenas, piezas de un ajedrez militar.
Cuando en abril de 1951, Ben Gurión creó el Servicio de Inteligencia israelí (Mossad), no imaginaba el poder que sus topos tendrían sesenta años más tarde. “Para nuestro Estado, que siempre estuvo amenazado por nuestros enemigos, la inteligencia constituye la primera línea de defensa. Debemos conocer qué está pasando a nuestro alrededor para poder protegernos”, afirmó en ese momento el premier israelí.
Creado a imagen y semejanza de la CIA (Compañía de Inteligencia Americana), agencia con la que mantiene múltiples y fluidos contactos, el Mossad mueve sus tentáculos asesinos con impunidad por todo el mundo. No importa si sus operaciones dejan rastros. Lo único que privilegian los topos israelíes es el valor de la misión cumplida. Justifican su accionar en la defensa de Israel. Sin importar si combaten al terrorismo con las mismas tretas que utilizan los terroristas. En conclusión, cuentan con licencia para matar.
Nosotros los argentinos fuimos testigos de una de las más exitosas operaciones iniciales de esta agrupación espía: se la denominó Operación “Garibaldi”.Hasta estas tierras arribaron en 1960 los agentes israelíes para seguir los pasos de Ricardo Klement, un anciano que vivía desde fines de la década del 50 en González Catán, un barrio ubicado en las adyacencias de la ciudad de Buenos Aires. En realidad, ese anciano de paso cansino que trabajaba en la fábrica que Mercedes Benz tenía, precisamente, en González Catán, era el asesino y jerarca nazi Adolf Eichmann.Luego de observar sus movimientos durante tres meses, los espías israelíes lo secuestraron apenas bajó del colectivo, muy cerca de su domicilio, a mediados de mayo de 1960. Y aprovechando los festejos patrios del 25 de mayo, se sumaron a la delegación israelí que había llegado a la Argentina para sacar del país a Eichmann. Lo subieron drogado a un avión comercial que partió desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.
El gobierno del presidente constitucional Arturo Frondizi quedó en una situación complicada, al no poder evitar que se dañara su soberanía, por el accionar de los agentes del Mossad.
Más tarde, el mundo pudo presenciar el juicio y posterior ejecución llevada a cabo en Tel Aviv que sufrió el ideólogo de la “solución final” del Holacousto judío.
Otra de las acciones más recordadas por el organismo que opera fuera de Israel y Cisjordania –donde las operaciones de inteligencia están a cargo del Shabak– fue la Operación “Cólera de Dios”: en forma de venganza, el asesinato de los terroristas de Septiembre Negro, la organización palestina que había secuestrado y matado a atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Munich en 1972.
A veces escucho o leo el argumento que señala que actualmente vivimos en un mundo más civilizado, con reglas establecidas a nivel internacional que posibilitan un mayor respeto por la vida humana. Al enterarme del accionar de agrupaciones espías y asesinas como el Mossad, comienzo a dudar sobre la veracidad de tal afirmación…
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