jueves, noviembre 05, 2015

Julián Maradeo: “Con Francisco renació la derecha católica”



El periodista que colabora habitualmente con La Izquierda Diario acaba de publicar el libro La derecha católica: de la contrarrevolución a Francisco. Aquí explica los ejes y alcances de su investigación.

A través de varias notas publicadas en este diario, Julián Maradeo ha mostrado costados oscuros de la Iglesia Católica argentina. Desde casos de curas pedófilos protegidos por la jerarquía eclesiástica hasta relaciones estrechas entre la curia y partidos políticos como el PRO y el Frente Renovador de Massa.
En su flamante libro La derecha católica: de la contrarrevolución a Francisco (Editorial de La Campana, La Plata, 2015), Maradeo sistematiza años de investigación sobre un sector tan influyente como disimulado de una de las instituciones más conservadoras y derechistas del país.
El periodista analiza tanto el proyecto del conservadurismo católico desde fines de la década del 50 hasta la llegada de Jorge Bergoglio al Vaticano, pasando obviamente por la complicidad de la Iglesia con la dictadura genocida y su “metamorfosis” en democracia.
El libro aborda hechos y personajes como la Ciudad Católica (una de las últimas apuestas del conservadurismo católico para tomar el poder), la elección de la ciudad de Paraná como sede de operaciones del integrismo católico desde la llegada de Adolfo Servando Tortolo el apoyo a Jorge Rafael Videla como a un cruzado del Medioevo, la transformación en democracia para sobrevivir, la creación del imperio católico, llamado Instituto del Verbo Encarnado en Mendoza los innumerables casos de curas pedófilos, resguardados por los obispos y la reconfiguración acaecida a partir de la llegada de Francisco a la silla petrina.
- ¿Cuánto tiempo te llevó esta investigación?
- De la manera que pienso el proceso, podría decir que más de diez, porque al tema empecé a conocerlo como lector interesado de los trabajos de Gregorio Selser, Rogelio García Lupo y Horacio Verbitsky. Ahora, periodísticamente, alrededor de dos años. Fue a partir del momento en que me di cuenta que la mayoría de las investigaciones sobre el conservadurismo católico concluían en 1983, motivo por el cual quise ver qué había pasado con cada uno de ellos y, fundamentalmente, si permanecían activos.
- ¿Cuáles son los ejes que desarrollás en el libro?
A modo didáctico, se pueden proponer dos ejes: uno histórico-político y otro geográfico-político.
Sobre el primer eje, se aborda el desarrollo de las distintas facciones del conservadurismo católico tanto en el campo religioso como fuera de él. Simplificando, se puede decir que va desde la constitución de la Ciudad Católica a fines de la década del 50 hasta la descomunal expansión del Instituto del Verbo Encarnado y el brote de grupúsculos fascistoides, como Martillo de Herejes en Paraná.
En cuanto al eje geográfico-político la investigación tiene como uno de sus núcleos lo que sucede en Paraná, la Ciudad de Buenos Aires, San Rafael y Malargüe (estas dos últimas ciudades mendocinas). Esas regiones son clave, aunque no excluyentes, para entender cómo se desarrolló el conservadurismo católico en los últimos 50 años.
- En el libro nombrás mucho a Georges Grasset. ¿Quién fue?
- Grasset sintetiza el pensamiento y el recorrido de esta facción. Fue un cura francés, que cuando llegó a Argentina venía de ser capellán del ejército francés en Argelia. Acá, bajo el paraguas de Antonio Caggiano, el máximo referente de la Iglesia vernácula en ese momento, impulsó la conformación de la Ciudad Católica, espejo de la francesa Cité Catholique, liderada por su mentor Jean Ousset.
La Ciudad Católica fue una organización promonárquica, que, por medio de su revista Verbo, proponía la implementación del comunitarismo, estructura social corporativista, cuyo eje eran los cuerpos intermedios y la línea rectora impuesta desde la Iglesia. Su momento de auge fue durante la primera etapa de la dictadura de Juan Carlos Onganía.
Bajo el paraguas de Adolfo Tortolo, Grasset, por medio de los ejercicios ignacianos a los que concurrían militares y empresarios, fue uno bajaba línea sobre el papel que, en el "plan de Dios", debían cumplir las Fuerzas Armadas, sin dejar de lado que conocía a fondo el rol que tendrían que tener los sacerdotes durante la represión ilegal llevada adelante por las Fuerzas Armadas. Algo similar a lo que se hizo en Argelia y que décadas después revelaría el marino Adolfo Scilingo.
Es revelador leer la serie de notas que en Verbo publicó Grasset tras el golpe de Estado, para entender cómo pensaba un sector del catolicismo y cómo evaluaban lo que ocurrió tras el 24 de marzo de 1976. Ya en democracia, Grasset fue un habitué de los retiros espirituales que hace la Fraternidad San Pío X y de los círculos católicos conservadores que se mantienen en Paraná. Allí murió en 2013.
- ¿Cómo fue la transición de la Iglesia entre la dictadura y la democracia?
- Primero hay que señalar que la jerarquía católica fue uno de los actores políticos que más le costó transitar la recuperación democrática. Venían de más de medio siglo tratando de cooptar dirigentes en pos de ejecutar su mentado plan. Esto sin dejar de lado su apego a los generales desde la década del 30 en adelante.
En democracia, en Paraná y ya con Estanislao Karlic en lugar de Tortolo, se produjo una renovación forzosa, motivo por el cual varios de los que lideraban el seminario en tiempos de Tortolo se marcharon. Tras varias cavilaciones, se radicaron en San Rafael (Mendoza) donde crearon el Instituto del Verbo Encarnado, resguardados por el obispo León Kruk.
Con la herencia de quienes se oponen a la renovación y la apertura, el IVE pudo superar los embates de quienes pretendían su clausura y, actualmente, está presente en casi 40 países.
Por otro lado, los civiles recorrieron dos caminos. Aquellas plumas de la red de publicaciones integristas (Cabildo, Universitas y Mikael, por ejemplo) se nuclearon, en parte, en el Instituto de Filosofía Práctica, creado por Bernardino Montejano en la Ciudad de Buenos Aires. Pero también está el grupo que continuó Verbo en la Fundación Civilidad, la cual ha labrado desde la década del 90 numerosos convenios con provincias y municipios. Es tal el vínculo que de la misma forma parte el último director de Verbo, Ignacio Garda Ortiz. Asimismo, su presidente, Pablo María Garat, forma parte de una usina de pensamiento macrista, la fundación Nuevas Generaciones, desde donde se adoctrina a parte de la juventud del PRO.
Por otro lado, se encuentra la Fraternidad San Pío, vinculada a un sector de las Fuerzas Armadas, y que se ajusta a los ritos previos al Concilio Vaticano II. Los lefebvristas, cuya sede central en el país se encuentra en La Reja (Moreno), tienen capacidad de acción como se vio en 2013, cuando irrumpieron en la Catedral de Buenos Aires mientras se conmemoraba la Noche de los Cristales Rotos.
Por último, como dije antes, en Paraná cuentan con un considerable poder de organización, ya que no sólo hay quienes siguieron militando bajo las ideas que se pregonaban medio siglo atrás, sino que aparecen constantemente con mensajes antisemitas y misóginos, a lo que se añade el adoctrinamiento que se realiza en el colegio El Madero, liderado entre otros por los hermanos Abud. Para saber cómo piensan sólo hay que leer las columnas de uno de ellos, Jordán, en la procesista Cabildo.
- ¿Se podría decir que estos sectores son expresiones aisladas o más bien que son lo más extremo de una institución en general derechista?
- No, no son expresiones aisladas. Sí es cierto que públicamente suelen ser repudiadas, pero hacia adentro se ve fácilmente que están organizados, sin que esto signifique masividad. Quizá el ejemplo más cercano es el del Instituto del Verbo Encarnado, que, más allá de que estuvo a punto de ser clausurado en un sin fin de ocasiones por sus formas retrógradas de funcionamiento, actualmente cuenta con el apoyo abierto de la jerarquía católica, al punto que varios de sus integrantes mantuvieron entrevistas con Francisco. Hay un dato que no es menor, el IVE aceptó que formalmente renuncie su creador Carlos Buela, que había acumulado numerosas denuncias, para que todo siga igual. El IVE aparece sin que lo vean por medio de curas o monjas que cumplen misiones en sitios con conflictos bélicos, eso les ha proporcionado una legitimidad enorme.
Uno de los hechos que demostraron su organización se dio en Paraná, cuando se realizó, en 2010, el Encuentro Nacional de Mujeres. En esa ocasión, no sólo lograron irrumpir en los talleres sino que las mujeres fueron “exorcizadas” por el cura José María Pincemin, que las esperaba en las escalinatas de la Catedral de Paraná.
Allí, además, es moneda corriente el amedrentamiento a judíos y feministas, como la militancia activa para la interrupción de abortos que están amparados por la ley.
- ¿Qué pasó con la llegada de Jorge Bergoglio al Vaticano?
- Produjo reacomodamientos. Sin dudas, con él renació la derecha católica, renovada, no la que aún contiene rasgos de la cosmovisión que reinaba durante los 60 y los 70.
Están los que lo critican por los gestos que Francisco suele hacer y les resultan chocantes y opuestos al tipo de Sumo Pontífice que anhelan, más cercano a la misoginia y políticamente de derecha, al estilo Juan Pablo II. Un ejemplo, es el grupo que tienen entre sus integrantes al director de Cabildo, Antonio Caponetto, quien protagonizó una polémica con el obispo de San Rafael, Eduardo Taussig, que también es conservador sólo que dentro de los límites tolerables en pleno Siglo XXI. A su vez, hay que estar atentos al Opus Dei que estrechó lazos con Bergoglio, lo que salta a la vista con sólo observar las declaraciones de Juan Pablo Cannata, encargado del área de Comunicación de la Obra.
A lo que no se puede dejar de lado que el vicario general del Opus Dei -el primero en no ser español- es el argentino especialista en comunicación Mariano Fazio. No es casual que durante estos tiempos el reemplazante de Bergoglio en el Arzobispado de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, haya aceptado por decreto la constitución de la FASTA como asociación pública clerical de derecho diocesano. La misma es liderada por el antisemita Aníbal Fosbery, quien lo primero que hizo fue agradecer a Francisco.
Asimismo, Bergoglio, aparte de no involucrarse en los casos de pedofilia denunciados, ha mantenido abierta la puerta a los sectores que siguen analizando lo que ocurrió durante la dictadura bajo la perspectiva de la Teoría de los Dos Demonios, como es el caso del obispo emérito Antonio Casaretto.
- El libro aparece en un momento en el que tanto Scioli como Macri se arrodillan ante Bergoglio y pactan tanto ideológica como políticamente con el Vaticano. ¿En qué medida tu investigación ayuda a comprender mejor el rol de la Iglesia a nivel histórico-político?
- Esta investigación muestra cómo ha sido el camino recorrido por uno de los brazos políticos del catolicismo en Argentina. Ese brazo es el que tuvo un proyecto de poder, para el cual se alió primero con los militares y, ya en democracia, se reorganizó tratando de influir, como lobbystas expertos, sobre los partidos políticos.
Pero a su vez, el libro muestra las caras que quieren esconder, las cuales quedan brutalmente a la vista de todos en los casos de pedofilia, por caso. Un ejemplo extremo es el de Karlic, quien, en 2001, siendo presidente del Episcopado, reclamaba diálogo y paz mientras que encubría al cura Justo José Ilarraz, actualmente imputado por el abuso de 50 seminaristas entre fines d elos 80 y principios de los 90 en Paraná.
- ¿Algo más que quieras agregar?
- Creo que la llegada de Bergoglio al Vaticano, superada la primera oleada de regocijo periodístico, puede convertirse en una buena oportunidad para meterse más a fondo en temas que se abordan en el libro. Porque, ocultos, siguen siendo una llaga en nuestra democracia.

Daniel Satur
@saturnetroc

No hay comentarios.: