Los resultados de la primera vuelta de las elecciones regionales confirman y aceleran la dinámica electoral que ya se había manifestado en todos los escrutinios intermedios desde 2012. Por supuesto, los atentados del 13 de noviembre han ayudado al Frente Nacional a conseguir un nuevo avance. Sin embargo, todos los elementos para ello estaban ya presentes con anterioridad y empujaban en esta dirección.
El FN se beneficia de la crisis del capitalismo, del crecimiento ininterrumpido del desempleo, de la política de austeridad del gobierno “socialista”, del descrédito que sufre el partido de Nicolas Sarkozy – y por último de la incapacidad del Frente de Izquierda de unirse y constituir una alternativa creíble. Estos elementos, en conjunto, explican también el altísimo nivel de abstención, que afecta a uno de cada dos electores.
A nivel estatal, el Frente Nacional se coloca en primera posición con un 28 % del voto, por delante de la coalición de derecha Los Republicanos – Unión de los Demócratas e Independientes (27 %) y del Partido Socialista (23,5 %). Es complicado calcular los resultados del Frente de Izquierda por haber concurrido dividido en dos de las grandes regiones y en alianza con Europa Ecología Los Verdes (EELV) en otras. Sin embargo, los resultados son malos. Según el diario L’humanité de hoy [7 de diciembre] “en conjunto, con un 10-11 % del voto a nivel nacional, el resultado de EELV y del Frente de Izquierda está en claro retroceso respecto a 2010 (18 %)”. Estos resultados y la perspectiva de que el FN gane en varias regiones representan una nueva conmoción para muchos jóvenes y trabajadores de izquierda, que ven la situación con preocupación y buscan explicaciones.
En lugar de respuestas, solo pudieron contemplar anoche [día 6] el espectáculo de los políticos desacreditados del Partido Socialista y de los Republicanos defendiendo con una misma voz los “valores de la República”, unos valores que, por lo visto, son compatibles con la miseria, la explotación y la destrucción de las conquistas sociales. En todas las elecciones desde 2012 el espectáculo es el mismo: los principales responsables de la subida del FN se muestran indignados por sus buenos resultados y llaman al “sobresalto” para combatirlo. ¿De qué manera? Profundizando aún más en la política de la que se aprovecha el FN por una parte, y por otra, según defienden algunos, formando en contra del FN un “frente republicano” de todos los políticos desacreditados. En el diario Libération, Laurent Joffrin resume perfectamente esta posición: “En estas condiciones, la lógica clásica del enemigo principal ha de imponerse. Entre la derecha y la extrema derecha, hay que escoger el mal menor. Todo republicano ha de comprender que se halla ante lo peor y ha de hacer todo lo posible para evitarlo.”
La idea según la cual el partido de Sarkozy representa un “mal menor” será recibida con mucho escepticismo por los millones de jóvenes, desempleados, trabajadores y pensionistas que son víctimas de la crisis y de las políticas reaccionarias de los sucesivos gobiernos. La renuncia de las listas del PS a favor de los Republicanos no debilitará al FN sino que lo fortalecerá, aunque solo sea confirmando el discurso de éste sobre el “sistema” de complicidad entre la derecha y el PS.
La dirección del Frente de Izquierda también tiene su parte de responsabilidad por los resultados del Frente Nacional. En la nota de su blog del 2 de diciembre, Mélenchon explicaba: “Las elecciones regionales llegan en medio de una confusión indescifrable a nivel nacional. Y ello en el momento en que se precisa más claridad, determinación y unidad de parte de la oposición de izquierda, si quiere ser oída por la gente común”. Efectivamente. Una vez más, las lógicas de aparato han comprometido la unidad y la claridad de la “oposición de izquierda” a la política del gobierno.
Los dirigentes del PCF llaman a sus candidatos a fusionarse con el PS en la segunda vuelta, cuando tengan esta posibilidad, sin poner la más mínima condición programática para estas fusiones. La idea misma de tales condiciones ni se les pasa por la cabeza. Parece ser que llamarían a la fusión incluso si una lluvia de meteoritos cayese sobre el PS. ¿En nombre de qué proponen fusionar? En nombre de la “unidad de la izquierda contra la derecha y la extrema derecha”. Esta fórmula no solo es hueca; se ha convertido en una broma de mal gusto. No tendrá eco positivo alguno entre todos aquellos, muy numerosos, que mandan al diablo al PS, sus contrarreformas y su política de austeridad. Sin embargo, los dirigentes del PCF no toman esto en cuenta. Solo quieren salvar el máximo número de cargos electos, nada más. Por supuesto, el PCF habrá vuelto a perder muchos de estos cargos al término de estas elecciones regionales, una vez más. Pero la dirección se ha acostumbrado a ello, es lo que sucede desde hace décadas. Y no concibe ninguna alternativa a este círculo vicioso que debilita y margina cada vez más al partido.
El próximo congreso del PCF en junio brindará la oportunidad de hacer un balance de esta estrategia suicida. En lo inmediato, los militantes del Frente de Izquierda deben presionar en contra de la fusión sin principios de sus candidatos con las listas del PS. Más vale quedarse sin cargos electos antes que dar, una vez más, la imagen de una alianza sin principios entre el Frente de Izquierda y un PS completamente desacreditado ante la masa de la población.
Los “observadores” y otros expertos disertarán sobre la supuesta “derechización” de la sociedad francesa. En realidad, la mitad de la sociedad francesa no fue a votar – sobre todo entre los jóvenes y trabajadores más pobres. Por otra parte, muchos electores ven en el voto al FN una forma de expresar su ira contra el conjunto del sistema político. No se trata realmente de un voto de “adhesión”. Muchos estarían dispuestos a apoyar a una oposición de izquierda que rompiese claramente con el PS y se dotase de un programa para la ofensiva. Debido a los errores sucesivos de la dirección del Frente de Izquierda, la exasperación de las masas no ha hallado todavía una expresión por la izquierda en el tablero político. En esta etapa, esta exasperación se expresa en el voto al FN – y sobre todo por medio de la abstención. Sin embargo el potencial para una “oposición de izquierda” seria está ahí, y es colosal. Tal y como ocurre en España, en Gran Bretaña, en Portugal y en otros lugares, este potencial acabará por expresarse.
Révolution (CMI-Francia)
Sábado 12 de Diciembre de 2015 20:32
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