viernes, diciembre 18, 2015

Murió Licio Gelli. Un hombre clave en la política contrainsurgente del peronismo de los 70



Murió ayer a los 96 años Licio Gelli, maestro de la Logia Propaganda 2 (P2) creada en 1877, que fue ganando peso en el marco de la Guerra Fría. Escaló posiciones en la organización secreta desde mediados de los `60, y se transformó en hombre muy importante en nuestra historia política reciente, allá por la década del ´70.

Dedicó su vida a combatir al comunismo. Desde muy joven se enroló en la organización fascista Camisas Negras propiciadas por Benito Mussolini. Luego luchó a favor de Francisco Franco en la guerra civil española y posteriormente trabajó de enlace entre los servicios secretos de Mussolini y la División SS destacada en Italia. Salió de la Segunda Guerra Mundial dueño de una gran fortuna que se vinculó al robo de oro en la ex Yugoslavia; su nueva actividad en ese entonces se orientó a la protección de criminales de guerra, colaborando con la Central de Inteligencia de los Estados Unidos de Norteamérica y el Vaticano.
Especialmente participó en la fuga del alemán Klause Barbie y de varios croatas nazis, cuyos destinos fue Sudamérica, incluida la Argentina. El vínculo con factores de poder en nuestro país lo inició en la posguerra, cuando logró refugio aquí con la supuesta protección de la empresa FIAT, acosado por denuncias que lo relacionaban con la mafia.
De vuelta en Italia se dedicó a los negocios, siempre sospechados de corrupción. Giancarlo Elía Valori, lobbista de la FIAT, allegado a la Iglesia Católica y funcionario de la Radio Televisión Italiana (RAI), lo vinculó con Juan Domingo Perón en 1971 con la misión de sumarlo a la cruzada anticomunistas en el Cono Sur, en el marco de la posible apertura del sistema electoral impulsado por el presidente de facto general Alejandro Agustín Lanusse. La meta era lograr que Perón neutralice la radicalización política en la Argentina para evitar una experiencia como la de Salvador Allende en Chile.
Gelli de entrada gestionó con éxito la devolución del cadáver de Eva Duarte, hecho que obviamente favoreció el inicio de una duradera amistad con Perón. Siempre, se arrogó haber tenido una responsabilidad crucial en la negociación con la dictadura para su regreso y, así, garantizar que se acabara con los procesos de lucha de masas y la guerrilla.
Fue muy importante actor en la vuelta del líder justicialista en 1972 (incluso pagó parte de los gastos del avión). Su intervención, asimismo, fue fundamental para lograr que el Vaticano dejara sin efecto su excomunión a partir de una coincidencia programática: pelear contra la expansión del comunismo. La estrecha relación tejida con Perón se extendió al principal guardaespaldas del general, el ex Ustasha Milo Bogetich que ya había trabajado financiado por la P2 en tareas contrainsurgentes y, por supuesto, a José López Rega.
Junto con Valori, Gelli comprometió el apoyo de las empresas FIAT, la Pirrelli, Techint y Olivetti para el operativo de regreso a la Argentina. Una vez concretado el retorno de Perón al país, y luego del triunfo electoral del Frente Justicialista de Liberación, debido a los acuerdos previos celebrados en la quinta Puerta de Hierro tuvo un gran protagonismo en el nombramiento de los funcionarios del flamante gobierno. Se le atribuye injerencia decisiva en las designaciones de López Rega, Raúl Lastiri, Miguel Ángel Iñiguez como jefe de la Policía Federal, César de la Vega como secretario del Menor y la Familia, y de varios miembros del cuerpo diplomático, comenzando por el ministro de Relaciones Exteriores Alberto Vignes y Carlos Federico Barttfeld.
Perón reconoció los servicios prestados otorgándole junto con Vignes la “Gran Cruz de la Orden del Libertador San Martín”, la máxima condecoración Argentina. Una de sus funciones en el gobierno del FREJULI fue lograr el apoyo de su amigo Nixon a Perón, quien estuvo presente en su asunción como presidente norteamericano, para concretar el combate a la izquierda.
El archivo estatal italiano guarda la carta con respuesta positiva de Nixon. Con ese aval llegado desde el norte, Gelli asumió un rol político clave para coordinar la lucha contra el movimiento revolucionario en la región y se lo vincula a la gestación de la Triple A En febrero del `74 se efectuó la primera reunión en la Argentina de jefes policiales y militares de varios países del Cono Sur. El convenio entre López Rega y el embajador estadounidense Robert Charles Hill para hacer la “guerra a las drogas” fue un hito fundamental de este proceso, pues ambos vinculaban el combate a la droga con la lucha contra la “subversión. Estaba en gestación el Plan Cóndor.
En 1974, Gelli también obtuvo el pasaporte nacional y fue nombrado consejero comercial del gobierno en Italia. Es interesante, además, conocer el entramado de la relación de Gelli y López Rega con la historia del Grupo Macri. Durante la dictadura, Gelli mantuvo una estrecha relación con Massera, Viola y Suárez Mason.
Los escándalos financieros y negociados en los que estuvo involucrados, como la quiebra del Banco Ambrosiano, lo hicieron foco de muchas investigaciones judiciales en Italia que terminaron con su detención. Su prontuario se vio engrosado por denuncias sobre acciones ilegales contra el comunismo italiano.
Ayer terminó su vida, que combinó de manera sistemática la lucha contra el comunismo con negocios ilegales. En repetidas oportunidades había dicho que era fascista y moriría fascista. Nadie está en condiciones de desmentir esa coherencia, la de un personaje que con el amparo de Perón fue un gran artífice de la lucha contrainsurgente por nuestras tierras.

Pablo A. Bonavena
Sociólogo UBA

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