Gustavo Petro pude llegar a ser el primero que rompe la tradición de gobiernos bipartidistas, de la oligarquía liberal-conservadora
Las elecciones para presidente de Colombia en esta primera vuelta, 27 de mayo del 2018, aclararon las aguas para la segunda donde se definirá quién se sentará en el solio presidencial de la Casa de Nariño por el período 2018-2022.
Las votaciones señalaron como ganador de esta primera vuelta a Iván Duque (7.566.698 votos, el 39%) del Centro Democrático, el candidato del uribismo, la extrema derecha. Los enemigos de la paz y los ricos de Colombia.
Segundo fue, y contra todos los pronósticos del establecimiento, los grandes medios de comunicación, la guerra sucia, las mentiras, las amenazas y ataques, el candidato de los pobres, la esperanza del cambio y la paz, Gustavo Petro de la Colombia Humana (4.849.148 el 25%).
Tercero, Sergio Fajardo, ex alcalde y ex gobernador de la Coalición Colombia (4.587.979 el 23%), una alianza de Verdes, el Polo y sectores de clase media y empresarios.
Cuarto, Germán Vargas Lleras (1.406.732 el 7%), ex vicepresidente del gobierno de Santos, representante de la oligarquía bogotana, la derecha y sectores empresariales, liberales y conservadores, el candidato de las maquinarias partidistas.
Quinto, Humberto De la Calle candidato del partido Liberal y figura fundamental en los acuerdos de paz que se firmaron con las FARC, (399.118 el 2%).
Así las cosas, a pesar del juego sucio y las dificultades, la Colombia Humana va a segunda vuelta, pero con un escenario muy difícil, aunque esperanzador.
Es indiscutible que se puede estar produciendo una ruptura en la larga tradición de elecciones y triunfo del bipartidismo (Liberales-Conservadores) que, bajo nuevos ropajes durante los últimos años como Centro Democrático, Partido de la U, ha gobernado desde la fundación de la República el país.
Pero ahora viene la pregunta, que suena más a tarea: ¿Cómo atraer a las bases de la Coalición Colombia (Sergio Fajardo) y las que apoyaron a Humberto de La Calle a la segunda vuelta hacia la consolidación del proyecto de la Colombia Humana?
La posición de Fajardo y la alianza que lo sostiene es que ellos le arrebatan el espacio de centro y el movimiento por el cambio a la Colombia Humana y a Petro. Van por la alcaldía de Bogotá en las elecciones locales del 2019, ya que en la capital fue donde más votos sacaron, seguidos por la Colombia Humana, y van también por los gobiernos locales como los concejos y alcaldías municipales.
Pero la Colombia Humana las debe disputar y seguir avanzando por consolidarse como un movimiento por el cambio, y apostarle a esos escenarios de poder local y regional como los concejos municipales y las alcaldías.
Fajardo y la Coalición Colombia van a consolidar ese movimiento para las presidenciales del 2022. Y la Colombia Humana, ¿qué tendría qué hace r?, no dejárselo arrebatar y avanzar hacia un gobierno del 2022, así se pierda en segunda vuelta.
La gran batalla de hoy es en dos niveles y tiempos. Es, en un primer nivel y momento, un debate político e ideológico duro, respetuoso, pero a fondo, con las bases de la candidatura de Sergio Fajardo y de las de Humberto De La Calle, para ganarlas a favor de una presidencia y gobierno de la Colombia Humana con Petro que defiende la bandera de la paz digna para Colombia. Y en un segundo nivel, trabajar en la construcción de un movimiento social de base local y nivel nacional, que aglutine una amplia diversidad y pluralidad de fuerzas y sectores, y apueste por un programa de cambio y lo defienda no solo con el voto, sino con la organización y la movilización.
Aquí entra, además, la discusión en clave de la preparación de la Asamblea Nacional Constituyente. Ya se decía en anteriores artículos que de ganar Petro la presidencia, no cuenta con los poderes para gobernar, como el Congreso donde tiene una minoría que lo apoya, ni el poder económico y de las grandes empresas y corporaciones, ni del ejército; contaría, sí, con el poder del constituyente primario, de derrotar en la segunda vuelta el candidato del Continuismo.
La disputa es muy clara, para decirlo en términos simples. Se va definir en la segunda vuelta el 17 de junio del 2018, una presidencia entre los ricos y los pobres de Colombia.
Así no cambie a favor de los pobres completamente con Petro, esa es la disyuntiva y consigna en disputa. Entre un gobierno para la vida y la dignidad de los más pobres, y uno de la muerte y para los privilegios de los más ricos. Cambio o continuidad es, pues, la disyuntiva.
Duque-Uribe, el bloque de la oligarquía, la derecha y de los ricos, convoca la alianza de Germán Vargas Lleras, el tercero en la contienda a primera vuelta con 1.400.000 votos; las bases de la Coalición Colombia que apoyó a Fajardo que serán más difíciles de atraer pero que obtuvo más de 4.500.000 votos; del Partido verde un poco y del Polo Democrático también algo. Además de los apoyos que obtuvo Humberto de La Calle, 400,000, una parte de los cuales se dividirán entre las dos fuerzas que se enfrentan en la segunda vuela.
Gustavo Petro y la Colombia Humana, convoca a los pobres, con algunas alianzas y los apoyos que obtenga de la Coalición Colombia que apoyó a Fajardo; y lo que convoque de las bases del movimiento que apoyó a Humberto De la Calle.
Y nada de eso va a ser fácil en menos de un mes. Conseguir 5 millones de votos para ganar la presidencia.
Pero esa es la batalla a que estamos enfrentados, y no hay otra alternativa que darla.
Así que, de ganar Petro, sería el primer presidente en la historia bicentenaria de la República que no procede del bipartidismo oligárquico Liberal-conservador.
No hay que desalentarse y menos ahora, ¿o cuándo ha sido fácil en la vida de los pueblos conquistar mayores derechos, libertades, democracia y paz digna?
Oto Higuita
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