Intervención de Jorge Altamira sobre la situación en Europa y la caracterización sobre el fascismo en el debate de la conferencia internacional realizada en Buenos Aires el 2 y 3 de abril de 2018.
(…) En algún momento pensé en no intervenir en función de que comenzaba un debate y, naturalmente, uno tiene el derecho, cuando comienza el debate, de tomarse un tiempo de reflexión, de llegar a las conclusiones, porque la condición de cualquier debate es la seriedad de las posiciones en pugna o de las divergencias, que sean serias (…) es el derecho de todo el mundo de defender sus planteamientos políticos (…).
Creo que alguna consideración hay que poner en la declaración final sobre el fenómeno del fascismo en Europa, porque, indudablemente, ahí hay un vacío, no hay ninguna consideración sobre el tema o una observación, que es una forma de indicar que hay que seguir discutiendo (…).
(…) El fenómeno del fascismo, que no es exactamente a lo que se refieren los compañeros con sus textos, porque hablan de proto-fascismo, es decir de movimientos que evolucionan o indican una perspectiva de ese tipo, está asociado a una guerra civil, allí donde hay una guerra civil potencial; es donde el fenómeno de fascismo se transforma en urgente. Mussolini en Italia y Hitler en Alemania intervinieron para zanjar, o fueron utilizados como un instrumento, para zanjar una guerra civil contra la clase obrera. Hay un historiador pro-nazi, de los nuevos historiadores alemanes, que explicaba y justificaba el ascenso del nazismo diciendo que los bolcheviques, al hacer una revolución proletaria y socialista en Rusia, desencadenaron una guerra civil europea, y que Europa se tenía que defender de la barbarie asiática. En realidad, la revolución bolchevique es el producto de la guerra imperialista de los bárbaros de Europa, no de Asia, y la guerra imperialista que llevó a la revolución bolchevique es una manifestación violenta de todas las contradicciones de clase del capitalismo que estallaron en la Primera Guerra Mundial.
Entonces, la revolución bolchevique no es la ‘culpable’ de ninguna guerra civil, sino que es la toma conciencia de que el mundo ha entrado en un período de guerras civiles y se da una política. Dice: “tenemos que darnos los métodos para ganar esta guerra civil y destruir al imperialismo a la escala de Europa”.
No se puede reducir la caracterización del fascismo a las tropas de asalto. Nosotros, en Argentina, tuvimos una experiencia, tuvimos un gobierno de proto-fascistas bajo Perón, que formaron las Tres A, y después tuvimos un gobierno como el de Videla, que suprimió las Tres A y las integró a los grupos de tareas de las Fuerzas Armadas del Ejército y estos grupos de tareas eran organizaciones de asalto, se infiltraban en las organizaciones populares, las marcaban, después las secuestraban; atacaban con métodos de guerra civil a los trabajadores, en ese sentido, había métodos de guerra civil, pero el de Videla NO era un gobierno fascista.
Volviendo a este tema, no se desarrollan en Europa todavía las condiciones de una guerra civil. Curiosamente algo que correctamente se señala acá, tiene también su contrario, porque si el fascismo, el proto-fascismo o la derecha extrema avanzan, históricamente, en un marco de polarización política con la clase obrera y la izquierda, como eso hoy no ocurre la burguesía puede decir que todavía no es la época del fascismo, porque no hay ninguna posibilidad por ahora de una revolución proletaria, porque no hay partidos revolucionarios. Por ahora es más barato gobernar con los métodos con los que se está gobernando ahora en Europa y esa la razón por la cual en Europa occidental, en general, los movimientos de este tipo han sido derrotados electoralmente y algunos de ellos han retrocedido.
De modo que, en principio, coloco para la discusión la polarización, que siempre es una premisa de guerra civil y tendencia de la guerra civil. El fascismo, es, por ahora, un fenómeno potencial.
El otro problema, y de esto vamos a hablar un poco más, porque siempre lo hemos considerado central. El Partido Obrero escribió muchísimo sobre el fascismo en Europa. En primer lugar, porque hay una organización, Lutte Ouvrière, en Francia, que permanentemente llenaba sus páginas con la inminencia de la victoria del Frente Nacional. La campaña para que no suba el Frente Nacional en Francia como un fenómeno inminente, Lutte Ouvrière la viene haciendo desde la misma época en que se fundó el Partido Obrero, hace medio siglo, y todo el tiempo el Frente Nacional está a punto de tomar el poder, pero nunca lo toma. Hay que encontrar una explicación para esto, porque no hay un fenómeno de este tipo de tanta larga duración.
El problema es que la burguesía europea trataba de resolver sus contradicciones y ha tratado de resolver su dependencia del capital norteamericano por medio del Mercado Común, la Comisión Europea, la Unión Europea, el euro. El fenómeno político del fascismo respecto al pasado se enfrenta al problema de que la Unión Europea no es una entidad nacional y el movimiento fascista es un movimiento que atiza las rivalidades nacionales. Es decir que el nacionalismo local entra en contradicción con la estrategia de la burguesía de resistir al imperialismo norteamericano mediante la Unión Europea. Como consecuencia de la desintegración económica, de la crisis de la Unión Europea, los fascistas, en lugar de querer armar una Unión Europea fascista, plantean retirarse de ella.
En este período histórico, un nacionalismo puramente alemán, un nacionalismo puramente francés o un nacionalismo puramente español o italiano no tiene ningún porvenir; no es el peso de Italia o de Alemania en los años ’20, que estaban en decadencia pero todavía constituían poderosas entidades estatales relativamente a la estructura política mundial - hoy eso no ocurre. Hoy, Alemania es importante porque tiene la Unión Europea, a través de la Unión Europea. Acá hay un conflicto importante: para estructurar un fascismo sería necesario que no debilite la dominación burguesa sino que la potencie; esto explica, por ejemplo, que en Italia el Movimiento 5 Estrellas ya abandonó el planteo del retiro del euro. Con la demagogia de salir del euro consiguió un apoyo político, y ahora que tiene apoyo político y gana las elecciones, dice: “nos quedamos en el euro”, con distintos argumentos. Lo mismo ocurre en otros países europeos. La demagogia nacionalista se ha concentrado en el problema de los inmigrantes y los refugiados, de todo Medio Oriente, y en particular de África del Norte.
En términos de una estrategia contrarrevolucionaria, el eje va a ser Estados Unidos y la posibilidad de un fascismo en Europa está ligado al fascismo en Estados Unidos, no fascismos italianos, alemanes u otros, sino a una dominación del imperialismo yanqui sobre Europa. Es muy interesante que si Steve Bannon (el jefe de campaña de Trump) se encontró con todos los jefes nacionalistas de Europa, supongo que les habrá dicho lo que dice Donald Trump: “America first”, no Europa first. La consigna de un nacionalista es: “primero mi país”. Es muy probable que el nacionalismo europeo se transforme en lo que fue el nacionalismo húngaro o rumano, que actuaban por procuración de los nazis, ahora como una fuerza secundaria del imperialismo norteamericano. Pero esto plantea una crisis política en Estados Unidos porque, primero, tiene que liquidar el sistema bipartidista, como alguien mencionó en algún momento; tiene que liquidar un sistema político histórico sobre el cual se ha educado, preparado y ejercido el poder la burguesía norteamericana, incluso exportado a otros países, a tal extremo que cuando invadía a un país y masacraba a todo un pueblo, inmediatamente le daba una Constitución y ponía un parlamento.
Es decir que cuando EEUU acostumbrado a gobernar su país con sus propios métodos, y cuando invade a otro país trata de imponerle esos mismos métodos - ésta es una observación que había hecho Trotsky en alguna ocasión, especialmente con China, adónde Estados Unidos presentaba sus aspiraciones imperialistas proclamando sus métodos constitucionales. O, recientemente, para justificar la invasión de Irak y el “state building’ en otros países.
Hace poco tuvimos una discusión aquí, en Argentina, porque la derecha argentina se había convertido en republicana, frente al nacionalismo que presentaba como autoritario. Una de las razones por las que el macrismo anuló la ley de emergencia y se hizo republicano, entre comillas, es porque las inversiones extranjeras necesitan la seguridad de una ley, algo que tenga validez en una corte internacional, que aquí en Argentina y supongo que en otros países, se llama “seguridad jurídica”. Entonces, bajo la forma del republicanismo se establece una dominación más aguda del imperialismo, es un republicanismo reaccionario.
Lo que se plantea en la construcción de un proceso fascista, y dejo para la discusión, es la cuestión del liderazgo de Estados Unidos. El fascismo de la década del ’30 y la Segunda Guerra Mundial, enfrentó militarmente a Estados Unidos, incluida la democracia, y Estados Unidos enfrentó militarmente al imperialismo alemán, incluido el fascismo. Ahora podría desarrollarse una dirección política fascista de Estados Unidos, pero por eso allí la clase dominante tiene, en la actualidad, una aguda crisis política.
Mientras estábamos acá, en estos días, Donald Trump denunció dos veces por Twitter a Amazon. Las acciones de Amazon cayeron por el suelo y perdió 80.000 millones de dólares. Comparado con lo que Trump está haciendo por tweet, la defensa de la carne de cerdo y de DirecTV por parte de Cristina, es un poroto, ¿se acuerdan?, que defendía la carne de cerdo porque era vigorosa sexualmente y que a ella le gustaba DirecTV, que era una forma indirecta de atacar a Cablevisión y al grupo Clarín y sus secuaces. El ataque de Trump hizo caer la Bolsa de Nueva York. El dueño de Amazon es, a su vez, el dueño del “Washington Post”, y este diario es el “Clarín” norteamericano contra Trump, sus métodos hegemónicos, y Trump amenaza con hundirlos si no se disciplinan a él. Pero Amazon es una poderosa compañía capitalista, hay un choque muy fuerte al interior del capital financiero. Como dije en algún informe, en las elecciones de Pennsylvannia, donde Trump ganó por el 30 por ciento las presidenciales, en la renovación parlamentaria de hace tres semanas, una candidata del partido Demócrata, mujer y negra, derrotó al candidato republicano. Es decir, tenemos una crisis muy aguda de régimen político.
Esto no significa, en absoluto, la democracia yanqui haya dejado de disparar contra inmigrantes, negros, obreros y que no rija un estado policial. Es necesario enfrentar la barbarie policial y las bancas fascistas que la promueven y acompañan con los métodos del frente único obrero contra el fascismo. La inmadurez relativa del fenómeno fascista no significa que no debamos combatirlo con los métodos de la lucha contra el fascismo, que no son iguales a los métodos de una lucha con las fuerzas capitalistas democráticas. Quiero rescatar fuertemente esto. Por este motivo tiene que haber una indicación política sobre el fascismo y sobre el frente único obrero contra el fascismo en la declaración. Si decimos “frente único obrero contra el fascismo”, nadie puede decir que es un frente popular, es decir un frente de colaboración de clases con la burguesía democrática.
Estamos ante una discusión que comienza. Muchos de estos movimientos de ultra-derecha se encuentran en el gobierno, por ejemplo en Austria, en una coalición con la derecha ‘republicana’; lo mismo en otros países - Hungría. Aquí se dijo que esta tendencia derechista y proto-fascista se acentuaría con el estallido de la próxima crisis financiera. Me atrevo a hacer un contra-pronóstico: una crisis financiera podría hacer caer también a todos los gobiernos proto-fascistas actuales (fue lo que ocurrió con la dictadura de Primo de Rivera, en 1930, en España). El derechismo no es un fenómeno fijo ni congelado – está obligado a atravesar la experiencia de las masas con él y con la crisis capitalista. Ocurrirá cuando hayan hecho la experiencia de que este gobierno derechista no ha resuelto ninguno de los problemas y destruido cualquier expectativa. Más aún, como consecuencia de la estrecha base nacional que hoy tiene el fascismo en Europa, y la desintegración de la Unión Europea.
Este análisis ustedes la van a encontrar, en parte, en la literatura del Partido Obrero sobre el asunto. Entiendo que ahora tenemos que hacer dos cosas: en primer lugar, en la declaración tiene que estar el frente único obrero contra el fascismo y las milicias obreras contra el fascismo, y tiene que estar la lucha por la independencia política de la clase obrera en esa campaña contra el fascismo. Tenemos que tener cuidado de que la lucha del frente único obrero contra el fascismo no sea una distracción de la lucha contra los Macron, los Rajoy, los Pablo Iglesias o Pedro Sánchez, Angela Merkel, los Trump y Clinton y los Macri, los gobiernos efectivamente actuantes.
(……)
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