martes, septiembre 24, 2019

Católicos, comunistas y homosexuales, Luchino Visconti y Pier Paolo Pasolini



Son pocas las similitudes entre estos dos reconocidos cineastas italianos, pero hay elementos en común que los hacen, a la vez, tan cercanos.
Pasolini nació en una familia de clase trabajadora en Bologna, ciudad famosa por su pueblo combativo y de ideas izquierdistas, cuya madre era maestra en una escuela primaria y su padre un teniente del Ejército, que se haría cercano al fascismo.
Visconti nació en cuna de oro, con un padre de las más antiguas y poderosas familias nobles de Milán (Giuseppe Visconti di Modrone, Duque de Grazzano Visconti y Conde de Lonate Pozzole) y su madre, Carla, heredera de una poderosa empresa farmacéutica.
Pasolini, nacido el 5 de marzo de 1922 en Bologna, murió el 2 de noviembre de 1975. Visconti nació el 2 de noviembre de 1906 en Milán y falleció el 17 de marzo de 1976.
El primero fue director de cine, poeta, escritor, intelectual, actor, periodista, dramaturgo y figura política. El segundo, director de cine y óperas, además de dramaturgo.
Pasolini comenzó a escribir poesía a los siete años. A la misma edad, Visconti estaría dirigiendo obras en el teatro que se hallaba en su palacio. Ambos viajaron mucho; Pasolini más por necesidad y por todo el norte de Italia, mientras que Visconti viajaría por EE.UU. y Francia, donde conocería a Coco Chanel y Jean Renoir, del que se volvería su asistente de dirección en más de una película, y quien junto a un grupo de intelectuales y artistas franceses le contagiaron sus ideales comunistas. Al llegar se haría miembro del Partido Comunista Italiano (PCI).
Pasolini, en su búsqueda de poder elevar el idioma friulano como lengua oficial de la zona de Friuli, en un viaje a Alemania reconoció el estatus de Italia, situada en la periferia europea, momento en que se vuelve comunista, se une al PCI, que pronto abandonaría; sin embargo, siempre mantendría su posición política como comunista.
Ambos directores, con puntos de vista distintos y diferentes contextos sociales y económicos, lograron reflejar su realidad.
Visconti sería quien cortaría el lazo e inauguraría el neorrealismo italiano con su película Ossessione (1943), mostrando la faceta de dicho movimiento más próximo al marxismo, con todo intentaría distanciarse del neorrealismo haciendo filmes que combinaban el realismo y el romanticismo. Pero para el crítico G. Nowell-Smith: “Visconti sin neorrealismo es como Lang sin expresionismo y Eisenstein sin formalismo”.
Mientras tanto, desde temprano Pasolini intentaría desligarse de este movimiento; aunque la forma y técnica de sus películas convierten su cine en un segundo neorrealismo o una corriente de este en la cinematografía italiana.
Pasolini se inspiraba en las tragedias griegas, como Edipo rey (1967) de Sófocles o Medea (1969) de Eurípides, donde actúa Maria Callas (amiga íntima de los dos directores, quien participaría en varias de las óperas dirigidas por Visconti); o bien cuentos populares y recopilaciones como Il Decameron (1971) sobre la obra de G. Bocaccio; I racconti di Canterbury (1972) del libro de Geoffrey Chaucer o Il fiore delle Mille e una Notte (1974); para luego basarse en los textos del Marqués de Sade, con Saló o le 120 giornate di Sodoma (1975).
Por su parte, Visconti se basaba más en diversas novelas, muchas de ellas realistas, como su película Ossessione , adaptación del libro El cartero llama dos veces de James M. Cain, o Il gattopardo (1963), referida a la obra de Giuseppe Tomasi di Lampedusa; así como Morte a Venezia (1971), apoyada en la novela de Thomas Mann.

Los grandes amores de los genios

Para Visconti, uno de ellos fue Franco Zeffirelli, otro destacado director de cine italiano, óperas y teatro, quien trabajó con Luchino como parte del equipo de dirección de arte, como asistente de dirección y más en filmes de Visconti, óperas y producciones teatrales.
Empero, quien sería más conocido por ser pareja y amante de Visconti es Helmut Berger, actor alemán que aparecería en sus cintas La caduta degli dei (1969), Ludwig (1973) y Gruppo di familia in un interno (1974).
Para Pasolini, famoso por sus salidas para ligar con jóvenes, tuvo a su actor fetiche, Nineto Davoli, quien a la vez sería su amante.
Pasolini se consideraba a sí mismo un “marxista católico” y realizó una de las películas bíblicas más conmovedoras y vanguardistas: Il vangelo secondo Matteo (1964), mostrando a un Cristo humano, al igual que a María y los apóstoles. Se dice que el actor que interpretaba a Jesús era un militante de izquierda que se negaba a participar en la cinta debido a su condición de agnóstico, pero Pasolini logró convencerlo. El director dedicó esa película al papa Juan XXIII, y el diario del Vaticano L’Osservatore Romano afirmó que se trataba de la mejor película sobre Jesucristo.
Igualmente, Visconti se concebía como firmemente católico. Fumaba 120 cigarrillos al día, que le traerían como consecuencia un infarto en 1972; sin embargo, continuó con su hábito de fumar hasta que en 1976 otro infarto acabó con su vida. Luchino tuvo un funeral católico y en la plaza de la iglesia una multitud ondeaba banderas rojas.
Un año antes de eso, en 1975, Pasolini habría salido a buscar a algún joven prostituto que le pudiera acompañar. Ya se había ganado el odio de las clases más conservadoras, de los militares y los fascistas con su filmografía, más aún al haber estrenado su filme Saló o le 120 giornate di Sodoma, por el que recibió amenazas desde el momento del rodaje de la cinta.
No se sabe exactamente qué sucedió o quién lo hizo. Su cuerpo fue encontrado en la playa de Ostia, en Roma. Había sido atropellado varias veces por su auto, tenía múltiples fracturas en su cráneo, sus testículos estallados por una vara de metal, y quemado con gasolina después de muerto. Unos dicen que fueron mafiosos y que Pasolini tenía una deuda con ellos. Otros indican que fueron grupos de extrema derecha los que lo asesinaron. Incluso hay quienes dicen que su forma de morir es digna de los escritos de Pasolini, donde hay muertes similares, y que él ya sabía qué le iba a ocurrir.
La teoría más aceptada es que fue muerto por la homofobia. Humillado y torturado por mentes que no aceptan que el amor se manifieste de una forma que no sea entre un hombre y una mujer. Muerto por la ignorancia y la perversión de aquellos que se juran correctos.
“Dicen que el amor y la mente tienen caminos que ni el sentimiento, ni el cerebro entienden, tal vez por eso el amor mueve la mente humana y ambas se dejan llevar, sumergiéndonos en una fuente inagotable de sensaciones”, apuntó Luchino Visconti.

Sebastián López, cineasta.

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