miércoles, noviembre 20, 2019

Bolivia: La descomposición política del POR y las sectas ‘izquierdistas’



En otras notas hemos denunciado la campaña ultrista del POR de Bolivia respecto al proceso electoral. Ha resultado ser el partido más electoralista, puesto que se dedicó durante más de dos años a propagandizar el voto en blanco para las elecciones del pasado 20 de octubre en Bolivia. Para el POR las ilusiones democráticas de los trabajadores bolivianos se habían agotado e iban en flecha hacia una insurrección para instaurar la dictadura del proletariado.
La realidad evidenció todo lo contrario: fue la elección donde más gente participó en las últimas dos décadas.
Luego -tal como lo advertimos desde las páginas de Prensa Obrera- fue peor aún: el POR fue un agitador aplicado de la necesidad de derrocar a Evo Morales, haciéndole el juego a la derecha golpista. Llegó a criticar a los líderes derechistas (Mesa, Camacho) de… dividir el frente nacional de lucha contra Evo.
Un lector de izquierda quedaría sorprendido del carácter goriloide de la prédica del POR contra Evo. Para el POR fue “la acción directa de las masas la que acabo con el gobierno de Evo Morales” (Masas 15/11). El comité Santa Cruz del POR denunciaba que Evo después de su renuncia “organiza criminales actos provocadores para vengarse, generar terror y volver” (ídem): una justificación total del fachismo de Camacho. Plantea que el propósito de Evo es “tal vez buscar que las fuerzas armadas salgan a las calles a contenerlos para luego decir que las fuerzas armadas y la policía reprimieron al pueblo que rechazaba el golpe”. Una justificación de la represión policial-militar y de las bandas fascistas contra las movilizaciones antigolpistas. La movilización de masas en Cochabamba contra el golpe es caracterizada como una “maniobra perversa del MAS que casi logra conducir el proceso a una guerra civil”. El POR se jacta de que fue vanguardia. El comité de Oruro, llamó el 22 de octubre (dos días después de las elecciones y antes que se supiera el escrutinio real): “Todo el pueblo a las calles hasta expulsar a Evo ahora y no en la segunda vuelta”. Acompañó y superó al jefe de la oposición derechista, Mesa, que reclamaba la segunda vuelta y hasta mostraba simpatía por el voto a este en un eventual ballotage.

La ‘unión democrática’ llama dos veces

En otra nota en Prensa Obrera ya planteamos que el POR podía caer directamente en el replay de la experiencia ‘democrática’ de 1946, donde una movilización con eje central en la clase media y usando banderas ‘democráticas’ derrocó al presidente Gualberto Villaroel, un nacionalista burgués, y lo ahorco en la Plaza central de Murillo.
En el último número de su periódico Masas (15/11) el POR hace una ‘reflexión’: “La caída de Morales no es consecuencia del total agotamiento político en la conciencia de las masas… Se consolida solamente por la intervención del ejército y la policía. Existe, en cierta medida, un paralelo con la experiencia de Villaroel que cayó sin haberse agotado como posibilidad política y sirvió como bandera para el MNR y para el nacionalismo por bastante tiempo”.
El POR fue entonces, también, ‘vanguardia’ de este levantamiento-golpista que llevó a la oligárquica ‘rosca’ al poder por largo período. En Cochabamba, un miembro de la dirección del POR formaba parte del “Comité Tripartito” que fue motor de la asonada golpista: “fue el primero que salió al balcón de la prefectura para hablar en nombre del Comité Tripartito” (citas de El trotskismo boliviano, Sandor John). En La Paz, el secretario general del POR, fue integrante activo del movimiento golpista. En una respuesta “a las calumnias” del PIR (PC de Bolivia) defendía “que el POR estuvo presente en la lucha contra el nazifascismo”. Afirmaba, que los militantes del POR estuvieron “en las barricadas, arma al brazo, dirigiendo la acción popular” durante el levantamiento del 21 de julio, a diferencia de los ‘revolucionarios del 22 de julio’ que llegaron al otro día para buscar puestos”. El POR sacó un manifiesto que saludaba el derrocamiento del nazi fascismo encarnado en el régimen de Villaroel y el MNR. El PIR había actuado también en primera línea en el proceso golpista.
El POR se dejó arrastrar por la presión de la pequeño burguesía democratizante, que era carne de cañón de la derecha oligárquica y proimperialista. El cuco del nazi fascismo y la defensa de las libertades democráticas.
En la Argentina, hubo una situación similar: el PC integro la Unión Democrática junto al embajador yanqui y la derecha oligárquica contra el llamado nazi fascismo del movimiento nacionalista burgués en gestación en torno a Perón. El ‘golpe’ que llevo a Perón a la cárcel de Martin Garcia, fue deshecho por la jornada de movilización política de masas obreras del 17 de octubre. Parte de la izquierda argentina acompañó la alianza derechista oligárquica-yanki bajo la bandera de la defensa de las libertades democráticas.
Los únicos dentro del POR qué se salvaron en la Bolivia del 46 de la debacle política que significó el apoyo a la asonada golpista contra Villaroel fueron los del POR de Oruro que, más ligado a los mineros que simpatizaban con Villaroel adoptaron una posición de neutralidad. Una autocrítica llevo al POR a producir un giro y meterse a fondo en el trabajo sobre el proletariado minero, jugando un papel histórico (Tesis de Pulacayo, bloque parlamentario minero, etc.).
Sin embargo, más de 70 años después, el POR vuelve a ‘sus orígenes’. ¿Puede haber crítica dentro de sus filas al nefasto papel que viene jugando, a la confusión que introduce en la vanguardia obrera y revolucionaria en Bolivia? Parece difícil, pero no imposible. El ‘error’ de 1946, fue un error juvenil, en los principios de la acción política del POR. Ahora, en cambio, no parece un error: en su madurez el POR ha entrado en una descomposición política atroz.
La experiencia de los años no lo ha ayudado a madurar, es decir a ser más audaz, sino a inmadurar e involucionar.

Secta tributaria

Un grupo denominado, ahora, Socialismo Revolucionario (antes Agenda Revolucionaria), ha sacado licencia para autoproclamarse CRCI Bolivia, por iniciativa del grupo altamirista. Cuando Altamira formaba parte de la Comisión Internacional del PO, despreciaba la relación con este grupo por su impotencia, charlatanerismo y sedentarismo. Agenda Revolucionaria tuvo el mérito de llamar a votar en el plebiscito del 21F (2016), en contra a habilitar una nueva reelección de Evo. Actitud correcta que superaba el abstencionismo verborrágica del POR, en dicha oportunidad. Pero… no pudo avanzar: su ‘líder’ se lumpenizó por completo, adoptó actitudes misóginas y llevó a la ruptura de la organización, alejando a los pocos valiosos cuadros que tenía la misma. En los últimos años, Socialismo Revolucionario fue un sello de propaganda vacío de contenido revolucionario. A pesar de haber sido invitado reiteradamente, boicoteó su presencia en los congresos del PO, las conferencias de la CRCI y Latinoamericanas realizadas. Su (in)existencia larvaria se ‘revitalizo’ al día siguiente de la ruptura de Altamira con el PO. Se convirtio en un ‘centro’ calumniador del faccionalismo altamirista en Bolivia contra el PO.
En Bolivia, ha seguido en general los pasos del POR en su política de apoyo a la derecha golpista contra Evo: fascistas, nazis, etc. Donde quizás más se evidencia este papel pro golpista es en su llamado a ‘luchar’ “para derrotar el fraude electoral” convocando a organizar un “Congreso de bases de la COB sin masistas”. Ridículo: ¿un Congreso de Bases con las ‘bases’ de Camacho y Mesa (y el POR), excluyendo a las bases del MAS que son la masa que se moviliza contra el golpe? En principio, un Congreso de Bases es un congreso con delegados elegidos por las bases del movimiento obrero. Siendo el MAS la corriente nacionalista burguesa con predominio político en el seno de la COB, es muy probable que una gran parte de los delegados elegidos se reclamen del masismo. La fuerza del Congreso de Bases es que lleva el debate (y la resolución) a las bases del movimiento obrero, sacándola de los decretos regimentadores de la burocracia. Si el masismo es mayoritario en el mismo, se abre, sin embargo, un terreno de lucha política para el progreso y triunfo de las posiciones revolucionarias. Es lo que hicieron los bolcheviques en los soviets rusos que estaban en sus inicios dominados por mencheviques y socialrevolucionarios. ¿Altamira avala este planteo chiquilín y reaccionario de Socialismo Revolucionario?

Rafael Santosa

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