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lunes, diciembre 16, 2019
Al Gore, el criminal de ocho guerras mercader del ecologismo
Férreo partidario de guerras de rapiña y de expansión colonialista de EE.UU., Al Gore atacó a quienes recurrían al “Síndrome de Vietnam” y a la muerte de miles de soldados para evitar más guerras: “Tenemos intereses en el mundo que son lo suficientemente importantes como para defenderlos. Y no deberíamos estar tan quemados por la tragedia de Vietnam para no reconocer la necesidad del uso de la fuerza para nuestros intereses".
Dicen que el que mata a una persona es un asesino, el que mata miles en la guerra es un héroe y si encima se viste de verde es Superman. En la Cumbre del imperialismo verde de Madrid 2019 no podía faltar Albert «Al» Gore, el promotor del negocio Big Green, el vicepresidente del gobierno de Bill Clinton (1993-2001) y premio Nobel de la Paz por su defensa del medio ambiente, el mismo galardón que recibió Henry Kissinger por su pacifismo y sus esfuerzos por los derechos humanos de los oprimidos.
Debido a que “borrar la memoria histórica” de los ciudadanos es imprescindible para que el actual sistema siga funcionando con tranquilidad, es también imprescindible desempolvar los dos aspectos del perverso historial del Héroe Verde para quienes pretendemos cambiarlo: 1) Como el hombre de destrucción masiva bélica de Afganistán, Irak, Yugoslavia, Albania, Sudán, Liberia, Haití y Congo, y 2) El falso ambientalista, fabricado por el imperialismo verde, que con su fama protege la destrucción del medioambiente a favor de sus propios negocios y de su clase. Se trata de uno de los halcones más agresivos del Partido Demócrata, personaje especialmente oportunista, que durante su carrera ha intentado con sus discursos contradictorios ganar el voto de los ultraconservadores y también de los progresistas y después utilizarlos para los intereses más siniestros de EEUU en el mundo.
Férreo partidario de guerras de rapiña y de expansión colonialista de EEUU, Al Gore atacó a quienes recurrían al “Síndrome de Vietnam” y la muerte de miles de soldados para evitar más guerras: “Tenemos intereses en el mundo que son lo suficientemente importantes como para defenderlos. Y no deberíamos estar tan quemados por la tragedia de Vietnam para no reconocer la necesidad del uso de la fuerza para nuestros intereses «. ¿Ha hecho algún estudio para determinar el daño de las guerras (¡El uso de "agente naranja”, por ejemplo!) al medio ambiente?
En 1978, nuestro Nobel se opuso a nuevas regulaciones federales de armas de fuego, para contentar a sus votantes en las zonas rurales.
En 1979 defendió el patrocinio del grupo terrorista "Contra" en Nicaragua por Reagan, y financiado con cocaína (a los “yihadistas” en Afganistán la CIA les paga con el dinero del opio, cuyo cártel obliga a los agricultores a cultivar la adormidera en vez de patatas y trigo).
En 1983 respaldó el envío de tropas al Líbano, donde un atentado mató a 241 soldados de EEUU, a 58 paracaidistas franceses y 6 civiles libaneses. ¿Qué se le ha perdido a EEUU en el Líbano?
En 1983 aplaudió la invasión de EEUU a la diminuta isla de Granada de 90.000 habitantes por representar una “amenaza para EEUU” de 300 millones de almas y dotado de 5.113 ojivas nucleares. ¿El motivo real? Estar gobernada por los socialistas y aliada de Cuba y la URSS.
En 1986 celebró el bombardeo de Libia por Reagan.
En 1991 el halcón Gore votó en favor de la decisión de Bush de atacar Irak, guerra que causó gran desastre ecológico del Golfo Pérsico. ¡Luego criticó a Bush por haber sido “demasiado blando” con Saddam Husein!
En 1991 el mismo Gore que estaba muy preocupado porque los niños de EEUU “pudieran padecer tumores y cáncer producidos por productos químicos usado en los pijamas para dormir”, aprobó el embargo más criminal de la historia de la humanidad contra el pueblo iraquí, que mató a millón y medio de personas, casi la mitad niños. El 29 de junio de 2000, cuando Gore daba una conferencia en Chicago sobre "incentivos de la política energética para las ciudades", el director de Voces en el Desierto, Danny Muller, le preguntó «¿por qué debería alguien votar a una administración que mata a 5.000 niños inocentes al mes mediante sanciones en Irak?” Gore no contestó y sus matones sacaron al periodista de la sala. El embargo prohibía la venta de productos como cloro para potabilizar el agua, material sanitario como jeringuillas y multitud de medicamentos, aparatos de oxígeno para los hospitales, papel y lápices o leche en polvo, en el marco de una guerra genocida en toda regla. Miles de niños nacieron con deformaciones espantosas, víctimas de toneladas de bombas, incluidas las de uranio empobrecido. La pintora y directora del Museo Nacional de Arte de Irak Leila al-Attar y su esposo murieron en uno de esos bombardeos.
En 1993, tras la caída del régimen de Siad Barre en Somalia -que pasó de ser maoísta a un aliado de Washington en el estratégico Cuerno de África- al Gore-Clinton organizaron una de sus “invasiones humanitarias”. Mientras la matanza de miles de somalíes fue considerada “daño colateral” de sus infames intereses, la “Batalla de Mogadiscio”, en la que la guerrilla somalí se enfrentó a las tropas de EEUU matando al menos a 70 marines, se convirtió en la segunda derrota de EEUU en una guerra después de Vietnam.
En 1994 autorizó a la CIA el secuestro de ciudadanos de otras naciones que consideraba una amenaza para los intereses de EEUU, revela Richard Clarke, un asesor de seguridad de Estado crítico con la política antiterrorista de EEUU.
En 1994 la ONU y el Gobierno de Clinton-Al Gore-Albright sabía que el responsable de la masacre de los musulmanes en un mercado de Sarajevo fue un grupo musulmán de extrema derecha y aun así culparon al Gobierno de la Federación Yugoslava -al que los medios occidentales llamaban “gobierno serbio” para enfrentar a los grupos étnicos que componían el país- y así desmantelar el último Estado europeo que se declaraba socialista tras el fin de la URSS. El apoyo encubierto del régimen de Clinton a Al Qaeda en Bosnia y Kosovo (como lo hizo el equipo de Carter-Brzezinski en 1978 en Afganistán para destruir al Gobierno socialista del país), convirtió en Bosnia en una base del “yihadismo” a la que llegaron miles de individuos reclutados por la «Red Islámica Militante” coordinada por el Pentágono. La masacre de cientos de miles de civiles yugoslavos fue bautizada como “Intervención humanitaria” de la OTAN y aquel país se rompió para que entre otros propósitos, EEUU instalase en el corazón de Europa, en Kosovo, su segunda base militar más grande del mundo, llamada Camp Bondsteel (¡La primera también está en Europa, Stuttgart!). La base incluye un mini-Guantánamo, como reveló en 2005 el comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Álvaro Gil Robles. Kosovo “por casualidad” es otra cantera del Estado Islámico: Blerim Heta, el kosovar que el 24 de marzo de 2014 mató en un atentado en Irak a 52 personas trabajó en esa base. ¿Por qué EEUU pretende provocar caos en Irak?
En 1998, bombardeó el laboratorio farmacéutico de Al-Shifa en Sudán para desviar la opinión pública del escándalo Lewinsky. Afganistán también recibió toneladas de bombas en estas fechas y durante todo el mandato del trío criminal Clinton-Al Gore-Albright. Decenas de miles de afganos murieron bajo las bombas o por la contaminación de sus aguas, sus suelos y su aire. ¿Afganistán por qué?
En 2000 propuso ataques militares rápidos y efectivos contra los “estados rebeldes”, por representar “una amenaza emergente para nuestro país«, riéndose de los tratados internacionales al respecto y de la mismísima ONU.
En 2002, Al Gore también apoyó la guerra “preventiva” de Bush contra Irak y ante las “dudas” sobre la existencia de armas de destrucción masiva de Saddam ofrece otro pretexto: “Irak representa una seria amenaza para la estabilidad del Golfo Pérsico y debemos organizar una coalición internacional para eliminar su acceso a las armas de destrucción masiva”, insistiendo en la “excepcionalidad de EEUU y en que ninguna ley internacional puede impedir a este país tomar medidas para proteger sus intereses vitales.
Al Gore nunca participaría en una cumbre antimilitarista.
El currículum ecológico de Al Gore
En 1979 el diputado Al Gore defendió a ultranza la construcción de una presa sobre el río Little Tennessee, sin que sirviera para el control de inundaciones ni generara energía, simplemente quería llenar el bolsillo de unas empresas de construcción, recuerda el diario Counterpunch. Ante la protesta de los ecologistas (¡los verdaderos!) de que la presa iba a acabar con la vida de varias especies protegidas, Al Gore y sus compañeros llegaron a chantajear al presidente Carter con que si vetaba la ley retendrían el apoyo demócrata al Tratado del Canal de Panamá. Aquello sentó la base para que los empresarios consiguieran saltarse la Ley de Especies en Peligro de Extinción en otras regiones del país, asegura el ambientalista David Brower.
Suele afirmar que "todos somos responsables" de la catástrofe ecológica, ocultando el que el 80% de las agresiones contra el medio ambiente se cometen por las grandes corporaciones o que el consumo de energía de un ciudadano medio del primer mundo es 70 veces más que uno de los países en desarrollo: borra, intencionadamente, las líneas que separan a los ricos de los pobres, a los mercaderes de los consumidores.
Fue la Fundación Alianza para la Protección del Clima de Al Gore la que propuso el uso de biocombustible, como energía renovable, fabricando “eco-coches”. El nuevo negocio para el sector energético fue una tragedia para millones de personas pobres, cuyos alimentos básicos son patatas, arroz y trigo y ahora se veían expulsados de sus terrenos por los grandes cultivadores de los “bio”. Incluso lo que vivían de maíz y soja, ya convertidos en agrocombustibles, fueron afectados por el invento. Las protestas sociales del 2007 en México, contra la subida del precio de maíz, cuyos terrenos se utilizan para producir etanol en EEUU desenmascaraba las soluciones clasistas para salvar supuestamente el planeta, un negocio que ha causado la desertificación de grandes superficies, la tala de millones de árboles y la destrucción de pastizales. Además la erosión del suelo por la sobreexplotación, entre otros motivos, desmiente que este tipo de energías sean renovables en un periodo corto de tiempo, acelerarán el calentamiento global.
Tras el fracaso de los agrocombustibles, ahora nos quieren vender productos “inteligentes” para un Smarter Planet», y su Greenwashing tomando por tonta a la Tierra y a sus habitantes.
Un activismo por el negocio propio: “¿Crees que hay algo malo en estar activo en los negocios en este país?», respondió Gore a quienes le critican por utilizar su puesto y su influencia para engordar su cuenta bancaria. Nuestro ecologista es socio de varias compañías de “productos inteligentes de ahorro de energía” como Silver Spring, que fabrica software para hacer más eficiente a la red eléctrica y recibe parte de los 3.400 millones de dólares en subsidios del Departamento de Energía de EEUU. Cuando dejó el gobierno en 2001, Al Gore tenía un patrimonio de 1,7 millones de dólares. Gracias a su negocio “verde”, asesoramientos, conferencias verdes (100.000 dólares por ponencia), los derechos de sus películas y libros verdes, invertir en compañías como Apple, Google, paneles solares e incluso urinarios sin agua, su patrimonio se ha disparado, en 2003 tenía 200 millones de dólares, según la agencia Bloomberg. Con este ritmo ¿Cuánto tendría hoy?
La actual presidenta del Congreso de EEUU Nancy Pelosi, también presente en la Cumbre de Madrid, es otra de las grandes empresarias de los productos bio.
Ofrecer soluciones ridículas e inútiles para estafar a la audiencia, usar menos agua caliente, pide Al Gore, lo que significaría unos 700.000 galones de gasolina por día en EEUU, siendo sólo el 0,15% del combustible consumido a diario en el país. Según la FAO, cada minuto el capitalismo salvaje acaba con una extensión de bosque equivalente a 40 canchas de fútbol, unos 13 millones de hectáreas al año. También ha propuesto multar a las empresas de carbono y con el dinero plantar árboles (¡De “tener hijos y escribir libros” se encargará Al Gore!). Él sabe que en las tierras contaminadas no crecen ni ortigas. En Nigeria la petrolera anglo-holandesa Shell ha sido acusada de «complicidad en el asesinato, violación y tortura» de los nigerianos en la década de 1990: la petrolera había creado una unidad secreta de espionaje, que pasaba información sobre los molestos ambientalistas a la agencia de seguridad nigeriana, a la vez que pedía al presidente-general Sani Abacha “resolver el problema». Y él lo hizo, ahorcó a 9 líderes ecologistas, mató a más de 1.000 manifestantes y destruyó unas 30.000 viviendas en la aplicación de la política de “tierra quemada”. Así, Shell podía llevarse un millón de barriles de petróleo al día y contaminar el medio con tranquilidad. Y luego preguntan ¿Por qué los nigerianos se echan al mar en pateras dejando su hogar?
Esperen y verán que gente como Al Gore aparecerá en una cumbre para presentar bombas ecológicas e inteligentes que no contaminan, solo matan a personas, y sólo a los pobres, que son los únicos que no pueden huir de una zona en guerra.
Nazanín Armanian
Público
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