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sábado, enero 04, 2020
La huelga general de Francia en momentos decisivos
Es necesaria una acción que plantee: Basta de tregua. Fuera Macron. Huelga general renovable de todos los sindicatos y centrales hasta que se retire el proyecto de la reforma.
El presidente Macron habló en la noche del 31 para anunciar que “va a llegar hasta el final” con su reforma previsional. Trató a sus opositores y al movimiento obrero y popular que se opone a su política de “histéricos", “mentirosos” y “miedosos”. El tono de provocación pretende mostrar que no hay posibilidad de retroceder pero también pinta la creciente desesperación del gobierno. Se ha jugado entero a esta pelea estratégica, urgido por la crisis capitalista a terminar con las conquistas que la clase obrera obtuvo en el pasado con sus luchas colectivas. No se trata sólo de hacer descender el monto actual de las jubilaciones, sino de que pierda su relación proporcional con los salarios, pasando a depender de las decisiones presupuestarias de cada gobierno.
En lo inmediato, Macron quiere terminar con la huelga prorrogable de los ferroviarios y el subte parisino iniciada el 5 de diciembre. Es la huelga y el combate más importante de las últimas décadas. Atraviesa un momento difícil. La huelga general no se generalizó en las fábricas ni en el sector público; los maestros y profesores movilizados están de vacaciones; huelguistas individuales tienen urgencias familiares y vuelven temporariamente al trabajo. El gobierno hace concesiones cosméticas a otros sectores para aislar a los ferroviarios.
La barrera a la huelga está ante todo en las burocracias sindicales. No hay que olvidar que este movimiento nació de los activistas del subte, que concretaron una huelga masiva el 13 de septiembre y fijaron una nueva fecha para el 5 de diciembre. Luego de la movilización del 19 de diciembre, las centrales entraron en una tregua de hecho y convocaron una nueva jornada recién para el 9 de enero. Entre tanto, nada; ningún plan de intervención. Hoy, luego del discurso de Macron, los secretarios de la CGT y de la FO anunciaron que iban a asistir a las reuniones de “concertación” con el gobierno, que son una diversión grotesca, para plantear sus posiciones.
Actúan de tal manera que desmoralizan y desorganizan el movimiento de huelga. El único anuncio de la CGT es que las refinerías de petróleo entrarían en huelga la semana próxima. El retorno a la actividad de maestros y profesores el lunes 6 debe ser una palanca para extender la huelga prorrogable a escuelas y liceos y para movilizar a la juventud.
Se ve claro el hilo de continuidad con el movimiento de chalecos amarillos. Frente a las ofensivas feroces contra las condiciones de vidas de los trabajadores y otros sectores explotados se desencadenan movilizaciones y luchas diversas, a veces aisladas, y que se estructuran bajo la orientación y la consigna de “Abajo el gobierno” pero sin una dirección nacional que las organice y las encabece.
El combate militante
El jueves 23 hubo una manifestación parisina llamada por los activistas y el sábado 28 la intersindical de los gremios ferroviarios organizó una manifestación masiva entre las estaciones de trenes parisinas, con una participación importante de chalecos amarillos, y en las cabeceras de provincia. Hubo intervenciones de activistas, comités y sindicatos locales en diversos puntos. Es la intervención de algunos miles de activistas sindicales combativos y de centenares de militantes políticos, bajo la bandera del anticapitalismo y del “Fuera Macron”. La huelga general de centenares de miles de asalariados no tiene una expresión política directa y una dirección pero sí muchos núcleos que la motorizan.
El proletariado francés ingresa a esta lucha decisiva sin un partido revolucionario, y con una decena de organizaciones que pretenden ocupar ese lugar. Tampoco existen estructuras nacionales que organicen a los militantes sindicales combativos, que son decenas de miles. Es el obstáculo más evidente para una intervención independiente.
"La huelga pertenece a los huelguistas", proclamaron los activistas del subte parisino para criticar las maniobras de la burocracia sindical. Este planteo clave se relaciona a la política de impulsar asambleas generales que controlen y decidan sobre la huelga, que ha sido central. Estas asambleas sin embargo son poco numerosas en relación a la huelga y donde el activismo es más débil pueden ser vaciadas de contenido: la burocracia de la CGT ferroviaria las utiliza sólo como mecanismo para bajar su política.
La huelga general requiere que los activistas, el motor, estén agrupados de manera “general”, para dar una dirección al proceso de lucha. Las coordinadoras pueden cumplir este rol. En los últimos días logró constituirse una coordinadora subte-ferrocarriles de la región parisina. Existe una asamblea general interprofesional en el departamento 92 (suburbios de París) y estructuras del mismo tipo en ciudades como Rouen, Tours y otras. Los maestros y profesores se lanzaron a la construcción de una coordinadora nacional, que quedó interrumpida por las vacaciones. Es decisivo que estos avances se desenvuelvan mediante el envío de delegaciones de huelguistas mandatados por las asambleas con intervenciones efectivas con los agrupamientos en los lugares de trabajo, como los piquetes, y la agitación en las puertas de fábrica, en las barriadas obreras, en las calles.
Es clave la confluencia de todos estos sectores de trabajadores en lucha para poder romper el aislamiento colocado por la burocracia y derrotar definitivamente la reforma previsional, lo cual desencadenaría una crisis política del gobierno. Es necesaria una acción común de las tendencias sindicales y políticas anticapitalistas, incluidos los comités de los chalecos amarillos por: basta de tregua y maniobras dilatorias. Fuera Macron y su política de austeridad. La huelga pertenece a los huelguistas. Que se declare la huelga general renovable de todos los sindicatos y centrales hasta que se retire el proyecto de Macron. Asambleas generales y plenarios de delegados en todos los sindicatos para organizar la huelga. Extendamos las coordinadoras de sectores en lucha.
Roberto Gramar
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