Entrevista al escritor Tariq Ali
Los Estados Unidos lanzaron su primer asalto de la “guerra contra el terror” en Afganistán hace seis años. Hoy el país continúa siendo uno de los lugares más pobres de la Tierra, gobernado por una elite corrupta de señores de la guerra. Aquí, Tariq Ali, un veterano de la lucha anteguerra desde hace cuatro décadas, habla con Sherry Wolf, miembro del consejo Editorial de Internacional Socialist Review, sobre las desastrosas consecuencias de la guerra de Estados Unidos, y qué reserva el futuro.
Ahora se cumple el sexto aniversario de la guerra de Estados Unidos en Afganistán, la cual es vista por mucha gente como la “buena” batalla en la “guerra contra el terror”, a diferencia de la de Irak. ¿Es así?
He argumentado siempre que esta guerra era esencialmente una grosera venganza para devolver el golpe inmediatamente después de los ataques del 11-S — y poder mostrar a la población de Estados Unidos, por parte de los líderes políticos, que “nosotros estamos afanados en defenderos”. No tuvo ningún mayor propósito que representar una venganza, un ojo por ojo.
El segundo propósito de esta guerra, como Bush lo explicó en detalle, era capturar a Osama bin Laden “vivo o muerto”. Estas fueron sus palabras exactas, que no deberíamos olvidar. Aparte de esto no había otros propósitos de guerra.
No había duda de que ellos iban a conquistar el país. Por una parte, la Alianza del Norte no iba a resistir, ni tampoco los iraníes que eran muy fuertes en el Oeste de Afganistán. Los líderes iraníes eran hostiles a los talibanes por sus propias razones oportunistas, así que se subieron al carro imperial y dijeron: “Bien, no podemos deshacernos de estos tíos, pero si los estadounidenses lo hacen, esperaremos acontecimientos.”
Por otra, había el régimen militar paquistaní, sin el cual los talibanes no hubieran permanecido en el poder, y que había estado apoyando logística y militarmente, en todos los sentidos, a los talibanes.
Dado que los Estados Unidos iban a usar las bases militares del Pakistán, el régimen pidió evacuar durante algunas semanas su personal militar fuera de Afganistán antes de que los Estados Unidos lo invadieran. En estas dos decisivas semanas, por supuesto, Osama bin Laden y la dirección de al-Qaeda también abandonó Afganistán. No iban a estar esperando por allí.
Así que Estados Unidos invadió Kabul con la ayuda de la OTAN, pero esto no tuvo la menor dificultad porque no hubo la más leve resistencia. Entonces surgió la pregunta: ¿Qué iban a hacer con el país?
No podían atrapar a Osama, aunque hubo dos semanas de histeria mediática sobre “encontrar las cuevas de Tora Bora” y propaganda de este tipo. Lanzaron estas bombas y ¿qué ocurrió? Nada. Destruyeron las cuevas, pero la presa había escapado.
Así que ¿qué iban a hacer ahora? Es obvio que bin Laden abandonó el país y se fue a las zonas tribales entre Pakistán y Afganistán, donde las tradiciones de hospitalidad son muy fuertes, y no sería entregado.
Los Estados Unidos impusieron un régimen marioneta en Afganistán. Recordemos que Zalmay Khalilzad era entonces el consejero jefe de Bush en Afganistán y trajo a uno de sus compinches que trabajó para la compañía petrolera Unlocal, Hamid Karzai, para ser presidente de Afganistán. ¡Bingo: rápidamente tuvimos un país!
El problema pronto fue muy evidente para Occidente: estos planes no podían extenderse más allá de Kabul y Kandahar, las dos grandes ciudades en el Sur, y eso solamente durante el día. En todas partes, en el oeste del país, las fuerzas pro-iraníes lo tenían bajo control. Y en el norte, las antiguas repúblicas soviéticas, aún bajo la influencia de Moscú, estaban al mando.
Así que ¿qué iban a hacer con el país? La respuesta es: nada.
¿Tienen los Estados Unidos algún tipo de apoyo dentro de Afganistán?
No hay duda que bastantes afganos se alegraron con la caída de los talibanes — algunas personas pensaron, bien, al menos tenemos algo de paz y tranquilidad, y quizás algo de comida para tragar. Este fue también el punto de vista de algunos comentaristas liberales del Pakistán.
Algunos de nosotros discutimos con ellos, diciendo que los talibanes podían haber sido desalojados, pero ¿Qué ocurriría ahora? Les alertamos de que en lo que concierne a la infraestructura social, nada iba a cambiar para la mayoría de afganos.
Esto es lo que ha ocurrido exactamente en estos seis años. Lo que la gente ha subestimado es que las ocupaciones imperiales bajo el neoliberalismo reflejan las prioridades del nuevo orden capitalista, donde lo están privatizando todo en sus propios países. Así que lo que ocurrió fue que este dinero fue vertido ahí —y este dinero fue usado por Hamid Karzai y sus compinches para construir una elite en Afganistán.
En el corazón de Kabul, en las mejores tierras que pudieron apropiarse, la elite estuvo y está construyendo grandes mansiones protegidas por las tropas de la OTAN delante de toda la población de la ciudad y el campo.
Cuesta cerca de 5.000 o 6.000 dólares construir una casa barata para una familia de cinco o seis miembros, pero la elite no hizo esto. Gastó millones de dólares construyendo grandes mansiones. Sabe dios por qué lo han hecho ya que necesitan una guardia permanente de la OTAN para vivir en una de estas mansiones. Y serán sacados de ellas una vez que los ejércitos occidentales se retiren.
Esto produjo una gran crisis, y se apareó con los casos de inocentes asesinados por el gatillo fácil de las tropas de Estados Unidos.
Allá donde los Estados Unidos escuchan fuego de armas, lanzan bombas. Alguien debería haberles dicho que Afganistán es una sociedad tribal, una cultura donde la gente dispara armas para celebrar bodas, nacimientos… ellos corren y disparan armas de fuego al aire. Se podría pensar que los estadounidenses deberían ser más comprensivos con esto, dada la cultura armamentística de los Estados Unidos, pero de algún modo no lo apreciaron en Afganistán.
Así los Estados Unidos empezaron a bombardear a la gente. En una fiesta de boda los Estados Unidos llegaron y bombardearon el infierno. Víctimas: 90 o 100 asesinados, hombres, mujeres y niños. Y esto se multiplicó.
¿Cómo han sido los talibanes capaces de resurgir?
Los talibanes empezaron a reagruparse, rearmarse y luchar, y se anotaron algunos éxitos. Lo que también empezó a suceder simultáneamente es que hubo gente que era feliz de verlos regresar — ya que nadie más los estaba defendiendo.
Empezaron a tratar a los talibanes como una organización paraguas y a informarlos de lo que pasaba. Muchas gente que supuestamente trabajaba con las autoridades de ocupación de los Estados Unidos y la OTAN, informaban a los talibanes acerca del los movimientos de tropas. Las operaciones de la clásica guerra de guerrillas empezó, y los Estados Unidos respondieron con más bombardeos aéreos. Es un círculo vicioso en marcha.
Si se da un vistazo a los periódicos del último año y se hace un sondeo de todos los informes donde hubo 60 talibanes muertos, 80 talibanes muertos, 90 talibanes muertos, y se hace la cuenta, ya habrían acabado con los miles de supuestos miembros de las milicias talibanes (la teórica fuerza total se supone que está cerca de los 10.000).
En otras palabras, si se cree en estos informes, ya se habría eliminado tres cuartas partes de la organización talibán, lo que está lejos de la verdad. Pero como los Estados Unidos estás avergonzados de matar civiles, debe decirse esto.
Tienes una situación en el país donde el hermano de Hamid Karzai, Wali Ahmed Karzai, es muy conocido como el más importante traficante de armas y de heroína en la región. Y ha llegado a este punto porque su hermano gobierna el país.
Tienes a este tío que fue feliz dirigiendo un restaurante afgano en Baltimore y vendiendo comida cara a los estudiantes de la Johns Hopkins —y ahora es el segundo jefe en el país y haciendo una fortuna— un “matador”, por decirlo así.
Simbólicamente, todo esto ha representado un gran desastre. Así, muy lejos de se runa “guerra buena”, Afganistán está volviéndose una asquerosa, desagradable guerra, y no hay forma de que las fuerzas de Estados Unidos o de otras potencias occidentales vayan a ser capaces de permanecer aquí por mucho tiempo.
¿Qué esperan conseguir los poderes regionales como consecuencia de Afganistán?
El ejército pakistaní espera que Occidente se retire y algún tipo de gobierno de coalición será improvisado entre Karzai y lo que quede de los talibanes.
Esto vale la pena enfatizarlo. Respaldados por Occidente, el regimen de Karzai, ahora mismo, está negociando seriamente con los talibanes. Así, los talibanes que han sido demonizados como la peor fuerza que nunca ha existido en el mundo, están ahora, con el beneplácito de Occidente, negociando porque lo hacen con Karzai.
La primera respuesta de los talibanes a la oferta de Karzai era decir: “nunca negociaremos con vosotros hasta que las tropas extranjeras hayan abandonado el país”. A lo que Karzai respondía: “No es posible”. Y piensa que no es posible porque sin las tropas extranjeras no duraría ni 48 horas.
Pero en lo que al ejército pakistaní concierne, saben que no son capaces de lograr un acuerdo entre talibanes y Karzai mientras las tropas extranjeras permanezcan en la región. Los militares imaginan que una vez las tropas occidentales abandonen el país, pueden controlar el país de nuevo, a través de los talibanes y de Karzai.
Pero creo que esta posibilidad está ahora excluida porque la OTAN ha hecho un caos de la ocupación, y porque en estos últimos seis años, la autonomía regional ha emergido como el factor político principal. Afganistán fue siempre una confederación tribal, pero ahora tiene incluso un carácter más confederal.
Y los iraníes y los rusos no están dispuestos a permitir una toma del poder talibán en el país consentida por los Estados Unidos. Así que los líderes militares pakistaníes pueden aspirar a gobernar en una parte de Afganistán, pero no serán capaces de hacerlo en el conjunto del país.
He defendido en Pakistán y en distintos lugares la retirada total e inmediata de todas las tropas y, simultáneamente, la convocatoria de una conferencia de paz de los poderes regionales involucrados en Afganistán —lo que significa Pakistán, Irán, Rusia y la India, que es el mayor poder de todos— para erigir un gobierno nacional después de la retirada de las tropas occidentales que provea de un respiro a este país para descansar y convocar unas elecciones para una asamblea constituyente en dos o tres años.
Mientras tanto, estos poderes regionales garantizarán que no haya lucha ni guerra civil. La gente debería ser comprensiva con esta idea, porque Afganistán ha estado en guerra permanente virtualmente desde 1979. Lo que pasa en este país es horrible.
Es improbable que los estadounidenses o los pakistaníes estén de acuerdo con esto, en cuyo caso la situación irá de mal en peor, en mi opinión.
Para resumir la situación en Afganistán: es un desastre. Los Estados Unidos nunca pueden ganar la guerra, y la principal razón de ello es que a los afganos no les gusta padecer la ocupación. Los afganos echaron a los británicos en el siglo XIX, a los rusos en el XX, y ahora están luchando de nuevo contra los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.
Socialist Review
Tariq Ali (Lahore, 1943) es una de las personas más conocidas de la extrema izquierda británica. Es editor de la New Left Review y director de la Editorial Verso. Es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.
Traducción para www.sinpermiso.info: Daniel Raventós
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