martes, diciembre 11, 2007

Veinte elementos de análisis sobre Cuba



Estamos derrotando el golpe de Noel y vibramos con la Cumbre de Chile. Y siempre meditamos sobre nuestra estrategia de masas. Ahora mismo, en el análisis del discurso de Raúl en el acto por el aniversario del 26 de Julio, por las bases del Partido, la Unión de Jóvenes Comunistas, los sindicatos y todas las organizaciones de masas se lleva a cabo la más formidable movilización de la conciencia popular. El objetivo es que todos opinen y recoger y aplicar cada recomendación o explicar que no procede o que ahora no es posible, y ello dentro del propósito de que todos cambiemos para conquistar una actuación más acorde con el hecho de que el pueblo es el único dueño del país y su destino.
Lo nuevo en el desarrollo histórico contemporáneo son dos elementos: los avances de los países socialistas como China y Vietnam, dentro de sus particularidades y no sin enormes dificultades cuyos Partidos enfrentan, y la llegada de los ideales socialistas a varios países del continente latinoamericano y caribeño, con la Revolución bolivariana de Venezuela como su inspiradora.
Ello coincide con el inicio del ocaso del imperialismo norteamericano. Cuba lleva adelante la lucha, que tiene un poderoso acicate en la Revolución popular venezolana, encabezada por Hugo Chávez, y en los cambios en Bolivia, con Evo Morales, Ecuador, con Rafael Correa, Nicaragua, con Daniel Ortega, y otros que se gestan en nuestro continente.
Al igual que en Cuba, la más absoluta identificación con los anhelos de sus respectivos pueblos es la característica de cada uno de estos procesos y de su conjunción en proyectos como la Alternativa Bolivariana para las Américas o ALBA, lo opuesto a la Alianza de Libre Comercio de las Américas o ALCA, que pretende imponer el gobierno norteamericano, de índole anexionista y antipopular.
Abiertos a la cooperación con todas las fuerzas progresistas del planeta, están los países que en el siglo XXI se suman al socialismo, ya con casi medio siglo de existencia en Cuba, cada cual adoptando sus ideales de redención a sus particularidades, y ese es el mismo rumbo de China Popular, ratificado en el XVII Congreso del Partido Comunistas de China, y el de Vietnam, leal a Ho Chi Minh, y otros países.
Ahora, en los pueblos de la zona que los grandes próceres Miranda, Bolívar y Martí llamaron Nuestra América, para diferenciarse de la Otra América, Estados Unidos, se abren paso los ideales socialistas. A nuestro Partido lo animan los triunfos de los países que en Asia construyen, dentro de sus particularidades, la nueva sociedad del trabajo liberado, y de los pueblos hermanos de nuestro continente que toman el camino del socialismo, mientras el imperialismo se hunde en crisis cada vez más profundas, lo cual aumenta su consustancial agresividad.
El primer triunfo del socialismo en el Hemisferio Occidental ocurrió en Cuba, su punto de partida fue la victoria de la Revolución cubana en el primer día de 1959. La pregunta sobre qué explica su existencia tiene mucha actualidad. Pueden mencionarse 20 elementos en el análisis.
Primero. El rasgo más importante del socialismo de Cuba es la participación determinante del pueblo en su construcción y defensa.
Ello se corresponde con la concepción fundamental del marxismo-leninismo de que las masas populares son las protagonistas principales de la historia, sin que ello subestime el papel de las personalidades para acelerar o retardar los procesos históricos. También proviene del hecho de que sin convertir la causa socialista en sangre de la sangre del pueblo, habría sido imposible obtener la independencia y la soberanía de Cuba frente a su enemigo histórico, la potencia más poderosa de la historia, el imperialismo de Estados Unidos.
Un pequeño país insular (112 mil kms cuadrados) y de escasa población (11 millones) y con pocos recursos naturales, tiene en el pueblo su escudo a condición de una actuación unida en el pensamiento y la acción, cimiento de lo cual es la existencia de un solo Partido a su vanguardia.
EL Artículo 1 de la Constitución de la República dice una indiscutible verdad, que millones de cubanas y cubanos luchan por darle realidad: Cuba es un Estado socialista de trabajadores, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como república unitaria y democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana.
El V Congreso del Partido fue categórico y sabio al concluir que nuestro Sistema Político, que consagra el poder del pueblo, es la principal conquista que debemos salvar, porque de él dependen todas las demás. La historia ha demostrado dramáticamente que cuando el pueblo pierde el poder político, lo pierde todo.
Valiosa experiencia de Cuba es que el desarrollo indispensable de la base material y técnica del socialismo, no puede significar posponer la satisfacción de necesidades necesarias para la vida de las masas populares, siempre que haya posibilidades, empleando ante todo el ahorro. O se arriesga debilitar y hasta perder su apoyo y su vigilancia ante las intrigas a las que jamás renunciarán los imperialistas y las oligarquías.
Desarrollo para distribuir lo antes posible los frutos del trabajo de todos, es la experiencia cubana.
Ella facilita la tarea primordial del Partido de educar a las masas populares en trabajar más y mejor y forjar así su nuevo ser social.
Segundo. La idea de un Partido único de los revolucionarios la aprendieron los cubanos de su Héroe Nacional José Martí, quien también explicó que lo que un grupo ambiciona cae, y solo perdura la obra de todo un pueblo. Para Martí el Partido Revolucionario Cubano, antecedente primero del Partido Comunista de Cuba, que organizó para luchar por la independencia cubana, auxiliar a la de Puerto Rico y combatir al imperialismo norteamericano, al que veía como sucesor del colonialismo español, el primer obstáculo a remover en su Patria, el Partido es el pueblo cubano. De inmediato la misión histórica de los cubanos era llevar adelante la Guerra Necesaria por la emancipación nacional y una vez ella alcanzada establecer una República trabajadora cuya ley primera fuera la dignidad plena del hombre. Solo en nuestro tiempo ello es una realidad en Cuba.
Tercero. El pueblo cubano siempre ha debido luchar contra enemigos militarmente muy superiores, y ha sufrido derrotas al estar divido, como ocurrió durante la guerra por la independencia con la cual comenzó su existencia la nación cubana en 1868, desplegando una Guerra de Diez Años, y luego a la largo de la República burguesa neocolonial impuesta por Estados Unidos con una intervención militar en 1898, que para nada necesitaban los cubanos, en el marco de la calificada por Lenin de primera guerra imperialista de la historia, entre Estados Unidos, que se adentraba en la fase monopolista de su desarrolló, y la monarquía española, cabeza de un imperialismo de viejo tipo, semifeudal y en franca decadencia. Estados Unidos firmó con España un tratado de paz que le cedió la dominación de Cuba, frustrando la ya inexorable victoria de las armas cubanas que combatían exitosamente guiada por su Partido desde 1895.
Con ese conflicto Estados Unidos ocupó no solo a Cuba y Puerto Rico, país que aún se mantiene colonizado con la ficción de Estado libre asociado, sino también a Las Filipinas y otras posesiones españolas en el Pacífico. Mediante la fuerza estableció la base naval de Guantánamo, ahora centro de las más horribles torturas.
Cuarto. El derecho humano más trascendental conquistado por el pueblo cubano es su deber de autogobernarse.
La línea de masas es el método universal de la Revolución cubana. Así puso fin al analfabetismo predominante a inicios mismos de su triunfo, venció la invasión mercenaria en Playa Girón, liquidó las bandas contrarrevolucionarias implantadas por la CIA en diferentes provincias, permitió al pueblo mostrar la más serena unanimidad durante la amenaza de ataque nuclear de Estados Unidos en 1962, construyó en todo el país obras hidráulicas para combatir ciclones y sequías, llevó a cabo misiones internacionalistas con cientos de miles de combatientes voluntarios, combate plagas y enfermedades, levanta la invencible vigilancia revolucionaria cuadra por cuadra, comunidad por comunidad y sus defensas militares. Ejemplos dentro de muchos están hechos como las dos Declaraciones de La Habana en los primeros años del triunfo que fueron llevadas a consulta del pueblo en la Plaza de la Revolución. En la Segunda Declaración Cuba rompió los nexos con Taiwán, protectorado norteamericano, y estableció lazos diplomáticos con la República Popular de China, siendo el primer país del Hemisferio Occidental en hacerlo.
Las masas respaldaron la palabra de Fidel de que por Vietnam, cuando derramaba su sangre en justa lucha contra la agresión norteamericana, los cubanos estaban dispuestos a derramar su propia.
También la Batalla de Ideas se basa en la línea de masas para el alcance de difíciles realizaciones y continuar profundizando la obra de la Revolución en los más diversos frentes, incluidos la Revolución Energética, el logro de una cultura general integral, que incluya la conciencia económica y que rompe con el criterio de las élites, convirtiendo cada vez más a las masas en el principal objeto y sujeto de las transformaciones, con la universalización de la enseñanza universitaria gratuita llevada a cada municipio y abierta a cada ciudadano, donde no queda nadie aislado por muy intricado que esté su lugar de residencia.
Quinto. El modo de existencia del Partido, el Estado y las organizaciones de masas es el centralismo democrático, que garantiza que todos libremente analicen las tareas y la mayoría decida. Como Raúl precisó, junto a la subordinación de los organismos inferiores a los superiores, lo que garantiza la necesaria centralización normativa, metodológica, de planificación de los recursos, y de todos los demás aspectos que requieren estar centralizados en una u otra instancia, es necesario asegurar y garantizar, a la par, la indispensable autonomía de cada una de estas instancias del Poder Popular, para tomar decisiones adoptadas libremente y con responsabilidad propia en todas aquellas cuestiones de su competencia.
Nuestras organizaciones promueven una visión revolucionaria del concepto individuo al fomentar en él grandes valores, como la solidaridad, la honestidad, el espíritu de la cooperación con los demás y de los demás hacia él, haciendo que cada cual sienta y viva por las masas y las masas sientan y vivan por cada cual, y ese espíritu lo siembra el Partido en su labor de educación sistemática a través de diferentes medios, incluida la acción de sus militantes y organizaciones. Fidel definió el socialismo como la ciencia del ejemplo.
Sexto. Durante sus más de cien años de lucha, la Revolución Cubana ha ratificado el papel decisivo de las masas populares en la historia, siendo ella misma un acto de masas que en su última etapa, con todo un pueblo hecho un hervidero en cada rincón del país, se consuma como Revolución triunfante con la respuesta de toda la masa trabajadora al llamado de Fidel a la huelga general revolucionaria.
El Estado cubano por completo se corresponde con la definición de la democracia elaborada por Lincoln, presidente excepcional de Estados Unidos, líder de la lucha por la abolición de la esclavitud de los negros: Democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Esa definición tiene que ser aplicada por los revolucionarios cubanos en medio de una lucha incesante contra la rutina y métodos de ordeno y mando, propios de elementos burocratizados en la administración estatal y ocasionalmente en el propio Partido y organizaciones de masas.
Séptimo. La democracia socialista no es un fenómeno social sencillo ni nunca puede considerarse irreversible, pero su avance en Cuba se evidencia por su poder de resistencia al derrumbarse el factor externo que favorecía en economía a nuestro desarrollo: el intercambio justo con la URSS y llegar a límites demenciales Estados Unidos su bloqueo contra Cuba y su hostilidad.
El pulso de la Revolución son las masas; ella desata su pensamiento colectivo para ir al encuentro de soluciones que la renuevan constantemente y hacen cada vez más profunda.
Octavo. En aplicación de la más genuina democracia de la historia, al realizar las elecciones para los cargos del Poder Popular que jurídicamente es nuestro Estado socialista, el Partido no postula candidatos, ni actúa para la elección de los propuestos por las reuniones libres de los vecinos, agrupados en circunscripciones.
Igual hace al constituirse las asambleas municipales del Poder Popular con los delegados elegidos, las cuales postulan a los candidatos a diputados de la Asamblea Nacional, órgano supremo del Estado. Caso de fallar en su compromiso con el pueblo, la destitución de los elegidos es competencia de las Asambleas del Poder Popular y del Consejo de Estado, que informarán de inmediato al pueblo de la circunscripción correspondiente.
Noveno. El Partido, al que la Constitución Socialista aprobada en 1976, otorga la condición de guía del Estado y la sociedad, proviene por completo del seno del pueblo. Los integrantes del Partido tienen que pasar un riguroso proceso en el cual los colectivos de trabajadores o estudiantes proponen o, al menos, aprueban aquellos de sus miembros que pasan a militar en la vanguardia revolucionaria. La última palabra corresponde al Comité Municipal del Partido, que selecciona entre los propuestos por las masas, pero debe acudir a ellas a informarles sus decisiones. El Partido somete a la consideración de las masas los documentos rectores de la sociedad que se debaten y aprueban en sus congresos, lo mismo que leyes fundamentales. Los parlamentos obreros tienen en Cuba un peso determinante y se efectúan en cada centro de labor y estudio cada vez que se trate de asuntos estratégicos para el país.
Décimo. Los revolucionarios cubanos consideran que su proceso por la independencia y la justicia ha sido uno solo, desde l868 a hoy, profundizándose el concepto de lo justo. Ayer fue la abolición de la esclavitud de los negros, ahora es la abolición de la explotación del hombre por el hombre y el cese de toda discriminación.
El acto inicial de la fase victoriosa de ese proceso histórico único, fue el 26 de Julio de 1953 cuando Fidel, con Martí de autor intelectual, guiándose en secreto por sus ideales marxistas-leninistas aprendidos en forma autodidacta, llevó a un grupo de jóvenes al asalto al cuartel Moncada a fin de conseguir armas para el pueblo de Santiago de Cuba. Fracasó aquel empeño, muchos de los jóvenes asaltantes fueron torturados y asesinados y los demás, como el propio Fidel y Raúl, capturados y condenados a largas penas de prisión, pero el pueblo se movilizó y conquistó fueran amnistiados. Para evitar ser asesinados por el tirano Batista, marcharon a México y regresaron con la expedición del yate Granma, habiendo incorporado a las filas de los combatientes a figuras como Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos, hombres enteramente vinculados a las luchas populares.
Undécimo. El método de masas para el ingreso al Partido, concebido por Fidel, surge en la lucha por erradicar todo sectarismo, como el que padeció en su inicio el Partido. No hay que olvidar que comenzó por la coordinación y luego la unificación de las tres organizaciones que lucharon contra la tiranía de Batista, firmemente enraizadas en el pueblo. La principal de las tres fue el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, de cuyo seno surgió el Ejército Rebelde. También aportaron muchos héroes y mártires el primer Partido marxista-leninista, creado por Julio Antonio Mella y Carlos Baliño en 1925, y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, fundado por José Antonio Echeverría, asaltante en 1957 del palacio del tirano Batista.
Como fecha oficial de surgimiento del Partido se seleccionó el 16 de abril, porque ese día, en 1961, en el entierro de las víctimas del bombardeo norteamericano contra distintos lugares de Cuba, como preludio de la invasión mercenaria que el pueblo cubano derrotó en apenas 76 horas, Fidel proclamó el carácter socialista de la Revolución cubana, y explicó era la causa de aquella agresión, que expresa una hostilidad permanente de sucesivos gobiernos norteamericanos contra Cuba, manifestada en actos terroristas constantes y el bloqueo genocida, condenado por 184 países en la ONU.
Duodécimo. El Ejército Rebelde fue forjado en la Sierra Maestra con un sentido de fuerza del pueblo, y una vez alcanzada el 1 de Enero de 1959 la victoria sobre la tiranía, quedó consolidada con una huelga general de todo el pueblo. La tarea de los vencedores fue destruir el Estado semicolonial al servicio del imperialismo y edificar el nuevo Estado y el Partido a su vanguardia.
A diferencia de la Revolución que originó a la URSS o las que llevaron a su victoria a los pueblos de China, Vietnam y otros, en el caso de Cuba el Partido no dirigió la Revolución, sino es su resultado, pero siempre como expresión de la parte más avanzada del pueblo y cuya misión en todo y para todo es que sea el pueblo el que lleve adelante las inmensas tareas de creación de una nueva sociedad, cada vez más justa, humana, científica y eficiente.
Décimo tercero. Un rasgo distintivo de la sociedad socialista cubana es la existencia de poderosas organizaciones de masas que, al igual que el Partido y el Estado, se guían por el centralismo democrático.
Puede afirmarse que los organismos de base del Partido y los eslabones en la base del Estado y las organizaciones de masas, no solo llevan al pueblo las orientaciones de su Comité Central o el Consejo de Estado y el Gobierno, sino también representan la voluntad de las masas ante el órgano dirigente partidista y la dirección estatal y gubernamental. Son constantemente consultados y utilizados insistiéndose que tengan sus propios criterios, como en la lucha sin tregua por la ética consustancial a una revolución popular y contra toda manifestación de corrupción y burocratismo.
Décimo cuarto. Nuestras organizaciones promueven una visión revolucionaria del concepto de individuo al fomentar en él grandes valores humanistas, como la solidaridad, el espíritu de la cooperación con los demás y de los demás hacia él, haciendo que cada cual sienta y viva por las masas y las masas sientan y vivan por cada cual, y ese espíritu lo siembra el Partido en su labor de educación sistemática a través de diferentes medios, incluida la acción personal de sus militantes.
Mucho antes de producirse la Proclama de Fidel anunciando su repentina enfermedad, de la que se restablece, Raúl explicó que el Comandante en Jefe es uno solo y que después de Fidel solo cabe la actuación del Partido, lo cual significa la actuación del pueblo.
Décimo quinto. La doctrina militar cubana, tras desechar concepciones ajenas a nuestra realidad, es la Guerra de Todo el Pueblo, que se manifiesta en la preparación militar de millones de cubanas y cubanos, organizados para la defensa territorial, a actuar de conjunto con nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias. Raúl afirma que evitar la guerra es ganarla, dado que Cuba, como país socialista, tiene de política exterior la paz y la colaboración con todos los países, dejando al margen sus diferencias ideológicas y políticas. Es un dictado de la época.
Décimo sexto. También dicta la época la oposición de los revolucionarios a todo fanatismo e intolerancia respecto a las creencias religiosas.
La Constitución Socialista de Cuba ha sido modificada para especificar la condición de laico del Estado cubano y, a la luz de nuestra teoría revolucionaria, y la experiencia de sus organizaciones revolucionarias antes de hacerse una sola, el ateísmo no cabe en el Partido, y así lo reflejan sus estatutos, porque divide a las masas populares.
Cuba aprecia una coincidencia entre la fraternidad que predica su Revolución y el postulado bíblico de amar al prójimo como a ti mismo, y entre la igualdad que defiende, y la prédica de todas las religiones de que Dios creó iguales a todos los hombres.
Décimo séptimo. Además de la independencia, la soberanía y una sociedad con creciente justicia social, se abre paso la conciencia de que hay que salvar la supervivencia de la especie humana. La amenazan la política de terrorismo de Estado que lleva a cabo el imperialismo norteamericano y también el consumismo desenfrenado propio del régimen burgués. Hay que poner fin al efecto invernadero, que ha trastocado el clima mundial produciendo un desastre seguido de otro, y al agotamiento de los recursos naturales, en particular los energéticos originados en los hidrocarburos. Se impone una conciencia del ahorro en todos los terrenos. Esta es una de las banderas del pueblo cubano en la actualidad, lo que entraña un cambio de su propia mentalidad propensa al despilfarro por razones históricas.
Décimo octavo. El socialismo de Cuba, por su contenido de pueblo, siempre se ha guiado por la suprema enseñanza de Martí, que coincide plenamente con la visión de Marx, Engels y Lenin: Ser culto es el único modo de ser libre.
La educación, lo mismo que la salud, se fundamenta en Cuba no en principios socialistas, que conducen a retribuir según el trabajo, sino en principios comunistas, por ser enteramente gratuitas y para todos sin excepción.
El triunfo del comunismo, culminación de la milenaria lucha de la humanidad por su liberación de todo temor y de las condiciones de miseria y atraso propios de las sociedades explotadoras, que el imperialismo lleva al máximo, por ser el triunfo de todos los pueblos, no es posible sin la ciencia y la cultura, el arte y todas las manifestaciones de la creación humana.
Por ese camino, la Revolución cubana comenzó por alfabetizar a la tercera parte de su población, ante todo rural, que bajo el régimen burgués no sabía leer ni escribir, ganó las batallas del sexto grado y el noveno grado de escolaridad para todos los jóvenes, y se propone llevar a que mayoritariamente el pueblo alcance un nivel universitario.
Décimo noveno. Por haber pulverizado el predominio asfixiante, inhumano y cruel del capital de las oligarquías extranjeras y criollas, y conquistado su plena independencia, el pueblo cubano pasó a ser el componente de la nación, pues está en Miami, bajo el auspicio del gobierno de Estados Unidos, aquella parte suya que antes impedía todo esfuerzo de emancipación nacional y social, pero eso no basta. Fidel orienta vencer en una nueva misión: la creación del Capital Humano.
Considera que el Capital Humano es más poderoso que todo capital financiero, dado que significa la unión del espíritu revolucionario con una participación real en la ciencia. Sus exponentes son los médicos, las enfermeras, los maestros, los entrenadores deportivos y los técnicos en diferentes esferas que prestan servicios solidarios en muchos países. El Capital Humano es medio y fin del socialismo en el siglo XXI. Es el hombre nuevo que proclamó Marx y simboliza Che, como producto de la Revolución socialista, cualesquiera sean sus rasgos particulares.
El camino de forjar masivamente esa nueva personalidad con sentimientos colectivos, superando el egoísmo extremo propio de las sociedades divididas en clases antagónicas, ese camino que identifica la teoría y la práctica, entraña crear un pueblo nuevo, que Cuba tiene y sin cesar desarrolla.
Vigésimo. El pueblo nuevo de Cuba no es de naturaleza celestial, no está desprovisto de intereses personales y defectos del pasado, pero con Martí aprecia la utilidad de la virtud. Y por virtud entiende pensar en el nosotros tanto como en el yo, defender el bien, los valores morales más elevados y luchar siempre, sin reparar en riesgos, por el triunfo de la verdad.
Mucha importancia concede nuestro Partido a la joven generación, factor clave del presente y porvenir del pueblo, Junto al destacamento juvenil del Partido, la Unión de Jóvenes Comunistas, presta mucha atención a las organizaciones de los estudiantes universitarios y de la enseñanza media y a una nueva fuerza social revolucionaria: los Trabajadores Sociales.
En el Período Especial, al emplear fórmulas económicas inevitables y no directamente socialistas, se perdieron sin dudas algunos valores éticos, que ahora la Revolución cubana lucha por recuperar y fortalecer, pero se mantuvo el patriotismo, ese valor sagrado que es complemento del internacionalismo de la Revolución cubana. Ello explica el milagro, a los ojos de todos sus enemigos, y no pocos de sus amigos, de la Resistencia heroica del pueblo cubano..
Lejos de sentirse satisfecho por sus logros, de los cuales está profunda y justamente orgulloso, el Partido critica constante su propia labor y con ese ejemplo educa al Estado y al conjunto de la sociedad a considerar cada paso adelante como el compromiso de nuevos avances hacia la victoria completa de sus hermosos ideales. Es el modo de contribuir, con modestia y firmeza, a la batalla de todos los pueblos por la emancipación nacional y social, la paz, el progreso, la salvación de la naturaleza, la felicidad.

Raúl Valdés Vivó

11/12/2007

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