lunes, noviembre 24, 2008

Colombia: Entre la pirámide albanesa y el corralito argentino

Al comenzar en Colombia el derrumbe de las pirámides “para-financieras”, como la sabiduría popular ha comenzado a llamarlas, los intoxicadores de opinión del aparato de propaganda nacional dirigido por “el primo Obdulio”, trataron alegremente y sin ninguna contextualización de hacer alusión al caso del derrumbe de las pirámides financieras ocurrido en Albania entre 1996 y 1997, cuando la Mafia se apoderó del gobierno tras el colapso del régimen de Enver Hoxa. Pero en la medida que la historia albanesa citada se fue conociendo, enmudecieron.
La historia resumida, es más o menos así: En 1992, después del colapso de Ramiz Alia sucesor de E. Hoxa, Albania literalmente era un escombro como país. La Mafia fortalecida por el tráfico ilegal de personas hacia Europa, así como por el contrabando de toda clase de mercancías impuesto por la guerra de la OTAN a la vecina Yugoslavia, se había apoderado del gobierno, y una fiebre social por salir “rápidamente” de la pobreza y el aislamiento en la que habían permanecido durante décadas, se apoderó de toda la sociedad. Las pirámides financieras inducidas y toleradas desde el alto gobierno, aprovecharon el confuso marco legal existente para satisfacer esta demanda social y desfalcar más de la mitad del producto interno bruto de ese país.
El colapso financiero empezó cuando dos de estas principales firmas, no pudieron hacer frente a sus pagos y se declararon en bancarrota. Las protestas en la calle no se hicieron esperar y solo hasta ese entonces el gobierno reaccionó congelando los depósitos de estas firmas con el fin de evitar que el dinero desapareciera del todo.
Para Marzo de 1997 la situación ya era un caos, el gobierno había perdido el control del sur del país y en la calle más de un millón de armas circulaban provenientes de saqueos a cuarteles y comisarías, armas que podían verse en las protestas que se extendían por todo el país. Tiendas y almacenes eran saqueados, lo mismo que edificios estatales y bancos. La situación de descontrol se agravó con la deserción de numerosos policías y militares motivados por simpatía con los manifestantes y también por sus salarios miserables. Dos mil personas murieron en los choques.
El amor inicial de los ahorradores al gobierno, se trasformó rápidamente en un odio real al culparlo la situación, y así el famoso presidente Berisha, tuvo que dimitir para dar paso a un gobierno interino. La situación empeoró. Los ingresos del gobierno cayeron en picada, las aduanas y agencias de recaudación de impuestos fueron asaltadas. Muchas fábricas se vieron obligadas a parar su producción, la moneda albanesa, se depreció en un 40% y la inflación en la primera mitad del 1997 llegó a ser del 28%.
Los “Jerarcas del gobierno” albanés tuvieron cuidado de aconsejar en publico la inversión en las pirámides, pero si que las toleraron e incluso legitimaron. Los gestores de estas empresas eran vistos en las recepciones oficiales e incluso eran entrevistados en los medios de comunicación. Las conexiones con el partido del presidente Berisha eran más que obvias y más tarde reconocidas. También se llegaron a conocer las conexiones con otros partidos, militares y grupos económicos.
Después de la dimisión de Berisha, la ONU debió enviar 7.000 soldados para controlar la situación en las calles y el nuevo gobierno debió aceptar las imposiciones del FMI y el Banco Mundial para nombrar administradores externos que liquidaran las entidades financieras implicadas en la pirámide. También impusieron restricciones a la retirada de grandes sumas de los bancos, con el fin de proteger los inversores de las pirámides y salvar el sistema bancario y financiero albanés que no hubiera podido resistir una retirada en masa de depósitos. Solución que también fue impuesta en Argentina en el 2001 con el llamado “Corralito” ante el colosal desfalco financiero Neoliberal, de De la Rua.
Tras la intervención se pudo comprobar como muchas de estas empresas jamás habían tenido un negocio real detrás, sino que habían sido un mero cebo para atraer márranos incautos. Otras, aunque tenían un plan de negocios a más largo plazo, invirtieron recursos en hoteles, gasolineras y empresas como inversiones en propiedades inmobiliarias, agencias de viajes, supermercados, medios de comunicación incluida la propia televisión albanesa.
La economía albanesa nunca se recuperó del derrumbe de las pirámides financieras, ni de la sangrienta explosión social que siguió a continuación. Hoy día, Albania continúa siendo el país más pobre de Europa, en donde ya nadie después del saqueo, puede soñar con volverse un rico empresario capitalista, de la noche a la mañana.
En Colombia, parece que las duras lecciones albanesa y argentina han sido tenidas en cuenta por su clase dirigente que se apresta a enfrentar la situación con el estado de excepción : A comienzos de Octubre el magnate bancario Sarmiento Angulo quien cotiza en la bolsa de Wall Street husmeando lo que está sucediendo; en una reunión del gremio de los financieros ordenó al Cipayo mayor colombiano, que decretara la Conmoción Interior, lo que fue obedecido con premura y paralelamente, fue usada para romper la huelga del sindicato de los empleados Judiciales.
Y apenas comenzó la agitación social por el derrumbe de las “Para- pirámides” colombianas, el presidente del gremio de los comerciantes Guillermo Botero previendo una convulsa Navidad Negra a lo albanés y sin regalos para los familiares de los estafados, ordenó también al Cipayo mayor que decretara la medida excepcional de la Emergencia Social, la que inmediatamente también fue promulgada, con el fin de desaparecer los registros de las firmas piramidales y de contera, enfrentar a la Minga indígena que ya llegó a la Plaza de Bolívar en Bogotá.
Con esto, nunca como hoy se había visto en Colombia tan palpable y evidente la famosa frase del Manifiesto Comunista, escrita hace 151 años por Carlos Marx : “El gobierno del Estado Moderno no es más que una Junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”.(Manifiesto Comunista. Cap I pag 28. Edición quinto sol México).

Alberto Pinzón Sánchez (especial para ARGENPRESS.info)

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