Ni ellos mismos se los creen:
Dentro de los estudios que han realizado los famosos “tanques pensantes” estadounidenses en relación con la forma de llevar a cabo la subversión política ideológica contra Cuba, cuyo objetivo principal es facilitar lo que ellos denominan “transición”, no podía faltar el análisis de cómo debe realizarse este proceso dentro del MINFAR y del MININT.
Con esos fines, el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, dentro de un programa subvencionado por la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), realizó una investigación que fue dirigida por el Coronel Glenn Alexander Crowther, la cual se publicó en agosto del 2007, titulada “Requerimientos de Seguridad para la post-transición en Cuba.”
El Coronel Crowther , que ocupa el cargo de Profesor Investigador de Estudios sobre la Seguridad Nacional en dicho Instituto, posee una amplia hoja de servicio, una profunda experiencia en asuntos relacionados con la Seguridad Nacional de Estados Unidos y una alta preparación académica, lo que indica que el mismo fue cuidadosamente seleccionado para realizar este estudio.
Su carrera militar comenzó a nivel de pelotón y posteriormente de compañía en el 17 Regimiento de Infantería y la 7ma. División de Infantería Ligera en Fort Ord, California. Estuvo destacado al frente de una compañía en el área conjunta de seguridad en Pan Mun Jom , Corea y en el Centro de Entrenamiento de Cheju-do del propio país. Ocupo distintos cargos de importancia en el Comando Sur de Estados Unidos en Panamá y en Miami.
Trabajó en el Pentágono como Oficial de Política y Planes Estratégicos del Departamento del Ejército y como Oficial Político Militar en el Directorado de Política y Planes Estratégicos de la Junta de Jefes del Estado Mayor.
Se graduó como Oficial de Infantería del Curso Básico y del Superior. Cursó estudios en la Escuela de Personal para Oficiales Subalternos y en el Colegio para Oficiales Superiores de la Escuela de las Américas. Se graduó en la Escuela Fletcher de Leyes y Diplomacia de la Universidad de Tufts, donde alcanzó la Licenciatura en Relaciones Internacionales. Obtuvo el título de Master en Relaciones Internacionales en la Universidad de Estatal de Troy y terminó el Doctorado en Desarrollo Internacional en la Universidad de Tulane en Italia.
El objetivo del estudio realizado es contribuir al proceso de conceptualización sobre las acciones a realizar en relación con las fuerzas armadas cubanas en un futuro “post-Castro”. Se considera que estas acciones deben estar encaminadas a integrar dichas fuerzas a la “familia” de militares del hemisferio occidental, lo cual requerirá cambios en las misiones que cumplen y en las estructuras que forman su organización.
El estudio se fundamenta en distintas concepciones que conforman un escenario cuya premisa fundamental es que al faltar Fidel nuestra patria se convertiría en un caos. Esta situación requerirá de un tipo distinto de gobierno del que actualmente tenemos. Ese gobierno se califica de “transición”. Para poder perdurar, tendrá necesariamente que modificar las fuerzas armadas cubanas.
Las nuevas fuerzas armadas que se creen no tendrán que estar preparadas para enfrentar una agresión de Estados Unidos, que ya no consideraran su enemigo. Tampoco esas fuerzas armadas tendrán participación en la solución de problemas relacionados con la seguridad interna del país. En la reorganización y tratamiento a los dirigentes de esas fuerzas se aplicará la experiencia de lo aplicado en Nicaragua.
Como puede deducirse de lo planteado en el estudio, se realizaría un cambio total dentro de nuestras fuerzas armadas, de forma tal que no quede nada de lo que existe actualmente. Se plantea aplicar la experiencia de otros países, donde pudieron ir mediatizando y neutralizando a las fuerzas armadas, que de una fuerza revolucionaria se convirtieron en lo que tradicionalmente existe en países de América Latina.
El señor Crowther explica en su informe que las fuerzas armadas cubanas tienen características especiales, las cuales deben tomarse en consideración para llevar a cabo el proceso que se desea, pues de no hacerlo pudieran surgir serias dificultades con las mismas. Primeramente señala que nuestras fuerzas armadas están profundamente politizadas e identificadas con el gobierno cubano.
Añade que estas tienen un amplio poder dentro de la estructura y funcionamiento del estado, ya que muchos de los dirigentes proceden y mantienen vínculos con las fuerzas armadas.
Dentro del proceso de “transición” deben realizarse serios esfuerzos por convencer a los altos jefes de las fuerzas armadas que deben subordinarse al nuevo gobierno que se establezca, con el fin de que los militares no formen una alianza que se oponga al gobierno de “transición” sino que por el contrario colaboren con el mismo. Para lograr los objetivos señalados se establece una propuesta que consta de distintos pasos, los que son:
1.- Las fuerzas armadas cubanas deberán regirse por las mismas normas de funcionamiento del resto de las fuerzas armadas del Hemisferio Occidental. Estas normas estarán basadas en el “profesionalismo, la neutralidad política y la total subordinación a un gobierno civil”.
Lo que aquí se plantea en síntesis es que sean las fuerzas armadas de Estados Unidos las que establezcan esas normas de conducta. Se habla del “profesionalismo” de las fuerzas que han cometido innumerables crímenes contra la población civil de los países que han invadido a lo largo de los años, que han violado los derechos humanos, que han torturado y han hecho caso omiso al Derecho Internacional Humanitario.
Las fuerzas armadas estadounidenses no tienen “neutralidad política”, pues todas sus acciones van encaminadas a defender el sistema capitalista y a implantarlo en los países que invaden. Tampoco puede decirse que estas fuerzas están “subordinadas a una autoridad civil”, pues actúan con total libertad y en ocasiones han sido utilizadas en reprimir al propio pueblo estadounidense. En mi criterio las fuerzas armadas de Estados Unidos tienen un poder tal, que es el gobierno el que se subordina a los intereses de las mismas.
2.- Debe sustituirse el Ministerio de las Fuerzas Armadas por otro órgano que se denominaría Ministerio de Defensa, con las mismas funciones de los existentes en otros países de América Latina. Esto implicaría además, eliminar las funciones que realiza relacionadas con la seguridad interna del país. Para asegurar que el proceso se realice adecuadamente, “cubanos exilados” que cuenten con experiencia militar podrían asesorar, entrenar y establecer el campo de actuación de las nuevas fuerzas.
El problema no sería simplemente un cambio de nombre, junto con eso se aplicaría un profundo cambio de funciones que reduciría el potencial defensivo de nuestras fuerzas armadas. Como colofón a esta propuesta se incluye en la misma la participación de “cubanos exilados” que serían los encargados de materializar el cambio. Evidentemente el señor Crouther no sabe lo que está diciendo.
3.- Debe eliminarse todo tipo de cooperación entre el MINFAR y el MININT, de forma tal que los efectivos y medios que se destinan a resolver los problemas de la seguridad interna estén separados de los destinados a la defensa del país.
Lo principal de esta propuesta es precisamente el dividir las fuerzas, romper el bloque monolítico que forman MINFAR-MININT para poder actuar con mayor libertad en contra de ambos cuando se apliquen las medidas propias de la “transición”.
4.- Debe eliminarse de las actividades del MINFAR la actividad económica. Este tipo de actividad será desarrollada por comerciantes del sector privado o por organismos civiles del gobierno. Al MINFAR se le asignará un presupuesto con el que deberá cubrir todas sus necesidades.
Aquí la propuesta tiene varios ángulos, uno de ellos es la reinstauración de la propiedad privada en la vida de la nación cubana. La actividad seguramente la desarrollarían “cubanos exilados” o empresas estadounidenses con el fin de llenarse los bolsillos con las utilidades. Por otra parte se reducirían las posibilidades económicas del MINFAR al presupuesto que se le asigne, lo cual sería otra vía para limitar y controlar sus actividades.
5.- No deben desmovilizarse los efectivos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, pues esto pudiera crear un vacío en el aparato de seguridad, lo cual pudiera resultar peligroso. La desmovilización pudiera verse como una agresión a las FAR y provocar la Guerra de Todo el Pueblo contra Estados Unidos y el gobierno de “transición” que se instaure en el poder. Debe crearse un clima que favorezca la confianza de las fuerzas armadas en el nuevo gobierno.
Como puede verse la idea principal del estudio realizado es que el nuevo gobierno se gane la confianza de las fuerzas armadas para que estas mantengan control de la situación y tener que enfrentar la menor cantidad de situaciones posibles que afecten la seguridad nacional. Interesante la referencia a la Guerra de todo el Pueblo, pues con la misma se demuestra que la consideran un importante elemento en el enfrentamiento a Estados Unidos.
6.- Para lograr la “profesionalización” de las fuerzas armadas cubanas debe además involucrarse a otros países de América Latina que actúan con una alta “profesionalidad”. Entre otros pudieran incorporarse instructores de Colombia y El Salvador.
Independientemente de toda una serie de hechos que se han dado a la publicidad donde se involucran a las fuerzas armadas de los países que se ponen como ejemplo en el documento, que no son precisamente ejemplo de “profesionalidad” ni de respeto a los derechos de la población civil, los seleccionados son aquellos que tienen una mayor vinculación y subordinación a las fuerzas armadas de Estados Unidos. Lo que realmente se trataría de alcanzar sería eso, volver a los tiempos anteriores a la Revolución, cuando los “asesores” estadounidenses eran los que dictaban normas y subvencionaban al ejército y la policía de Batista.
7.- Abandonar la doctrina de la Guerra de todo el Pueblo, ya que Estados Unidos dejaría de ser un enemigo para Cuba.
Por segunda vez en el documento se menciona la Guerra de todo el Pueblo y la necesidad de que nuestras fuerzas armadas la abandonen como doctrina de guerra. La única explicación que damos a esto es que el análisis realizado por el enemigo principal en relación con nuestra doctrina militar le permite concluir que una invasión a nuestro país sería altamente costosa, tanto en vidas como en equipamiento, que sería una guerra prolongada y que no tienen seguridad de salir airosos de la misma.
Como resultado de abandonar nuestra doctrina militar, se plantea una sustancial reducción de las fuerzas armadas cubanas, tanto en medios como en efectivos, lo que disminuiría sustancialmente su capacidad operativa.
8.- Tanto la Milicia como los Comités de Defensa de la Revolución deben disolverse para poder llevar a cabo la “transición”. Esto sería una consecuencia de abandonar la doctrina de la Guerra de todo el Pueblo.
Verdaderamente hay preocupación con la Guerra de todo el Pueblo, lo demuestra que la vuelven a mencionar en el documento y además plantean la disolución de la Milicia y los CDR, lo cual demuestra que de acuerdo a los estimados del enemigo estas dos organizaciones resultan de vital importancia para la defensa de la Revolución.
9.- La “transición” debe convertir las fuerzas armadas cubanas en una fuerza de carácter voluntario. Esto se recomienda instrumentarlo a largo plazo.
Aquí existe una contradicción en el propio documento, pues se plantea la “profesionalización” y posteriormente se dice que deben convertirse en una fuerza de carácter voluntario. Es difícil que una fuerza de carácter voluntario pueda “profesionalizarse”.
Una fuerza de carácter voluntario tendría los conocimientos mínimos para ejecutar una acción militar, no tendría la preparación necesaria para utilizar los medios de defensa de alta complejidad técnica y científica que forman parte del arsenal de unas fuerzas armadas mejor preparadas.
Posiblemente lo que se aspira es que nuestras fuerzas armadas no cuenten con armas de una alta tecnología y poder, lo cual las tendría siempre en desventaja con las estadounidenses.
10.- Se recomienda ser paciente durante el proceso de “transición”, pues algunos oficiales de las FAR apoyarían los cambios mientras otros se opondrían.
El documento recomienda ir aplicando gradualmente la subversión política, el comprometimiento económico, el otorgamiento de becas y otros mecanismos que puedan actuar contra la ética y el espíritu de cuerpo de nuestras fuerza armadas. La idea es comprometer la mayor cantidad posible de oficiales y finalmente, aquellos que se mantengan firmes, jubilarlos.
11.- Se recomienda que en cuanto se establezca el gobierno de “transición” se nombre un grupo de oficiales estadounidenses como asesores en problemas militares y de seguridad. Debe asegurarse el establecer de inmediato la comunicación con los militares cubanos, la cual debe ser amistosa y respetuosa para ganarse su confianza.
Estos nombramientos serían el complemento necesario para aplicar la subversión y todas las demás acciones enumeradas en el punto anterior. El personal que nombre Estados Unidos vendrá con la tarea de penetrar nuestras fuerzas armadas mediante el reclutamiento de oficiales con el fin de fortalecer las posiciones estadounidenses dentro de las mismas. Introducir el “american way of life” dentro de nuestras fuerzas armadas.
12.- Debe establecerse lo antes posible la cooperación entre los servicios de seguridad estadounidenses y cubanos. Para estos fines también se nombrarán “asesores” que promoverán el intercambio de información y además darán becas para que oficiales de la seguridad cubana pasen cursos en escuelas de la seguridad estadounidense. Se establecerá la cooperación en todas las ramas de los servicios de seguridad, todo el MININT.
La idea principal es aplicar en el MININT el mismo método que con los miembros del MINFAR. Los “asesores” tendrán como objetivo la penetración y reclutamiento de oficiales de los servicios de seguridad cubanos y el MININT en general.
El objetivo es ejercer influencia política, subvertir, pervertir y destruir uno de los pilares de la Revolución para evitar cualquier oposición a la “transición”.
13.- Dejar de aplicarle a Cuba legislaciones punitivas que perjudiquen a la isla como la Ley Helms-Burton y otras. Debe asegurarse que el gobierno de “transición” no se sienta atacado, que busque en Estados Unidos todo tipo de ayuda para evitar que lo haga con Venezuela o la República Popular China.
Lo que aquí se plantea es una idea importante para complementar el plan ideado por Crowther, el cortar todo tipo de vínculo con países que pudieran interferir en sus objetivos y que Estados Unidos tenga el monopolio de estos. Toda la ayuda y asesoramiento debe ser ofrecida por ellos, no promover que se busque en otros países cuya influencia pudiera retardar u obstaculizar los planes que tienen con la isla.
14.- Ser magnánimo en el tratamiento a las fuerzas cubanas, no humillarlas, mostrarles comprensión y entendimiento, darles confianza, que se sientan protegidas. No hablarles del pasado, hablarles del futuro.
La idea es que los “asesores” dentro de su labor de reclutamiento, utilicen los métodos mas sofisticados y se alejen de la contradicción. Que los oficiales cubanos encuentren en ellos personas comprensibles, educadas, que los tratan con respeto lo cual ayudaría a que ofrezcan su colaboración.
Dentro de todo este plan se le otorga un papel importante a la vinculación de los oficiales cubanos con oficiales de países donde existió un régimen comunista y que en la actualidad son países “democráticos”. Estos pueden también ejercer influencia y contar a los cubanos sus experiencias para eliminar temores y que la disposición a cooperar con el gobierno de “transición” se incremente y solidifique. Algunos de estos países también deberán enviar “asesores” o al menos Agregados Militares a sus Embajadas en Cuba.
En resumen esto es lo que plantea el estudio del Coronel Crowther. Puede decirse que el mismo esta impregnado del subjetivismo, la preponderancia y la mala intención. Por su origen y objetivos no podríamos esperar otro tipo de enfoque.
El documento muestra públicamente las intenciones que existen en relación con el MINFAR y el MININT durante un gobierno de “transición”, como ellos lo califican. Pero, acaso ellos han contado con los combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio del Interior. Se creerán ellos, que ese pensamiento podrá convertirse en realidad. Como alguien una vez dijo: “Ni ellos mismos se los creen”. Pero, tienen que justificar un salario.
23/12/2008
Dr. Néstor García Iturbe-CUBA SOCIALISTA
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