La guerra contra los movimientos sociales latinoamericanos no es un
juego. El Golpe de Estado en Honduras, es sólo una muestra de lo que
son capaces de hacer los medios de la Sociedad Interamericana de
Prensa (SIP). Sus propietarios se han puesto al frente de esa
confrontación histórica para tratar de detener el avance los pueblos.
El trabajo de Globovisión, El Nacional, El Universal y CNN, no es
producto de la casualidad, se cumple un estricto lineamiento desde
México a la Patagonia por los medios bajo la tutela de la SIP para
darle legitimidad a salidas violentas que impidan a los pueblos
latinoamericanos seguir ganando espacios democráticamente. Si se
permite una situación como esta en Honduras luego vendrán por Correa,
volverán sobre Evo y Chávez, le aplicarán la misma fórmula a Daniel
Ortega.
Desconociendo la condena unánime de los países del ALBA, el Grupo de
Río, SICA, OEA, la ONU y la Unión Europea, los dueños de empresas
comunicacionales desafían a la comunidad internacional para tratar de
imponer un manto de legalidad a un Golpe de Estado con características
fascistas liderado por Roberto Micheletti.
Los amos de la prensa latinoamericana se sienten con el poder
suficiente para rebatir la realidad y la legalidad internacional, a
través de sus empresas mediáticas montan para-gobiernos, “verdades”
paralelas y minimizan las instancias diplomáticas internacionales si
no están cónsonas con sus intereses de clase.
Al poder de facto de estos magnates comunicacionales le importa poco
el marco legal internacional, son capaces de saltarse cualquier norma
constitucional con el objetivo de preservar el sistema
neoliberal-capitalista que defienden. Estamos frente a una minoría
apoderada de frecuencias radioeléctricas que le pertenecen a los
ciudadanos de cada nación, y que son utilizados para atacar de forma
inmisericorde a los pueblos humildes.
Con el Golpe de Estado en Honduras los dueños de empresas de
comunicación latinoamericanos han declarado la guerra no sólo al
pueblo hondureño, sino a todos aquellos que han elegido tener
gobiernos de izquierda o progresistas desafiando el sistema
internacional de medios de la SIP y los intereses económicos de las
clases dominantes de cada país, detrás de quienes están los poderosos
intereses de las empresas trasnacionales estadounidenses.
El Golpe de Estado en Honduras es el principio de una nueva escalada
de violencia incentivada por los sectores económicos dominantes cuyo
poder se multiplica por millones a través del terrorismo mediático de
la Sociedad Internacional de Prensa. Los pueblos se enfrentan a lo más
bajo, a personajes violentos, antinacionales, mercenarios,
terroristas, terroristas mediáticos
Harim Rodríguez D´Santiago
Periodista Venezolano
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