Después de mi artículo sobre el libro Tony Guiteras, un hombre guapo, de Paco Ignacio Taibo II numerosos lectores se interesaron en adquirirlo y tener más información de Guiteras. Debido a las vacaciones no me fue posible averiguar si habrá una edición mexicana, pregunta reiterada. Sin embargo, pude releer en estos días el libro Guiteras 100 años (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2007) con su espléndida selección de textos de la ensayista Ana Cairo que incluye testimonios de numerosos compañeros y contemporáneos de Tony y valoraciones entre las que destaca la muy penetrante que hiciera Che Guevara al cumplirse 27 años de su caída en combate y el ensayo “Guiteras y el socialismo cubano” del investigador Fernando Martínez Heredia (FMH). Por el breve espacio era imposible, como deseaba, comentar una selección tan abarcadora y decidí concentrarme en el trabajo de FMH debido a la trascendencia de sus contribuciones. De ellas se deriva la conclusión de que no es posible entender bien la actual revolución Cubana sin estudiar la del 30, una de las más complejas de América Latina en la primera mitad del siglo XX y, en particular, la personalidad y ejecutoria de Guiteras, único gran líder revolucionario en ocupar un alto cargo gubernamental en Cuba (virtual primer ministro) en el propio siglo y antes de 1959, en un gobierno que, como apunta el autor resultó precursor del surgido en ese año puesto que aunque fuera en su breve existencia de poco más de tres meses logró lo que parecía imposible en un país sujeto a la dependencia y al más estricto control imperial: ser independiente de Estados Unidos y no tranzar nunca con este, lo que no es únicamente debido al firme antimperialismo guiterista sino también al nacionalismo de Ramón Grau en esa época -figura revalorada con precisión en sus virtudes y limitaciones por FMH- y a la radicalidad del movimiento de masas. Aquél gobierno, afirmaría Guiteras poco después de su derrocamiento por la alianza Roosevelt-Batista, “mostró un mundo de posibilidades al pueblo de Cuba… mostró a los revolucionarios el camino”.
FMH desborda la creatividad a que nos tiene acostumbrados, exhibiendo una serie de hallazgos de gran trascendencia para situar en una nueva perspectiva la revolución del 30 y por ello singularmente valiosos para la lucha revolucionaria de hoy en América Latina. Es sólida y novedosa su argumentación al afirmar que Guiteras -”el más cabal continuador de Mella”- estableció el nexo entre la política revolucionaria cubana anterior y la futura, es decir, entre la revolución de independencia y el ideario de José Martí y el ataque al Moncada, el Ejército Rebelde y la revolución de liberación nacional y socialista liderada por Fidel. Y que Tony es junto a Mella el símbolo del “socialismo cubano”, cuya presencia en Cuba se dio en paralelo (y en choque) con el “socialismo soviético”.
El autor nos lleva a través de los hitos principales en la meteórica vida de Guiteras y nos revela la enorme importancia de la práctica política, incluida su fecunda obra de gobierno, en el desarrollo de su pensamiento revolucionario no obstante que como parte de su refinada formación intelectual leyera a Marx, a Lenin y a otros autores de izquierda. Es muy relevante la actuación de Tony como guerrillero que comprende la necesidad de la violencia revolucionaria y de la combinación de la lucha de liberación nacional con el socialismo y de la unidad en la lucha antimperialista, en esto también precursor de la revolución Cubana actual. FNH sintetiza el cuadro político-social e ideológico que provoca la gran rebelión social de los 30, la diversidad y heterogeneidad de las fuerzas y personalidades en pugna y los errores y limitaciones que llevaron a la derrota de la revolución. Entre estas, los gravísimos disparates a que la Internacional Comunista empujó a su sección cubana, el Partido Comunista de Cuba (PCC), formado por hombres y mujeres entregados y muchas veces heroicos. El sectarismo fue central en estos errores, que llevaron al PCC a actuar frecuentemente contra la realidad social, a aislarse y hasta contraponerse a revolucionarios como Tony, al que la Internacional llegó a catalogar de “socialfascista” mientras él se desvivía por cerrar filas con el PCC, entregar poder a los trabajadores y armarlos.
Pero el aporte señero de FMH es proclamar a Guiteras como uno de los padres del comunismo cubano y no sólo un gran revolucionario antimperialista.
Angel Guerra Cabrera
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