Cuba. Cierto que no se escoge el lugar donde se nace, pero cuando sucede, poco a poco se aferra a patrones y cánonesestablecidos por la sociedad. Pertenezco a una generación que vive bajo la macanuda obra revolucionaria. Del capitalismo tengo referencia a través de la historia, las vivencias de personas en la Cuba antes de 1959 y las informaciones que por diversos medios se publican.
No creo pertenecer a un pueblo perfecto, ni aspiro visualizarlo en este mundo; pero aquí soy parte de un constante cambio en pos de una mejor calidad de vida. Mi presidente no se corrompe, las operaciones a mi madre, complejas por cierto, solo costó un apretón de manos al cirujano y su equipo, formados todos en este período que una minoría intentan desahuciar.
Vivir en Cuba es una especie de privilegio, aún más, cuando muchísimos obreros se desloman en trabajos inseguros, plurales; no es que estemos exentos de problemas, sí, los tenemos, sabemos cuales son y lo más importante es la transformación de sus efectos nocivos que se contraponen a los intereses generales de los habitantes de este archipiélago.
Hoy en el barrio se habla de nominación, de virtudes, méritos capacidades entre vecinos; ocupan hilos conductores la agricultura urbana y suburbana, sustitución de importaciones, producciones de leche, carne, reorganización de la fuerza laboral, economía, construcción de viviendas, temas diversos que encuentran escenarios de discusión siempre sobre la base del respeto mutuo. Los Cubanos y las Cubanas polemizan más por estos días de béisbol, y si la novena de Industriales es realmente el equipo insigne de la pelota en el país, que del fallecimiento de preso común Orlando Zapata Tamayo; no se trata de insensibilidad, más bien es sentido común, todo sabemos que en materia de salud con la mayor de las Antillas no se juega.
Si me tocó nacer en este país, sería más honesto contribuir a su desarrollo, continuarllamando hermano a cualquiera de mis coterráneos, a defender un proceso que forma con principios éticos.
Carlos René Delgado
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