domingo, abril 25, 2010

Cochabamba: los pueblos debaten como salvar el clima


Como respuesta al fracaso de la cumbre climática de Copenhague el presidente de Bolivia convocó a la "Conferencia mundial de los pueblos sobre el cambio climático y los derechos de la Madre Tierra", que culminó el 22 de abril. Más de 20.000 personas de 132 países se dieron cita esta semana en Tiquipaya a 15 kms. de Cochabamba respondiendo a la convocatoria que, sin condiciones ni exclusiones, Evo Morales hiciera tanto a gobiernos que comparten los objetivos de la conferencia como a organizaciones de las Naciones Unidas, otras instituciones internacionales, científicos, ONG's y movimientos sociales. Por Eduardo Lucita.

Por ANRed - L

El fracaso de Copenhague

El estruendoso fracaso de la 15ª Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático que se desarrollara en Copenhague es el antecedente inmediato de esta conferencia. En aquella los grandes países del norte hicieron pesar sus negativas para firmar un documento que pusiera metas y plazos concretos. Esta actitud también los llevó a desconocer su deuda histórica con los países del sur. Como es conocido el centro de las controversias se manifestó al interior del G-2. EEUU rechazó una y otra vez firmar compromisos que implicaran una reducción sustancial de sus emisiones. China no aceptó la obligatoriedad de esas reducciones, mucho menos que fueran controladas por un organismo internacional autónomo. Como era de esperar tampoco trataron el monto de los fondos y su financiamiento para la reconversión de los procesos productivos en los países menos desarrollados.
Sobre el final del encuentro un comité de solo cinco países (EEUU, China, Brasil, India y Sudáfrica) presentó un acuerdo mínimo, apenas declarativo. Este acuerdo ha sido firmado hasta hoy solo por los 25 países más contaminadores del planeta y no hace más que confirmar el fracaso. Tal como está formulado sirve sólo a los intereses del gran capital y a la apropiación capitalista de los recursos y constituye una amenaza grave para los trabajadores del mundo, los pobres, los campesinos, las mujeres y los pueblos indígenas.

La convocatoria boliviana

El presidente Evo Morales criticó en forma muy dura ese documento. Tanto en lo formal, fue discutido entre pocos sin respetar el proceso de trabajo de la ONU, como en su contenido, ignoró por completo las recomendaciones del Grupo Intergubernamental de Estudio del Clima (GIEC) y no contemplaba ningún compromiso obligatorio ni garantías financieras para los países más pobres.
Como se recordará la delegación boliviana fue de las más activas en Copenhague, prácticamente la única en establecer, desde el inicio mismo de la conferencia, relaciones solidarias con los movimientos sociales. Fue una de las pocas en participar en el foro alternativo "Klimaforum" y en la conferencia oficial de las Naciones Unidas, contribuyendo, junto con los movimientos sociales y los miles de jóvenes que se dieron cita allí, a la organización y al éxito de la manifestación de "Reclaim Power", así como a acuñar la consigna unificadora: "Cambiemos el sistema, no el clima!".
Por lo tanto esta convocatoria a la "Conferencia mundial de los pueblos…" debe verse como una continuidad de aquellos posicionamientos políticos, tiene como objetivo analizar las causas estructurales del cambio climático y "…que sean los mismos pueblos quienes intervengan en el análisis de las causas y las posibles soluciones a la crisis climática global, en un diálogo abierto con los gobiernos que están a favor de la vida".

El significado de la sede

La elección de Cochabamba como sede de esta conferencia mundial no es un dato menor. Es en esta ciudad que tuvo lugar en el año 2000 la llamada "Guerra del agua" en contra de un grupo financiero multinacional y sus proyectos de privatización del agua. La victoria fue obtenida por un frente muy amplio de sindicatos, comités de barrio y asociaciones en el marco de la "Coordinadora del agua y la vida". Esta experiencia replicó luego en la ciudad boliviana del Alto y también en Perú.
Con estos antecedentes los movimientos sociales presentes en Cochabamba se propusieron debatir y organizar el apoyo a las propuestas e iniciativas de los gobiernos comprometidos con los derechos de los pueblos y de la naturaleza, así como acordar su agenda para potencializar alternativas y resistencias a la expansión de las relaciones de mercado a todos los dominios de la relación entre las personas y de ellas con la naturaleza, a la ofensiva de las transnacionales y a la militarización.
Así la conferencia mundial de los pueblos resultó una ocasión única para crear una relación de fuerzas favorable antes de la Cumbre Climática de la ONU que se hará en México en diciembre del 2010 y ante la cual se presentarán las conclusiones.
Al cierre de esta nota no se conocen todavía esas conclusiones pero si que hubo propuestas de realizar un referéndum en defensa de la Tierra-Madre y en contra del modelo capitalista destructor del ecosistema y de llamar a un Tribunal Internacional de Justicia Climática.
En los debates se planteó también la necesidad de impulsar un acuerdo internacional que obligue a los grandes países industrializados -principales responsables del calentamiento global- a reducir por lo menos en un 40% sus emisiones de gases de efecto invernadero de aquí al 2020, tomando como referencia las emisiones de 1990. También la necesidad de oponerse a la privatización y la mercantilización de los bienes comunes: el agua, la tierra, los bosques, los ríos, recuperar los recursos naturales que hoy están en manos las multinacionales. Y exigir que los países ricos se hagan cargo de la deuda ecológica que tienen con los países del Sur.
Así como se discutieron medidas inmediatas también creció la convicción que aun cuando estas se aplicaran concientemente no se resolvería el problema de fondo, porque su origen está en el modelo productivo impuesto por el sistema del capital. Por lo tanto se trata de salir de el ya que se está en una ligando la cuestión climática con la cuestión social y éstas en una dimensión antiimperialista y anticapitalista.
En última instancia se trata de ir creando una nueva sociedad, solidaria y capaz de vivir en armonía con la naturaleza, con nuevos paradigmas de producción y consumo, una alternativa que los movimientos indigenistas llaman del "Buen Vivir", que algunos llamamos "Ecosocialismo", y que el presidente Evo Morales en la sesión inaugural lo definió como "Socialismo Comunitario".

Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI - Economistas de Izquierda

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