viernes, abril 30, 2010

Las circunstancias demandan un Primero de mayo revolucionario


Los sindicatos son un instrumento de la clase obrera para luchar contra la explotación capitalista en primera instancia. Sin embargo, cuando las condiciones de vida de los trabajadores se degradan hasta el punto de la supervivencia, como empieza a suceder, la lucha económica y la revolucionaria deben conformar un solo puño.
Desde la caída del muro de Berlín, los derechos de los obreros han retrocedido a niveles semejantes a los que existían en los albores del siglo XX. La actual degeneración del capitalismo imperialista, la corrupción y la crisis que vaticinara Marx, juegan a favor de los sindicatos de clase en todo el mundo, que tienen en la huelga revolucionaria un arma para exigir democracia y un cambio de sistema.
Es cuestión de tiempo. Pero no debe olvidarse en esa espera, que el sentido final de toda organización obrera es la toma del poder. No es ninguna entelequia. Ya lo logró la burguesía polaca camuflada en un ente, disfrazado de proletario, llamado Solidaridad. Nos dirán que contaron con el apoyo imperialista, pero los obreros avanzados poseen un poder formidable: la conciencia de clase. Trabajemos en Internet, en los barrios y en las fábricas para erradicar la enajenación.
En España, a los datos del desempleo se ha unido la rebaja en la nota de la deuda a largo plazo, lo cual aumentará el paro hasta límites insospechados. La burguesía trata de quitar hierro al asunto pero, a fecha de hoy, nadie se atreve a pronosticar cuánto tiempo ha de pasar para que el crecimiento económico regrese a límites aceptables (aceptables para el capitalismo, claro está) y, según algunos analistas, el país está en quiebra técnica. Hoy más que nunca, es necesario desbordar las consignas vacías de los sindicatos conciliadores. Exijamos la expropiación de la banca privada, demandemos la creación de un Gobierno Provisional. Por un Primero de mayo revolucionario.

J.M. Álvarez

No hay comentarios.: