sábado, mayo 29, 2010

El concepto socialista de la reforma universitaria


Julio Antonio Mella fue el más destacado dirigente estudiantil en la lucha por la reforma Universitaria en la década del 20 del siglo pasado en Cuba. Fue fundador de la Federación Estudiantil Universitaria y del Partido Comunista de Cuba. Sus actividades revolucionarias entre los estudiantes y la clase obrera en su lucha contra el gobierno de Machado lo llevaron a la cárcel y al exilio en México. Nuestro país acababa de vivir su más grande revolución, Mella participó con gran ahínco en la lucha revolucionaria dentro del PCM, en las luchas de la clase obrera nacional e internacional pero también en el movimiento estudiantil. Antes de ser asesinado en la Ciudad de México, fue estudiante de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de México, hoy UNAM, en esta universidad formaría la Asociación de Estudiantes Proletarios. Fue participando en esta agrupación donde escribió uno de los más avanzados escritos del movimiento estudiantil latinoamericano: “El concepto socialista de la reforma universitaria”, que ahora presentamos.
Fue publicado en el número 1 del “Tren Blindado”, periódico de la Asociación de Estudiantes Proletarios. El nombre que Mella diera a dicha publicación merece una explicación. La clase obrera Rusa después de la toma del poder y bajo la dirección de los bolcheviques crearon el Ejército Rojo para defender la revolución de los ejércitos capitalistas invasores. El dirigente del Ejercito Rojo fue León Trotsky quien recorrió toda Rusia en su Tren Blindado, convirtiéndose en un símbolo de la revolución y de quien fuera su más grande dirigente junto con Lenin.
Mella Fue un gran admirador de estos dos grandes personajes, a Trotsky le llamaría “El dínamo de la Revolución”. Mella conocía bastante bien las ideas de León Trotsky, quien impulsaba la creación de una tendencia interna dentro de los partidos comunistas a nivel internacional para defender las autenticas ideas del marxismo y la democracia obrera frente al proceso de burocratización que se desarrollaba. Cuando escribió el artículo que abajo presentamos Mella ya había viajado a Bruselas al congreso Antiimperialista, ahí se reunió con Andrés Nin quien le proporcionó los documentos de la Oposición de Izquierda que Mella trajo a México y que fueron discutidos por militantes del PCM quienes formarían la Oposición de Izquierda mexicana que se opuso a la estalinización del PCM y de la Internacional Comunista.
La cercanía política a León Trotsky la podemos ver en escritos como “¿Qué es el ARPA?” que pronto publicaremos en nuestra web. No es casualidad que Julio Antonio Mella llamara a su periódico estudiantil en México el “Tren Blindado”, mostrando su gran simpatía y admiración al dirigente del Ejercito Rojo y la Revolución Rusa.
Comité de Redacción

El concepto socialista de la reforma universitaria

Mucho se habla de "Reforma Universitaria". El malestar y la inquietud existentes entre los estudiantes hace que se oigan los balbuceos de un lenguaje revolucionario. En Tren Blindado y en pláticas públicas trataremos de desarrollar las bases sociales de este movimiento, sus antecedentes históricos, sus principios fundamentales y todo aquello que sea necesario para su mejor comprensión por la multitud estudiantil.
Lo primero que necesitamos definir es el concepto real de la reforma universitaria. Hay mucha palabrería liberal y vacía sobre reforma universitaria, debido a que los elementos que en muchas partes tomaron parte de este movimiento lo eran de la burguesía liberal. Pero si la reforma va a acometerse con seriedad y con espíritu revolucionario no puede ser acometida más que con un espíritu socialista, el único espíritu revolucionario del momento.
Las universidades, como otras tantas instituciones del régimen presente, están hechas para sostener y ayudar el dominio de la clase que está en el poder. Creer que los intelectuales, o las instituciones de enseñanza no tienen vinculación con la división sociológica en clases de toda sociedad es una ingenuidad de los miopes políticos. Nunca una clase ha sostenido una institución, ni mucho menos instituciones de educación, si no es para su beneficio. Es en las universidades, en todas las instituciones de enseñanza, donde se forja la cultura de la clase dominante, donde salen sus servidores en el amplio campo de la ciencia que ella monopoliza. Las universidades de los países capitalistas modernos crean abogados, ingenieros, técnicos de toda naturaleza, para servir los intereses económicos de la clase dominante: la burguesía capitalista. Si se considera que los médicos pueden ser una excepción se caería en un grave error. La inmensa mayoría de los médicos que se gradúan, ¿son para servir en instituciones de beneficencia colectiva o para formar en la burguesía profesional individualista y explotadora? Que muchos médicos no triunfen, por las mismas injusticias del régimen presente, no indica que la aspiración del gremio no sea ésta.
Sentado esto, que no necesita ampliarse para cualquiera que posea una media cultura social, diremos que la reforma universitaria debe acometerse con el mismo concepto general de todas las reformas dentro de la organización económica y política actual. No hay ningún socialista honesto que suponga factible reformar toda esta vieja sociedad paulatinamente hasta sacar de ella una nueva y flamante como en las viejas utopías. La condición primera para reformar un régimen -lo ha demostrado siempre la historia- es la toma del poder por la clase portadora de esa reforma. Actualmente, la clase portadora de las reformas sociales es la clase proletaria. Todo debe ir convergente a esta finalidad. Pero el hecho de que la solución definitiva sea, en esto, como en otras mil cosas, la revolución social proletaria, no indica que se deba ser ajeno a las reformas en el sentido revolucionario de las palabras, ya que no son antagónicos estos conceptos.
Un concepto socialista de la lucha por mejorar la Universidad es similar al concepto del proletariado en su acción por mejorar las condiciones de su vida y su medio. Cada avance no es una meta, sino un escalón, para seguir ascendiendo, o un arma más que se gana al enemigo para vencerlo en la "lucha final".
Luchamos por una universidad más vinculada con las necesidades de los oprimidos, por una universidad más útil a la ciencia y no a las castas plutocráticas, por una universidad donde la moral y el carácter del estudiante no se moldee ni en el viejo principio del "magister dixit", ni en el individualista de las universidades republicanas de la América Latina o EE.UU.: Queremos una Universidad nueva que haga en el campo de la cultura lo que en el de la producción harán las fábricas del mañana sin accionistas parásitos ni capitalistas explotadores. Sabemos que no lo vamos a conseguir inmediatamente. Pero en la simple lucha por la obtención de ese ideal de la universidad del porvenir vamos a obtener un doble triunfo: agitar conciencias jóvenes ganando reductos en el frente educacional contra los enemigos del pueblo trabajador, y, probar, ante todos los revolucionarios sinceros, que la emancipación definitiva de la cultura y de sus instituciones no podrá hacerse sino conjuntamente con la emancipación de los esclavos de la producción moderna que son, también, los títeres inconscientes del teatro cómico de los regímenes políticos modernos.

Julio Antonio Mella
Septiembre de 1928

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