viernes, octubre 18, 2013

Cuando Bolivia cambió para siempre



Con un multitudinario acto en El Alto de La Paz y la promulgación del 17 de octubre como el "Día de la Dignidad Nacional", Bolivia recordó los 10 años de la denominada "Guerra del Gas". Un recorrido por el punto de inflexión del neoliberalismo y el comienzo de una nueva época.

Las fechas son anecdóticas pero valen para el recuerdo, la memoria, el análisis de los tiempos que van generando las transformaciones sociales que nos incumben. El llamado “octubre negro” en Bolivia fue quizás la expresión más alta de los diferentes levantamientos populares que sobre el principio del siglo jaquearon el tablero de los gobiernos neoliberales en Latinoamérica.
“No fue la guerra del Gas sino la masacre del Gas. Porque si hubiera una guerra hubieran estado los militares con armas y nosotros con armas, eso es una guerra. Nosotros no teníamos armas. Era jodido ver morir a uno de tus cuates, primos, familiares cayéndose como muñecos, y lo más triste es ver que tus mismos hermanos, que son los militares, que son la gente pobre, que no han podido estudiar para ser coronel, se enfrentaban a nosotros”, aclaraba en una entrevista en 2007 Abraham Bohorquez, comunicador comunitario de la Wayna Tambo, hiphopero aymara, Uka Mau y Que (“Asi las cosas ¿y que?”).
“Hay tres factores que son importantes en el 2003. Primero que la fecha marca el pico de explosión de un periodo que va del 2000 y empieza con la guerra del agua y termina en el 2008 con el enfrentamiento entre el gobierno y la oposición en Santa Cruz en que hay una reestructuración de las elites políticas del país" explica Boris Miranda, periodista y autor de La última Tarde del Adios, una crónica de investigación periodística sobre todo el proceso que se vivió en el 2003 en El Alto y la provinca de Omasuyos. Luego agrega: "Segundo que ese mismo día, en ese helicóptero no solo se marcha el Goñi Sánchez de Losada, sino también un montón de partidos y dirigentes políticos, como Jaime Paz Zamora, Tuto Quiroga, Carlos Sánchez Berzaín, que nunca más volvieron a tener impacto en la vida política del país. En tercer lugar es mismo día marca el principio de la idea autonómica de la oposición. Ese mismo día Rubén Costas (gobernador de Santa Cruz) hace una conferencia de prensa donde lanza el tema de la autonomía”.
El sociólogo Raúl Prada, agrega: “Lo que ha ocurrido del 2000 al 2005 ha sido un movimiento de movimientos, es decir una movilización de carácter prolongado, un concepto parecido al de Mao de guerra prolongada. En el caso del movimiento del altiplano recoge la memoria larga indígena que es la guerra anticolonial desde el siglo XVIII”.
Los gobiernos neoliberales habían tocado en el lugar más fuerte de la resistencia social boliviana, la poderosa Central Obrera Boliviana (COB). Un decreto del presidente Víctor Paz Estensoro privatizaba las minas y dejaba a miles de trabajadores desempleados o “relocalizados”. Algunos buscaron su supervivencia como colonos en el Trópico de Cochabamba, el Chapare; otras se trasladaron a la ciudad de El Alto, ocupando las laderas de La Paz. En ambos casos, antes la inexistencia del Estado, o peor aún antes la inexistencia de sus seres para el Estado, tuvieron que organizarse, generar calles, escuelas, mercados, juntas vecinales, federaciones.
Cuando llegaron las balas la experiencia minera fue vital para la resistencia según aseguran numerosos dirigentes cocaleros o de El Alto. En Cochabamba un nutrido grupo de personas y movimientos sociales se juntaron para evitar la privatización del agua. En el Chapare los cocaleros defiendieron su derecho a la producción de la hoja ancestral de coca. En el Altiplano, tras varios años de cárcel por su participación en el Ejército Guerrillero Tupac Katari, el dirigente aymara Felipe Quispe fue nombrado Secretario General de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y volvió a su región, Omasuyos, para reorganizar a los comunarios. “Del 98 al 99 estamos en proceso de reorganización, de preparación de cuadros políticos sindicales. Eso siempre estuvo organizado, era nomas reactivar, ponerlo a funcionar, el motor que teníamos, el año 2000 salimos”, cuenta Quispe.
Todos estos grupos se fueron apoyando, logrando reivindicaciones, negociando con el gobierno. Los cocaleros lideraron el Instrumento Político Para la Soberanía de los Pueblos (IPSP) creado por diferentes organizaciones sociales, su partido, el MAS, liderado por Evo Morales, da la sorpresa al alcanzar 21% de la votación para presidente en 2002.
En Achacachi, capital de la provincia de Omasuyos, se echa a las autoridades gubernamentales y se declara el autogobierno. El malku Quispe llama al ex dictador Hugo Banzer a hablar “de presidente a presidente” y cuando la famosa periodista Amanda Pando le pregunta por qué genera esa violencia, responde: “Por que no quiero que mi hija sea tu sirvienta”.
Tras la muerte de Banzer lo sucede Jorge “Tuto” Quiroga y luego Gonzalo “Goñi” Sánchez de Losada, empresario minero, uno de los principales gestores de las políticas neoliberales de principio a fin, desde su participación como ministro de Economía del gobierno de Víctor Paz Estensoro en los ochentas, hasta su salida en helicóptero en el 2003. Después de 65 muertos y un bloqueo que recordara las hazañas de Bartolina Sisa y Tupak Katari, el pueblo aymara termina arrinconado nuevamente al poder, firmando el certificado de defunción del Consenso de Washington en Bolivia.
“Yo no fui solito el que hace, sino fuimos un equipo, un grupo, una comunidad, un ayllu en la urbanidad; moviéndonos de aquí allá. Son cosas en las que uno se mete por obligación, por situaciones del momento, y en lo más intimo bien traduces tu discurso o sólo te quedas en eso, obviamente fue una prueba de convicción, hasta donde eres lo que dices. Fue una lucha histórica, una explosión anticolonial que se había acumulado desde la invasión, la colonia y la república" explica Abraham Delgado, militante en ese entonces de la Universidad Popular del Alto y actual funcionario del Tribunal Constitucional Plurinacional, Unidad de Descolonización. Y concluye: "No era cualquier levantamiento. Los que descendían marchando no eran blancos ni mestizos, sino indios, gremialistas, vecinos, estudiantes, fabriles, maestros, etc. Eran los aymaras de los ayllus y markas del departamento de La Paz, de las 20 provincias. Y en otras partes del país, también, los cocaleros, que tomaban carreteras y bloqueaban días enteros en Cochabamba o Santa Cruz, eran quechuas y de otros pueblos de las tierras bajas, como los guaraníes. Así podemos decir que esta Guerra del Gas era una lucha para liberarnos, y materializar otro poder desde nosotros mismos, como siempre".

Tomas Astelarra

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