Un par de libros nos presentan el compromiso del escritor.
La actividad del autor del << Hombre rebelde >> se abría en múltiples direcciones que iban desde la novela-ahí está su premio Nobel de literatura en 1957- al ensayo, pasando por el teatro, tanto suyo como algunas célebres adaptaciones, sin olvidar su labor como conferenciante y agitador, presente en el periodismo, terreno en el que mostró sin tapujos su vena rebelde, combativa, resistente y libertaria. Ese afán por ir con la verdad por delante le valió más de una pelea y más tarde cierta marginación o al menos intentos por orillarlo del panorama cultural del Hexágono; no se ha de obviar en este orden de cosas la extrañeza que provocó su tibieza angelical en el caso de la guerra de Argelia (1958-1962). Sus orígenes-digamos que << periféricos >> - además de su decidida apuesta por la libertad y contra cualquier forma de opresión y servidumbre le condujeron-como digo- a no ser bien visto por las corrientes dominantes dentro de la izquierda de la época que no hacían sino obedecer a los dictados de la URSS.
La obligación de intervenir en el día a día le hizo entregarse a labores periodísticas ya desde su juventud : dinamizando algunos diarios en la colonia en la que nació ( Soir Républicaine ,L´Alger Républicain ) y debiendo enfrentarse a diferentes prohibiciones por sus intempestivas opiniones a favor de la libertad en aquellos tiempos guerreros; ya en tierras hexagonales, dirigió el mítico Combat, órgano de prensa de la red resistente del mismo nombre, a la vez que colaboraba en otros diarios como Paris Soir., del que fue redactor jefe. Muestra de ese infatigable quehacer se presenta en dos volúmenes editados por La Linterna Sorda en su colección << Lo que no debe decirse >>: << La sangre de la libertad >> y << ¡ España libre ! >>. En los textos presentados, que pertenecen a los años que van de 1944 a 1958, se abordan un abanico de temas que preocupaban a Albert Camus en artículos publicados en el último periódico nombrado y en distintas publicaciones libertarias y sindicalistas de la CNT y de Solidaridad Obrera.( acostumbraba a decir que él llevaba a Bakunin en su corazón) Siempre dispuesto a hacer frente a los censores, ya que su modo de pensar le empujaba a aprehender la libertad en vez de suplicarla a la autoridad de turno. Diversas lecciones de ética periodística asoman en los artículos, defendiendo el periodismo como crítica y como combate por la libertad y por la justicia y no como incensario para con nadie. La prensa debía mostrar su independencia y había de luchar contra los poderes que oprimen a los individuos, apostando por la verdad, no temiendo la autocrítica, huyendo de sembrar cualquier tipo de odio y de desesperanza, y seleccionado aquellos textos que den cuenta de la situación evitando cargar las tintas y el recurso al insulto ; jamás se ha de servir a la mentira aunque con ello se pretendiese servir a alguna causa justa. Ahí queda subrayada la apuesta permanente de Camus por los medios que al fin y al cabo son el fin.
Su lucha contra el fascismo atraviesa los artículos y otras intervenciones( declaraciones, conferencias, etc.) y se traduce en su compromiso resistente que ya aparece desde las << Cartas a un amigo alemán >>, que tienen cierto aire de familia con algún texto de Robert Antelme, Vengeance? ,en donde se habla con claridad con respecto a la nefasta política germana, pero se hace especial hincapié en la aplicación de la justicia, y no de la venganza. No es extraño que debido a su afán por ser justo le valiese ser calificado de << Midi le juste >>.
La lucha contra los regímenes autoritarios no va a conocer los límites entre derecha y supuesta izquierda, ya que del mismo modo que muestra los horrores de Dachau, denuncia el socialismo cesarista-como él le llama- que en nombre de la revolución acaba sofocando cualquier espíritu de rebeldía, imponiendo el miedo y el terror; proceso que sigue el modelo de Saturno devorando a sus propios hijos. Tales ideas que ya habían madurado en << El hombre rebelde >> son aclaradas y matizadas frente a quienes le critican sin reparar en sus verdaderos posicionamientos, que distinguen netamente entre rebelión y revolución, constatando- y las experiencias históricas lo demuestran por doquier- que la segunda desemboca en tragedia, en sistemas cuya esencia es la disciplina centralizada en el partido auto-proclamado de vanguardia; como ejemplo su rechazo a la intervención soviética en Budapest que es lo que le hizo abandonar su breve militancia en el PCF; ya antes había denunciado con fuerza las imposiciones burocráticas y represivas en el Berlín este de 1953. El cogito camusiano es reivindicado: << me rebelo luego somos >>, y sus posturas contra el dirigismo le emparentan con las corrientes libertarias con las que había tomado contacto por medio de los refugiados hispanos. La justicia y la libertad son inseparables y no puede darse la una sin la otra: la primera sin la segunda finaliza en un cuartel, la segunda sin la primera supone el poder del capital. En la obra recién nombrado se puede leer : << el impulso revolucionario del rebelde está estrechamente determinado por las exigencias de la justicia y de la libertad, dos principios que, como ha demostrado la historia de las revoluciones, pueden entrar también en conflicto, ya que la libertad absoluta, es el derecho del más fuerte; y en revancha, la justicia absoluta destruye la libertad >> de donde Camus va a extraer la amarga constatación de que se da una << oposición irreductible entre el movimiento y la revuelta y los logros de la revolución>> lo que conduce a esta a intentar, en un primer momento, satisfacer las reivindicaciones de la revuelta, para a continuación << negarlas para afirmarse ella con mayor contundencia>>. No cabe duda de que los hechos le daban la razón y siguieron dándosela: Rusia, España, los países del Este europeo, China, Camboya, o… del mismo modo que no se puede negar la afirmación de Eric Hazan & Kamo, de quienes me permito citar un significativo trozo de su Premières mesures révolutionnaires : << los marxistas ortodoxos hablarán de “la disolución del Estado” , citarán El Estado y la revolución de Lenin, pero la historia de Occidente muestra que nunca los estados nacidos de una revolución se han dejado desaparecer. Al contrario, todos han trabajado para reforzar su aparato y en todo momento el refuerzo ha pasado por la eliminación de la extrema izquierda. Desde los campesinos rebeldes de Thomas Münzer a los obreros de la Comuna de Shangai, los Levellers de la guerra civil inglesa hasta los Cordeliers del año II, desde los insurgentes de Cronstadt y de Ucrania hasta os anarquistas y poumistas españoles, todos han conocido un final trágico. [ En este punto parece inevitable tropezar con una aporía: o bien, se intenta alcanzar la justicia con lo cual se ha de tocar la propiedad, o bien no se toca la propiedad, y entonces se vive en una supuesta libertad, injusta…lo primero desemboca de todas, todas en imposición , vía una iluminada vanguardia, mientras que lo segundo parece mantener las cosas como están: es decir, unos dueños y otros esclavos. Para los amantes de una concepción de la historia << científica>> parece que podría erigirse en ley inevitable que cada vez que se ha tratado de cambiar con profundidad las relaciones de propiedad, la cosa ha finalizado mal…basta acordarse de los regímenes llamados “comunistas” o en otro orden de cosas, en Allende, por ejemplo ]
Acerca de los Calígulas tan en boga en la época – Hitler, Mussolini y Franco – le hace discutir con unos y otros que ven en algunas de sus obras- Estado de sitio- algunas críticas injustificadas con respecto al franquismo, olvidando según ellos-por ejemplo el filósofo cristiano Gabriel Marcel- los crímenes que se cometen en el Este europeo. Precisamente sus críticas hacia la dirección que tomaban tales países “socialistas”- y las condenas explícitas de la aplicación de la pena de muerte que él con tanto denuedo criticó, por ejemplo con Arthur Koestler- le valieron enemistarse con algunos amigos, muyen concreto con toda la famille de Les Temps Modernes…por no hablar de los Thorez et compagnie.
Todos los textos destilan además de las cuestiones ya señaladas, una mirada moral-que no moralista- que ha de guiar el comportamiento honesto en el terreno político, sin obviar las críticas a las visiones optimistas y mecanicistas de algunas filosofías de la historia ante las que él recomendaba modestia y la admisión de cierto lugar para la incertidumbre, la duda, etc.; siempre con España en el corazón, reivindicando sus orígenes menorquines por parte de madre. Si ya en el primero de los volúmenes se pueden ver algunas intervenciones a favor de los republicanos hispanos y en contra de la barbarie franquista, el segundo-que toma el título del lema del anti-fascismo hispano, apoyado por 60000 brigadistas internacionales- está prácticamente en su integridad dedicado a la solidaridad con los represaliados de abajo los Pirineos, con los desmanes cometidos por Franco la muerte - que cantaba Léo Ferré y su España teñida de azul falangista y los palios e incensarios católicos como apoyo a la cruzada contra los rojos y ateos. Su denuncia contra la UNESCO es una muestra clara de su probidad a la hora de ponerse frente a las actitudes conciliadoras , que de hecho suponían una tabla de salvación, para el régimen del caudillo de El Ferrol, cuando no un embellecimiento. Defensa cerrada de los republicanos españoles hasta el punto de ser condecorado por el gobierno republicano en el exilio; artículos, mítines y alguna entrevista, siempre en combate contra Franco y su sed de sangre.
Albert Camus fue un destacado ejemplo de pensamiento solar, del Midi, que reivindicaba la vida, los placeres sencillos y la sensualidad frente al pragmatismo nórdico-en la línea de Paul Valery y de un mediterraneísmo nietzscheano ( - rindiendo verdadero culto a la tierra, al cuerpo y al sol, en una <
Si en vida vivieron sonados desencuentros-muy en especial por medio de personas cercanas al círculo del autor de << La náusea >> , como Francis Jeanson o Simone de Beauvoir- a la hora de las honras fúnebres, en 1960, se pudo leer diez días después de su muerte en France-Observateur : << Camus reafirmaba, en el corazón de nuestra época, frente a los maquiavélicos, frente al becerro de oro del realismo, la existencia del hecho moral. Él mismo era, por así decir, una afirmación inquebrantable. Por poco que uno lo leyera o reflexionara sobre él, percibía inmediatamente todos aquellos valores humanos que mantenía en su haber>>, y más tarde-y en la misma onda laudatoria-podía leerse en el recopilatorio Situations IV: <
Y…no le faltaba razón a Jean-Paul Sartre, y la lectura de estos certeros libros nos lo confirman palabra por palabra, en una línea inequívoca en pos de la <
Iñaki Urdanibia
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