sábado, julio 19, 2014

El libro de la LCR. Una presentación



Después de muchos años de discusión, estudio y trabajo, finalmente ha aparecido La historia de la Liga Comunista Revolucionaria (1970-1991) y lo ha hecho en un momento en el tren de la revolución ha vuelto a andar después de varias décadas de “contrarrevolución permanente” bajo el liderazgo de los amos de los amos del mundo que crearon su propia internacional y planificaron un programa hacia una “meta final” en la que el capital financiero reinaría sin oposición significada.
En los años de apogeo del pensamiento único, el ideal revolucionario fue perseguido hasta la tumba de Tutakamón. El viejo ideal que tan bien sintetizó la revolución francesa se ha había convertido en una tentación totalitaria gracias a la cual toda oposición a la ley de bronce según la cual quien paga manda, se convertía en sospechoso de comunismo, anarquía, populismo, ETA, tal como hemos podido ver en estos últimos tiempos contra PODEMOS, un movimiento político-social que cuestiona un sistema en el que el zorro haga lo que quiera en el gallinero.
Aunque la fecha inicial del estudio se sitúa en 1970, el punto de partida de la LCR fue el Frente de Liberación Popular (los “felipes”, ESBA en Euzkadi y FOC en Cataluña), en unos años sesenta que los portavoces del orden establecido consideraban como un tiempo detenido. El franquismo había superado la prueba del final de la II Guerra Mundial, era considerado como un mal menor para el Imperio y presumía una salud económica expansionista que estaba dejando atrás la España miserable y atrasada. En los países capitalistas democráticas se proclamaba que el neocapitalismo había integrado al movimiento obrero encuadrado en la socialdemocracia y en partidos comunistas que habían ganado un gran prestigio en la resistencia. La URSS ulterior al XX Congreso del PCUS vivía una época de optimismo reformista…Hablar de revolución era hacerlo exclusivamente del Tercer Mundo, de Cuba, el Vietnam, pero tras la muerte del Che, el panorama cambió y emergió una juventud obrera y estudiantil radicalizada.
Entre otras cosas, el FLP reunía dos características diferenciadas, rompía con el cuadro de la izquierda de la guerra civil abordando las nuevas situaciones y lo hacía mediante un movimiento democrático, de base. La combinación entre este FLP democrático y socialista y el referente de la JCR de Krivine y Bensaïd en el mayo del 68, dieron lugar a la LCR después de un año de debates internos en un tiempo en el que el esquema comunista de eficacia centralizada se imponía en la que en la fase siguiente iba a ser la izquierda radical mayoritaria: la maoísta. Surgida al calor del “faro de la revolución cultural” y el “Libro Rojo” que ofrecía todas las respuestas, todas ellas desaparecieron cuando murió Mao y la “banda de los cuatro” acabaron de la peor manera posible.
El ciclo revolucionario atravesó el mundo en una fase que se cierra con el auge y declive de la revolución sandinista, luego ya nada será igual. Durante un par de décadas la historia pareció nuevamente detenida, hasta que en América Latina las cosas comenzaron a cambiar. Se abría una nueva fase, in nuevo ciclo, nuevas movilizaciones, nuevas formas y movimientos que son insultados por los perros de guardia correspondientes. Ahora con nuevos rasgos: ahora nos han quitado el techo y el colchón del llamado Estado del Bienestar, además, las advertencias de desastre ecológico anunciadas en la época se han confirmado, estamos en el Titanic. Además, ha desaparecido el antimodelo del socialismo policíaco. La crisis sacude a la vieja izquierda basadas en estructuras jerárquicas que se apoyaban en una base social devota y poco formada. El libro pues aparece en el momento de un nuevo comenzamiento.
Llega con atraso en relación al proyecto inicial, pero lo cierto es que esto ha permitido que ahora puede ser leído y analizada desde una nueva perspectiva.
A mi entender, el asunto es tan apasionante que será mejor dejarlo aquí de momento y seguir en un próximo artículo.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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