domingo, agosto 03, 2014

La legitimación internacional de la masacre en Palestina



El nuevo bombardeo contra un centro de las Naciones Unidas en Gaza, que terminó con la vida de 20 palestinos (6 de ellos niños) la noche del martes, llevó la cifra de muertos en la Franja por arriba de los 1300. Este es el sexto ataque a un edificio bajo administración de la ONU (UNRWA) perpetrado por el Ejército israelí.
A pesar de que la ONU ha condenado el bombardeo en un comunicado público y que el comisario general de UNRWA en Jerusalén, Pierre Krähenbühl, expresó su “rabia e indignación”, el papel de Naciones Unidas es de una hipocresía absoluta. Las “deliberaciones” de la semana pasada sobre si el ejército sionista estaba cometiendo crímenes de guerra quedaron en la nada, mientras que se vale de la carta de los dos demonios para equiparar la resistencia palestina con las matanzas y la limpieza étnica del Estado terrorista de Israel. En ningún caso, y a pesar de las brutalidades cometidas incluso contra instalaciones de la UNRWA, las condenas pasaron de una declaración pública y nunca se planteó siquiera la posibilidad de aplicar sanciones a Israel.
La ONU es ni más ni menos que el eslabón que le da cobertura internacional al perverso mecanismo de asesinato en masa que se puso en marcha en Gaza.
Se trata de un sistema que funciona en base a un cinismo extremo: el ejército israelí utiliza el terror a gran escala sobre la población palestina, no solo profundizando el bloqueo que mantiene desde 2007, y cortando el sumisito de luz, agua y combustible en la Franja, sino arrojando panfletos desde sus aviones o llamando a la casa de los habitantes de Gaza para avisarles que tienen unos pocos minutos para abandonar todas sus pertenencias antes de que se inicie un bombardeo. Los que deciden quedarse para tratar de proteger lo poco que les queda son asesinados salvajemente y en muchos casos mueren en un solo bombardeo familias entras de hasta más de 20 miembros, como ocurrió la semana pasada. Aquellos que resignados y aterrorizados se ven obligados a huir, como es el caso de los más de 200.000 palestinos que ya fueron desplazados a causa del bombardeo y la ocupación sionista, terminan hacinados en edificios o campamentos como el de la ONU que hoy fue destruido por misiles israelíes.
La idea de que no hay lugar adonde ir. El terror y el castigo colectivo. Esas son las herramientas que utiliza el Ejército sionista en su objetivo de llevar adelante una limpieza étnica iniciada hace más de sesenta años contra el pueblo palestino.

Juan Andrés Gallardo

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