lunes, octubre 20, 2014

Asturias del 34, la Iglesia y la derecha española



Una efeméride, el 80 aniversario, nos invita nuevamente a reflexionar, estudiar y debatir sobre la revolución socialista de octubre del 34 en Asturias. Lo hará los próximas días 10, 11 y 12 de octubre, la Fundación Andreu Nin de Asturias que organiza una serie de actos centrados en la experiencia de la Alianza Obrera, el mayor antecedente unitario del movimiento obrero español clásico, trágicamente dividido históricamente.
Aunque a primera vista no se vislumbra que la derecha haya tomado alguna iniciativa al respecto, no debemos creer que se haya olvidado de hacerlo.
Lo viene haciendo, prácticamente desde siempre. Lo siguió haciendo bajo el manto religioso ya que el Papa Wotyla (el amigo de Pinochet por si alguien lo ha olvidado) canonizó a nueve religiosos españoles y uno argentino fusilados en Asturias entre 1934 y 1939. Todos los religiosos santificados, menos el argentino, claro, fueron fusilados en la localidad asturiana de Turón durante la revolución de 1934. Durante esta gesta en la que el pueblo se enfrentó a los cuerpos que reprimían las huelgas y movilizaciones pro sus derechos más elementales, se destruyeron 58 iglesias y fueron asesinados 34 sacerdotes. Los incidentes de Turón se desataron el 4 de octubre. Los nueve religiosos fueron acusados por los revolucionarios de tenencia de armas y fusilados en la mañana del día 9 a las puertas del cementerio. En ningún momento el Vaticano ha mostrado el menor interés de demostrar que no fue así, tampoco se lo había pedido nadie.
Los representantes municipales o del Gobierno regional de Asturias, del PSOE se limitaron a declarar que este gesto "no contribuyen a superar el odio de la división entre las dos Españas de aquella época". Por su parte, ellos no han hecho más que tratar de olvidar sus orígenes, ya tan lejanos que parecen de otro planeta.
A la ceremonia (21-XI-1999) acudieron señores a cual más piadoso y honesto, tal como el entonces presidente de Argentina, Carlos Menem, el entonces vicepresidente español Rodrigo Rato, junto a los presidentes de comunidades autónomas del PP en el momento, gente de misa de vida intachable como todos ustedes saben.
En su pontificado, Juan Pablo II llegó a beatificar a 230 “mártires de la guerra civil y de la revolución de Asturias” y a ni un sola persona religiosa de las muchas que murieron a manos de los que se habían sublevado “por Dios y por España” o sea, que solamente ha canonizado a partidarios de los insurrectos fascistas.
Esta línea de actuación resulta plenamente coincidente con el argumentario pepero, en base al cual se niegan a condenar el golpe de los militares fascistas financiados por Juan March, arguyendo que las izquierdas se niegan por su parte a condenar “el golpe de 1934”. .Esperanza Aguirre ha sido una de las portavoces neoconservadora que con más vehemencia ha empleado este esquema, el mismo seguramente que le permite tratar de “nazi” a no importa quien olvidando por supuesto que la derecha mantuvo su idilio con el nazismo al menos hasta el final de la II Guerra Mundial.
El diario Público consultó en la ocasión a diversos especialistas sobre la cuestión y, entre las respuestas obtenidas estaba las de Julián Casanova (Es una insurrección obrera que no tiene nada que ver con un golpe de Estado. No hay ningún historiador serio que quiera plantear esta lucha. Pero sí hay gente que busca legitimar el golpe de 1936", precisa. A su juicio, la gran diferencia entre los hechos de 1934 y el golpe de Estado del 36 está en que los primeros integraron una "insurrección obrera en un sitio localizado, Asturias", y en la que "la República defendió el orden". Mientras que el golpe "va a conquistar el poder político en Madrid".
Por su lado, Josep Fontana lamentó de la "ignorancia" que implica calificar de "golpe" lo acontecido en octubre del citado año. "No puede presentarse como un antecedente de 1936", Por su parte, el profesor de la Universidad de Extremadura Enrique Moradiellos insiste en remarcar las diferencias entre ambos episodios. "Que se subleve el ejército es una cosa gravísima, porque es parte del aparato del Estado. Que unos grupos civiles se enfrenten al Estado es algo que siempre tendremos, aunque también sea grave", y finalmente, Ricard Vinyes, profesor de la Universidad de Barcelona, reconoció que junto al intento de "revolución social" de Asturias en 1934 se produjo una "sublevación" contra la República. Pero que, a diferencia de lo ocurrido en 1936, "quienes en 1934 se rebelaron y tenían cargos institucionales fueron detenidos, juzgados, condenados y legalmente amnistiados".
Desde nuestro punto de vista, esta visión se atiene a una legalidad republicana que en manos de la CEDA y del ascendente fascismo (Calvo Sotelo), se debatía entre los que reclamaban a un Thiers (el presidente republicano francés que reprimió la comuna bajo la mirada atenta de Bismark), o los que ya argumentaban que la única solución era la del golpe militar, fascista por supuesto. Los líderes de la Alianza Obrera (coja y manca por la tibieza del PSOE y el sectarismo de la CNT), tenían una divisa, “antes Viena que Berlín”. En Viena, los obreros socialistas se habían insurreccionado contra el Gil Robles austriaco (Dollfuss), mientras que en Berlín los socialistas se atuvieron a la legalidad hasta que después de acabar internados en los primeros campos de concentración. Este es sin duda un buen tema de debate.
Por otro lado, el recurso de la insurrección comunera en Asturias ha sido el gran argumento de los revisionistas, incluyendo a los más reputados académicamente como es el caso Stanley G. Payne, el hombre del Pentágon en lo que a la historiografía española se refiere y por lo tanto, con todos los pláceles editoriales y mediáticos. El catedrático emérito de Historia en la Universidad de Wisconsin-Madison, ha efectuado una nueva entrega de su prolífica bibliografía con un libro sobre Franco que no se aparta demasiado en lo fundamental de las de Ricardo de la Cierva yLuís Suárez, el autor del retrato de Franco en elDiccionario Biográfico Español y a las que el propio Payne trata de “hagiografías”.
Payne ya ha escrito algunas “perlas” sobre la gesta proletaria. Así en su singular obra La revolución española, escribía:La represión, inmediatamente después del fracaso de la revolución, promovió una enorme campaña de propaganda izquierdista que exageró el alcance de la represión e inflamó los ánimos (pág. 164.)
En su ensayo sobre Franco (escrito junto con Jesús Palacios, se hace las siguientes afirmaciones: “La insurrección y la Guerra Civil fueron provocadas deliberadamente por la izquierda, y habrían tenido lugar igualmente con la participación de Franco o sin ella (…) Debe tenerse en cuenta que fue el Frente Popular, y no Franco, el que creó unas condiciones de guerra civil haciendo un uso arbitrario del poder en 1936”, Tampoco se quedan cortos en su evaluación de la etapa franquista: “Después de los años cuarenta no se produjo nada equiparable a la masiva y directa corrupción de los gobiernos socialistas o de centro derecha. Y esto viene siendo así porque en la España formalmente democrática desde 1977 se ha instalado un sistema de corrupción sin límite que afecta a todas sus instituciones”. También se proclama que el Caudillo no solamente fue el gobernante individual más poderoso de la historia de España, sino que también fue el modernizador definitivo de su país y el líder que alcanzó mayor éxito de todos los aspirantes a las ‘dictaduras de desarrollo’ del siglo XX”. Todo una muestrario sobre el como el neofranquismo y el neoliberalismo venden la historia del fascismo hispano.
Menos mal que en la izquierda todavía quedan entidades que trabajan en la memoria social y revolucionario y que tratan de crear espacio de encuentros entre las diversas izquierdas. En los actos de Asturias participan –aparte da la propia FAN- personal afín al PCE y a la CNT, pero no hay ningún representante del PSOE, quizás porque cada vez está quedando más claro que el de Felipe González es totalmente ajeno al de Pablo Iglesias y el de Largo Caballero.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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