domingo, octubre 12, 2014

A 80 años de la heroica comuna de Asturias



Hace 80 años, el 5 de octubre de 1934, los trabajadores de Asturias se levantaron en una heroica insurrección obrera que derrotó al ejército dirigido por Franco. Desde el corazón minero de Asturias, en el norte de España, construyeron una comuna obrera que durante 15 días mostró el poder de los trabajadores. Los capitalistas españoles y del mundo entero temblaron ante este experimento avanzado del poder obrero en un país de Europa occidental. La comuna de Asturias anticipó y prologó a la gran revolución española obrera y campesina que estalló en 1936 contra el golpe de estado de Franco. Los trabajadores asturianos fueron derrotados mediante una brutal represión. Pero las lecciones de la heroica comuna son parte de la historia de la clase trabajadora en todo el mundo.

¿Por qué se levantó Asturias?

Entrevistamos al historiador gallego Antonio Liz, que escribió varios libros sobre el tema, y nos da su opinión: “El gobierno republicano-socialista no había satisfecho las esperanzas que la mayoría de la clase trabajadora había puesto en él y, además de esto, las represalias al movimiento obrero habían sido durísimas, castigando fundamentalmente al sector anarcosindicalista. Ni la reforma agraria ni las leyes para regular el capitalismo supusieron una mejora real de la vida material de la clase trabajadora por lo que las huelgas fueron constantes y, además, hubo dos insurrecciones de los anarcosindicalistas. Ante los conflictos huelguísticos e insurreccionales, el gobierno republicano-socialista contestó con una durísima represión. La guinda represiva se dio en Casas Viejas (Cádiz), donde la Guardia Civil y la Guardia de Asalto asesinaron literalmente a campesinos, a unos incendiando la choza en la que se defendían y a otros cazándolos como animales”.
El detonante se encuentra en las elecciones de gobierno del 19 de noviembre de 1933, que las ganó la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). El triunfo de la CEDA encendió la alerta en todas las organizaciones del movimiento obrero, ante el temor de un triunfo electoral del fascismo, cuando Hitler ya había llegado al poder por esta vía en Alemania.
Comenzaba el llamado bienio negro, después de años de gobiernos socialistas-republicanos que no habían dado respuesta a las exigencias de las masas obreras y campesinas. La represión se agudizó, persecuciones, cárcel a miles de luchadores, etc.
A principios de octubre de 1934 se convocó a la huelga general en todo el Estado. La UGT (central sindical socialista) y la CNT (central sindical anarcosindicalista) eran organizaciones de masas. Pero las direcciones obreras reformistas como el PSOE y el PCE no prepararon la huelga general y buscaron darle un carácter pacífico.
En Asturias, en cambio, los trabajadores mineros son la avanzada de un verdadero levantamiento obrero. El día 5 de octubre los mineros armados con dinamita y algunas armas ocupan los cuarteles de la Guardia Civil, al día siguiente la ciudad de Oviedo estaba tomada bajo su control comienza la comuna de Asturias.

¿Cómo se conquistó la Comuna?

Los trabajadores asturianos hicieron suyo un lema, UHP, Unión de Hermanos Proletarios. Este lema significaba la unidad desde abajo de la clase trabajadora asturiana, impuesta a sus dirigentes. Tanto la UGT como la CNT participaban de la “Alianza obrera” que llamó a la huelga general.
Antonio Liz destaca esa unidad como condición para el triunfo: “Ante esta unidad de acción y bajo el programa de conquistar un Estado obrero, la clase trabajadora en Asturias se lanzó decididamente al combate contra las fuerzas represivas y el ejército y, a pesar de estar mal armada y escasa de municiones, fue venciendo paso a paso a las fuerzas represivas y al ejército hasta acorralarlo en algunos edificios del centro de Oviedo, cuya conquista era sólo cuestión de pocos días. Las principales conquistas de la clase trabajadora asturiana se pueden resumir esquemáticamente en dos, la creación del embrión de un Ejército Rojo y la organización de la política y de la economía a través de los comités obreros en los que descansaba el poder por la base y con un Comité Revolucionario para toda Asturias”.
Los trabajadores formaron comités de abastecimiento, como en la localidad de Mieres, que a su vez formó sus propias milicias. La clave fue la autoorganización obrera, mediante comités locales que se ocupaban de los alimentos, la salud y las necesidades de la población, junto al armamento popular para defender la Comuna.
Sin embargo, pocos días después los dirigentes socialistas abandonan la lucha de la Comuna, dejándola en el completo aislamiento. La huelga general no había tenido continuidad en el resto del Estado y Asturias quedaba resistiendo en soledad.
Liz explica que este aislamiento es la causa fundamental de la derrota de Asturias: “Lo que ocurrió es que esta victoria de la clase trabajadora sólo se dio en Asturias por lo que el Estado republicano pudo concentrar allí todo el poder de su aparato represivo. Así, envió al ejército, a la marina y a tropas coloniales del Marruecos español”.
Los comuneros de Asturias fueron aislados, sin el apoyo de los dirigentes socialistas, anarquistas y estalinistas. Toda la fuerza del ejército se volcó sobre ellos. Hubo más de 3.000 muertos y miles de encarcelados.
Después de la derrota de Asturias, las direcciones obreras consolidaron la estrategia del Frente Popular, es decir, la alianza de los trabajadores con sectores de la burguesía. Lo contrario del camino de la autoorganización obrera que tuvo laboratorio en Asturias.
Concluye Antonio Liz: “Para la juventud obrera, para los jóvenes luchadores, lo que sigue a la Revolución asturiana, es febrero de 1936. La victoria electoral del Frente Popular es hoy de gran importancia ya que informa que cuando la clase trabajadora siendo la vanguardia social se supedita políticamente a la burguesía y a los sectores democráticos, su derrota política está absolutamente garantizada. Que no olviden los jóvenes luchadores que la clase trabajadora tiene que liderar a la mayoría de la nación para conquistar el poder. Si, por el contrario, se subordina a los sectores burgueses y democráticos, su derrota política está cantada”.
Pero como dice Grandizo Munis, dirigente trotskista de aquellos años: “Aquellas iniciales horrendas a los ojos de la burguesía, UHP (Unión de Hermanos Proletarios) que los insurrectos grabaron en sus tanques toscamente fabricados, a cuyo grito cayeron acribillados millares de héroes, anónima grandeza extraída del fondo de las minas, son un guión de estrategia revolucionaria para el proletariado español y mundial”.

Josefina Martínez

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