jueves, abril 02, 2015

Rechazados más de 92 de cada 100 aspirantes a la UNAM



Como cada año la máxima casa de estudios del país deja fuera a miles de jóvenes dispuestos a estudiar una licenciatura.

En esta ocasión de los 128 519 solicitantes, 117 029 fueron rechazados en el pasado proceso de “selección” (91.1%) el cual, por medio de una examen, imposibilita cada año que jóvenes provenientes de diferentes estados del país y de distintas escuelas preparatorias puedan acceder al estudio en una de las más de 100 licenciaturas en esta universidad.
Muchos de estos jóvenes se movilizarán los próximos meses en las calles para exigir su derecho a tener un lugar en la universidad.
El examen de selección busca encubrir el hecho de que el presupuesto educativo en el país, y en particular a la educación superior, se mantiene muy por debajo del necesario para dar respuesta a la demanda de la población trabajadora.
Y es que mientras el presupuesto a la educación experimenta aumentos mínimos (cuando estos llegan a ocurrir), el presupuesto a la policía o al ejército no deja de aumentar considerablemente año con año, de la mano del aumento al gasto corriente, es decir, del gasto que significa el sueldo de diputados y funcionarios que en este país viven una vida de lujos y comodidades insultantes en relación con lo que vive la inmensa mayoría del pueblo trabajador.
De este modo una vez más decenas de miles de jóvenes serán privados de la posibilidad de estudiar en la UNAM y se sumarán a los también decenas de miles de rechazados del Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana y otras universidades en todo el país.
Así, millones de jóvenes se verán obligados a buscar un trabajo precario o a engrosar las filas del desempleo masivo en el que vive buena parte de la población juvenil en el país.
Al mismo tiempo las condiciones de estudio en el país son cada día más elitizadas. En las universidades cada vez más se eliminan derechos mínimos como un servicio de alimentación a buen precio y saludable, transporte subsidiado o fotocopias accesibles. Lo anterior se traduce en una importante deserción y en que cada vez menos los hijos de obreros o campesinos puedan acceder al estudio.
La educación pública, por la que el gobierno no deja de mostrarse supuestamente preocupado, es en realidad desdeñada abriendo paso a las universidades y escuelas privadas a la que muchos de estos jóvenes rechazados buscarán acceder con la intención de seguir estudiando aunque esto implique que su familiar tenga que endeudarse para sacar adelante el pago de los estudios.
Impulsar una transformación de fondo en el modelo educativo en el país implica no solo una reasignación de presupuesto sino el repensar el contenido y la enseñanza para ponerla en función de las necesidades de los trabajadores y el pueblo.

Farid Reyes

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