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sábado, enero 30, 2016
Para ganar una de las más grandes batallas por la cultura
Ciudad Escolar Abel Santamaria
Más de 300 000 personas reunidas en la plaza del antiguo regimiento acompañaron las palabras emocionadas del Comandante en Jefe
La Revolución se propuso erradicar el analfabetismo en un año y para ello contó con el esfuerzo de miles de personas en todo el país e incluso de la solidaridad de otras naciones. Foto: Mario Ferrer
Desde las primeras horas de la mañana del sábado 28 de enero de 1961, arribaron decenas de miles de villaclareños a Santa Clara para asistir al acto de inauguración de la Ciudad Escolar Abel Santamaría, en el lugar que ocupara el Regimiento Leoncio Vidal. Transformar cuarteles en escuelas fue una de las maneras más hermosas de materializar la prédica martiana y de mostrar la humanidad y fuerza latentes en la Revolución Cubana.
Más de 300 000 personas reunidas en la plaza del antiguo regimiento acompañaron las palabras emocionadas del Comandante en Jefe.
UNO DE LOS GRANDES ORGULLOS DEL PUEBLO CUBANO
Al iniciar su discurso, Fidel rememoró que el 28 de enero del año anterior se había inaugurado, en Santiago de Cuba, la Ciudad Escolar 26 de Julio en lo que fuera el antiguo Cuartel Moncada; y reflexionó sobre el simbolismo de este día en el que —por segunda vez consecutiva—, se conmemoraba el natalicio de Martí inaugurando una ciudad escolar donde antes se albergaban los soldados de la tiranía.
“Es posible —reflexionó Fidel— que ni ustedes ni nosotros volvamos a tener esta oportunidad. Es posible que ya el año que viene no podamos inaugurar el 28 de enero otro cuartel convertido en escuela. ¿Saben por qué? Porque ya están acabándosenos los cuarteles. Podremos abrir nuevos centros, construir otras ciudades escolares, pero no tendrá ese sabor, ese sabor tan grato para ustedes y para nosotros, de ver convertido en magnífico centro, de ver llenos de maquinarias esos pabellones que ayer estaban llenos de fusiles, de máquinas de muerte […]”.1
El sueño de convertir cuarteles en escuelas comenzó a materializarse el 14 de septiembre de 1959, cuando el Gobierno Revolucionario entregó la mayor fortaleza militar de Cuba —el Campamento de Columbia—, al Ministerio de Educación, para que construyera la Ciudad Escolar Libertad. Luego, en un tiempo relativamente corto, “hasta el último cuartelito” fue transformado en escuela. El simbolismo de transformar 69 centros de represión y tortura en escuelas, marca la diferencia con todos los regímenes anteriores y es uno de los grandes orgullos del pueblo cubano.
Se estaban haciendo realidad las proféticas palabras de Raúl Castro cuando, el 17 de enero de 1957, después del ataque victorioso al cuartel de La Plata en la Sierra Maestra, escribió en su diario de campaña: “Desde lo lejos se veían arder sobre los cuarteles de la opresión las llamas de la libertad. Algún día no lejano, sobre esas cenizas levantaremos escuelas”.2
EL FUSIL Y LA CARTILLA DE ALFABETIZACIÓN
Fidel en su intervención en Santa Clara no solo abordó el tema de la educación y la conversión de cuarteles en escuelas.
Él también se refirió a la situación que enfrentaba el territorio de Las Villas con numerosas bandas armadas en las montañas de Trinidad y Sancti Spíritus [Escambray]. Sobre este tema, argumentó cómo el imperialismo había hecho grandes esfuerzos para establecer una cabeza de playa contrarrevolucionaria en Las Villas; cómo se había realizado la persecución a incontables bandidos por más de mil campesinos del Escambray y otros cientos venidos de las zonas montañosas de la región oriental; y cómo se llevaron a cabo las operaciones para capturar a los principales cabecillas de aquellos grupos y ocuparles la mayor parte de las armas.
Cuando a finales de diciembre de 1960 se movilizaron las Milicias y el Ejército en pleno ante el peligro de una agresión directa del imperialismo, decenas de bandidos aventureros y esbirros batistianos pensaron que el imperialismo iba a invadir a Cuba y comenzaron a subir las montañas del Escambray “en fila india”.
Así fue como, mientras el pueblo estaba en las trincheras, el número de elementos contrarrevolucionarios ascendió a cerca de 500 en la zona de Trinidad y Sancti Spíritus. Ellos esperaban la invasión norteamericana, pero quienes llegaron fueron los milicianos. “las bandas contrarrevolucionarias han quedado abandonadas a su suerte —dijo Fidel—, como quedan abandonados todos los aventureros. […] Las patrullas de milicianos obreros, que están tomando posiciones y moviéndose dentro de los cerros, llevan, cada uno de ellos, una pequeña biblioteca y una cartilla de alfabetización. Es decir, que no solo van a combatir y liquidar a los elementos contrarrevolucionarios sino que van a desarrollar, al mismo tiempo, la campaña de alfabetización en el Escambray. Es posible que ninguna fuerza militar en la historia del mundo hubiese llevado juntos estos dos instrumentos: el fusil y la cartilla de alfabetización”.3
UNA BATALLA VERDADERAMENTE ÉPICA
Antes de concluir sus palabras, Fidel expresó que “la Revolución se ha propuesto ganar una de las más grandes batallas por la cultura que haya librado ningún pueblo. Se propone erradicar el analfabetismo en un año. […] Así que esa sí va a ser una batalla verdaderamente épica, en que debe participar todo el pueblo. La Revolución no se ha propuesto hasta hoy nada que no haya sido capaz de lograr, y ahora tenemos por delante esa meta”.
Lo más difícil para alcanzar esa meta, estaba en el aislamiento de los campesinos. Y Fidel planteó la necesidad de que hubiese un alfabetizador en cada casa de las montañas y convocó a todos los estudiantes —de 13 años en adelante— para formar un ejército de 100 000 alfabetizadores.
En honor a la verdad, la campaña de alfabetización tuvo sus antecedentes durante la lucha guerrillera en las adversas condiciones de la Sierra Maestra. Ernesto Che Guevara estaba entre quienes alfabetizaban a los soldados rebeldes. En un pasaje de su diario de campaña —redactado el 9 de febrero de 1957—, al referirse con dolor a la muerte de Julio Zenón Acosta, escribe:
“Fue mi primer alumno en la Sierra; estaba haciendo esfuerzos por alfabetizarlo y en los lugares donde nos deteníamos le iba enseñando las primeras letras; estábamos en la etapa de identificar la A y la O, la E y la I. Con mucho empeño, sin considerar los años pasados sino lo que quedaba por hacer, Julio Zenón se había dado a la tarea de alfabetizarse […] El guajiro inculto, el guajiro analfabeto que había sabido comprender las tareas enormes que tendría la Revolución después del triunfo y que se estaba preparando desde las primeras letras para ello, no podría acabar su labor”.4
La campaña de alfabetización, catalogada por Fidel como una gran batalla, obtuvo su victoria el 22 de diciembre de 1961, cuando Cuba fue declarada Territorio Libre de Analfabetismo.
Eugenio Suárez Pérez | internet@granma.cu
Acela Caner Román | internet@granma.cu
[1] Fidel Castro Ruz: Obra Revolucionaria, 5 de febrero de 1961, p. 5.
[2] Diarios de Campaña Ernesto Che Guevara y Raúl Castro Ruz. La conquista de la esperanza. Ediciones Verde Olivo, La Habana, 2004, p. 194.
[3] Fidel Castro Ruz: Obra Revolucionaria, 5 de febrero de 1961, pp. 13, 14 y 15.
[4] Diarios de Campaña Ernesto Che Guevara y Raúl Castro Ruz. La conquista de la esperanza. Ediciones Verde Olivo, La Habana, 2004, p. 275.
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