En la mañana del domingo 10 de enero falleció en La Habana, a la edad de 86 años y víctima de cáncer, el querido compañero Ernesto Vera Méndez, presidente de Honor de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap), quien había nacido el 29 de julio de 1929 en Sagua la Grande, antigua provincia de Las Villas.
Con una relevante trayectoria revolucionaria y periodística desde los años 1955-56 en la prensa clandestina y el Movimiento 26 de Julio, Ernesto Vera Méndez enfrentó la persecución, el arresto, la censura y el exilio, por parte de la tiranía de Batista, que llegó hasta el asalto policíaco al periódico La Calle, donde laboraba. También participó en la edición y distribución clandestinas de los periódicos Revolución y Vanguardia Obrera.
Después del triunfo revolucionario, ocupó importantes responsabilidades en la prensa, como director del periódico la Calle, primero y luego de La Tarde, vicedirector del periódico Revolución, fundador del periódico Granma en 1965, del cual llegó a ser subdirector. Fue fundador del Partido Comunista de Cuba.
En 1966, en el Segundo Congreso de la UPEC, fue elegido como presidente, función que desempeñó hasta 1986, cuando pasa a presidir la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap).
Durante muchos años Ernesto mantuvo su presencia como profesor en las aulas tanto de la Universidad de La Habana como en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En la Organización Internacional de Periodistas (OIP), asumió una de las vicepresidencias y se desempeñó como director de la Oficina Regional para América Latina, con sede en México. Apoyó la participación de la UPEC en las luchas por un nuevo orden mundial de la comunicación y la información.
A lo largo de su fructífera vida y por los servicios prestados recibió numerosas distinciones y reconocimientos, entre ellos, el Premio Nacional de Periodismo José Martí por la Obra de la Vida.
Las justicieras palabras con las que Granma comunicó a los revolucionarios de Cuba y de todo el planeta la desaparición física del patriota y revolucionario ejemplar me impelen a esbozar aquí mismo mi propio y fervoroso homenaje al camarada ido.
Y pienso que no hay mejor y más justo modo de hacerlo que citando las palabras de Federico Engels unos momentos antes de que Carlos Marx volviera para siempre a la tierra en el cementerio londinense de High Gate: ¡Qué gran corazón ha dejado de latir, qué enorme cerebro ha dejado de pensar!
Gran corazón y enorme cerebro que María Esther, mi compañera de toda la vida, y yo tuvimos la dicha de disfrutar desde el ya lejano 1987 en que conocimos a Ernesto Vera y a Fifi, su infaltable compañera, en su casa-oficina de la ciudad de México. Disfrute casi cotidiano que se prolongó hasta la vuelta a su patria cubana once años después para reencontrarse con sus hijos y nietos a quienes conocimos y queremos como a nuestros propios hijos y nietos.
Adiós, querido camarada. Tu ejemplo de revolucionario integérrimo nos acompañará, como dice el también revolucionario Rubén Montedónico, hasta nuestra propia desaparición física.
Miguel Ángel Ferrer
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